Zoey Luna, una transgénero de 14 años que se enfrentó al sistema escolar

LOS ÁNGELES, California.- La adolescente Zoey Luna ha enfrentado rechazos y humillaciones por su condición de transgénero, pero junto con el apoyo de su madre plantó cara al sistema para cambiarlo desde dentro. Ahora sonríe "feliz" y "orgullosa de haber llegado tan lejos".
A sus 14 años, estudia en una escuela secundaria de Downey donde dice haber encontrado su sitio luego de un pleito judicial que emprendió el 2011 contra el Departamento de Educación de California por la discriminación. Los tribunales le dieron la razón.
Hoy en día lo expresa sin tapujos y con una seguridad impropia en una adolescente que ha tenido que batallar para conseguir respecto en las aulas para el colectivo transgénero.
"Cuando me miro en el espejo, me siento feliz de ser quien soy ahora. Me siento orgullosa de haber llegado tan lejos", aseguró la joven.
La vida de Luna ha sido un maratón de obstáculos. Desde los 4 años, Luna se ha vestido y ha actuado como una niña, aunque al nacer su anatomía se correspondiera con la del género masculino. En casa, jugar con muñecas y vestirse como una niña propició el rechazo de su padre. Con el tiempo, la falta de entendimiento por parte de su progenitor causó problemas irreparables en el seno familiar que culminaron en ruptura.
En el colegio, Luna pasó algunos de los momentos más "difíciles" de su vida. Sufrió discriminación, acoso sistemático y humillaciones públicas por ser transgénero.
"Cuando estaba en quinto grado, los profesores eran horribles conmigo. No me aceptaban, querían que hiciera las cosas de una manera determinada. (Yo) Era una distracción y un problema, y estaba arruinando el aprendizaje de otros niños, en opinión de ellos, porque estaba siendo yo misma", relató Luna.
Ese mismo año, uno de sus profesores la llamó "asquerosa". Luna le contó el incidente a su madre, que pidió explicaciones al centro escolar. Cuenta la joven que, pese a las promesas del colegio, jamás recibieron una disculpa y que los problemas se agravaron.
Deprimida, marginada y sin ganas de ir a clase o de seguir viviendo, Luna encontró refugio en su madre, Ofelia Barba, que ha remado contra corriente y ha velado por el desarrollo de su hija desde que se dio cuenta de que era transgénero.
Barba pidió ayuda a James Gilliam y Joey Hernández, de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), para que su hija pudiera continuar en la escuela "sin que la corrieran por expresar quién es".
En 2011, con el asesoramiento legal de ACLU, madre-hija dieron un paso importante que sentó las bases del activismo que ahora encarna: emprendió acciones legales contra el Departamento de Educación de California por la discriminación que Luna estaba sufriendo en su escuela de Downey.
Tras una investigación que se dilató tres años, Luna y su madre salieron victoriosas. Para entonces, la joven iba a comenzar la secundaria y se encontraba feliz de que, por fin, pudiera acudir a un centro en Downey donde existiera una política para prevenir y atajar la discriminación y el acoso a los individuos transgénero.
"La razón fundamental por la que queríamos meter una queja era para que otros niños que querían ser transgénero no tuvieran que pasar lo que yo pasé en la educación general básica y no tuvieran que ser discriminados", explicó Luna.
Su caso cobró notoriedad y esta joven ha sido el rostro de campañas como "Truth", impulsada por el "Transgender Law Center", o la que apoyó la ley AB 1266, que permite que los estudiantes transgénero elijan el baño que prefieran usar en los centros académicos.
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