En Rochester, Nueva York, más de 200 residentes, incluidos líderes religiosos y legisladores, enfrentaron a agentes de ICE y obligaron a suspender una redada migratoria en Park Avenue. El operativo buscaba detener a trabajadores de la construcción, pero la protesta masiva forzó la salida de los federales entre consignas de rechazo y la reafirmación del carácter de ciudad santuario.