"Los discursos divisorios, descalificativos, llenos de odio, que promueven el escepticismo y el cinismo, solo desalientan y desnutren las grandes fortalezas que circulan en el aparato vital de esta nación. Como inmigrantes, no sólo somos capaces de verlo, sino que podemos ser el modelo opuesto, los integrantes de ese equipo tolerante, trabajador, observador de las leyes, que lucha por ser próspero y solidario, que tan feliz ha hecho siempre a esta nación durante su historia".