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Paraíso progresista: dócil con los criminales, fuerte contra Trump

"No creo que Donald Trump sea perfecto, y de hecho, espero que no gane la nominación republicana. Sin embargo, este caso es débil, y absurdo. Pero, sobre todo, una burla a los neoyorquinos quienes, sumergidos en el crimen desmedido, han de presenciar a un fiscal que premia a los violadores mientras castiga a sus oponentes políticos".
Opinión
Panelista del programa Línea de Fuego de Vix / Coautor del libro "Después del socialismo".
2023-03-24T11:52:39-04:00
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"La pregunta y disyuntiva que surge es, ¿qué hizo Trump?". Crédito: Sue Ogrocki/AP

El pasado viernes el expresidente y actual candidato presidencial Donald Trump se convirtió una vez más en noticia. La causa en esta ocasión resultó bastante distintiva. NBC reportó que “las fuerzas de seguridad se preparan para una posible imputación de Trump la próxima semana”.

Como es propio de su temperamento y estrategia política, la respuesta del exmandatario no se hizo esperar.

El sábado 18 de marzo, a través de su red social Truth Social, Donald Trump escribió “Filtraciones ilegales de una oficina corrupta y altamente política del fiscal del distrito de Manhattan... indican que, sin que se haya podido probar ningún delito... el principal candidato republicano y expresidente de los Estados Unidos de América, será arrestado el martes de la próxima semana. Protesta, recuperemos nuestra nación”.

Mucho se ha hablado en los últimos días, y no es de sorprender. 246 años han transcurrido desde la declaración de independencia el 4 de julio de 1776, y nunca un expresidente ha sido encarcelado por delitos en Estados Unidos. Escándalos abundantes existieron durante la historia, pero esto, sin duda, marcaría un precedente.

La pregunta y disyuntiva que surge es, ¿qué hizo Trump? Y de la manera más simple posible se puede referir lo siguiente: el caso gira en torno a la afirmación de que el expresidente supuestamente intentó encubrir una infracción de la financiación de la campaña electoral de la que nunca fue acusado.

El caso de Nueva York está a cargo del fiscal Alvin Bragg y se basa en un supuesto pago en 2016 para silenciar a la actriz porno Stormy Daniels, quien afirma que tuvo una aventura sexual con Trump en 2006.

Aunque Trump nunca aceptó dicho encuentro, su abogado en ese momento, Michael Cohen, pagó a Daniels 130,000 dólares para mantener la historia fuera de la prensa. Es importante mencionar, que ese pago no es intrínsecamente delictivo.

Sin embargo, los fiscales federales lo consideraron una contribución ilegal a la campaña porque, según dijeron, su "propósito principal" era "influir en las elecciones". Ahora, a pesar de esto, los fiscales federales no consideraron que las pruebas de este supuesto delito fueran lo suficientemente sólidas como para acusar a Trump.

Tranquilamente, se podría argumentar que dicho pago, de haberse efectuado realmente por Trump, tenía la intención de salvaguardar la imagen del expresidente o incluso la estabilidad emocional de su relación actual, sin tener un objetivo exclusivo en la posible influencia electoral o política.

Ahora, el argumento principal de quienes acusan al expresidente Trump radica en el testimonio de Michael Cohen, quién se declaró culpable de violar los límites federales a las contribuciones de campaña en 2018.

Pero en las últimas horas, los testimonios de Cohen han perdido fuerza. Una carta recién sacada a la luz de 2018 lo muestra mintiendo a los funcionarios electorales federales sobre su infame pago de 130,000 dólares a Daniels, dejando entrever que Trump no le reembolsó dicho pago. Por lo tanto, el expresidente no estaría necesariamente involucrado.

Adicionalmente, Robert Costello, un exfiscal federal, declaró ante el gran jurado que Cohen, a quien solía asesorar legalmente, no es de fiar. ”Le dije al gran jurado que este tipo no podría decir la verdad ni aunque le pusieras una pistola en la cabeza", declaró a The New York Times tras su testimonio.

Del mismo modo que un expresidente no está por encima de la ley, tampoco se le debería aplicar una norma que no existe.

Sin dudas, más allá de la discusión legal, esto tiene una gran connotación política. Procesar y encarcelar a Trump por el “pago” a Daniels es absurdo. Obviamente, tiene una finalidad política, y viene del mismo fiscal que se comprometió en 2022 a no procesar delitos menores.

No ignoremos algo relevante, Bragg representa un sector progresista radical degradó la mitad de los delitos graves a delitos menores poniendo en peligro la vida de los neoyorquinos. De hecho, en su primer día en el cargo, el fiscal de distrito Bragg, anunció todos los delitos que no perseguiría.

La persona elegida como máximo responsable de la aplicación de la ley tenía una larga lista de leyes que no respetaba lo suficiente como para hacerlas cumplir.

Por ejemplo, como resultado de las políticas de este fiscal, a Justin Washington, de 25 años, se le prometió una pena de solo 30 días de cárcel, junto con cinco años de libertad condicional, después de que en agosto aceptara declararse culpable de un cargo de coacción en su caso de violación en Manhattan.

Es decir, un individuo acusado de violación que se declaró culpable de un cargo de coacción cumplió tan solo 30 días de cárcel. ¿Qué hizo al salir de la cárcel? Atacar sexualmente a cinco personas, según reportes de medios locales.

Un oficial de la policía de Manhattan comentó, “¿Cómo es posible que un hombre que viola a una adolescente inocente salga a la calle para agredir sexualmente a [cinco] personas inocentes más, entre ellas una persona sin hogar?"

Esa es la realidad de Manhattan. Es la realidad de New York. Es la realidad del infierno progresista donde los criminales transitan por las calles, porque de acuerdo con ellos, son víctimas de una sociedad que no le brinda alternativas ni oportunidades.

No vendan la idea, por favor, de que el caso de Daniels y Trump es una búsqueda de la justicia, en una ciudad donde violadores transitan impunes por las calles.

No creo que Trump sea perfecto, y de hecho, espero que no gane la nominación republicana. Sin embargo, este caso es débil, y absurdo. Pero, sobre todo, una burla a los neoyorquinos quienes sumergidos en el crimen desmedido, han de presenciar a un fiscal que premia a los violadores mientras castiga a sus oponentes políticos.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.


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