El sello característico (e inconfundible) de 7 directores de cine
Un director de cine que se precie es mucho más que un simple empleado de una productora que se sienta en una silla a gritar “acción” y “corte”, dejando que todos los demás trabajen. Es el encargado de estructurar el estilo de un guión, determinar que encuadre, estética y banda sonora usar; decir que el éxito o el fracaso de una película se debe solo al director es mucho MUY inexacto, pero sin duda se trata de un componente muy importante del equipo de realización.
Hay directores que logran alcanzar un grado de experiencia que les permite experimentar con técnicas nuevas en sus películas (que puede abarcar CUALQUIER aspecto de un filme), si resulta lo suficientemente interesante y llamativo puede convertirse en un estilo nuevo a ser aplicado y en el sello característico, la “firma” del director. A continuación veremos los sellos característicos de 7 directores de cine.
NOTA: Para facilitar el acceso a las fuentes de información, los directores de la lista son bastante populares y fáciles de reconocer. El presente artículo NO apunta a desmerecer los logros de realizadores latinoamericanos, europeos o de otra parte del mundo, cuyas obras pueden figurar entre las mejores películas del mundo.
1. David Cronenberg - La sexualidad y la violencia
Cronenberg se caracteriza por incrementar la sensualidad inherente de una historia, magnificándola hasta el grado de tornarse retorcida e inquietante, pese a que sus películas pueden tener o no un alto contenido erótico, este siempre se verá entremezclado con una gran cantidad de violencia inherente, principalmente psicológica más que física (aunque también hay ejemplos de este tipo).
Este estilo de construcción argumental nace de la búsqueda de explayar la naturaleza humana en su forma más primitiva, donde la agresividad, los deseos y los instintos dominan. Un ejemplo muy claro es la película Crash (1996), donde se explora una subcultura de fetichistas de accidentes de autos, que obtiene placer a través de observar o participar en accidentes, o bien realizando actos sexuales mientras usan aparatos ortopédicos.
2. Tim Burton – El contraste grotesco
Si se tiene experiencia viendo los diversos filmes y cortometrajes que Tim Burton ha dirigido, lo que más rápidamente se reconoce es un estilo visual tan particular, a veces mostrado de manera extrema y otras veces de manera más sutil, pero que está siempre presente en sus realizaciones. Burton gusta de mezclar estilos visuales diametralmente diferentes y que causan un efecto emotivo determinado para crear una suerte de sátira para ambos.
El ejemplo más patente está en Beetlejuice (1988), la primera película en la que tuvo plena libertad creativa, en donde se representa al mundo de los vivos y de los muertos con representaciones extrañas que mezclan estilos artísticos como el gótico, el pop-art y el art-deo de los 60, sazonado con un poco del expresionismo alemán y las propias creaciones de Burton que generan personajes caricaturescos y grotescos tanto por lo “normal” o lo “extraño” de sus aspectos y comportamientos.
3. M. Night Shyamalan – El encuadre desequilibrado
Aunque se trata de un director que se hizo famoso por sus giros inesperados y el uso de los colores como herramienta emotiva, el principal sello de Shyamalan radica en la construcción de sus planos y como describe una escena con encuadres poco comunes. Para hacer eso suele emplear tomas muy abiertas y/o muy cerradas para escenas de gran peso emocional (en las que comúnmente se usa un plano medio o primer plano para mostrar correctamente el rostro del personaje de manera equilibrada).
Shyamalan suele dejar fuera de campo –o no completamente bien encuadrado– al personaje u objeto que es el foco emotivo de la escena (como por ejemplo filmándolos de perfil; con una toma aérea o ubicados en un segundo plano alejados de la cámara; detrás de algún objeto o descriptos a través de una superficie reflejante de manera indirecta), centrándose de esta forma en las reacciones de los interlocutores y explotando el juego de las miradas.
4. Michael Bay – El Bayhem
El término Bayhem nació como una broma al realizador, el cual se caracteriza por enfocarse en aumentar la espectacularidad de cada escena que filma, ya sea que sea necesaria para la trama como no. Todos sabemos que sus películas son principalmente de acción, efectistas y están plagadas de explosiones, persecuciones, mujeres bellas, estereotipos raciales, chistes tontos y argumentos débiles (o mediocres).
Pero no se puede negar que Michael Bay construye escenas de acción de manera magistral, ya sea filmando con cámaras de alta velocidad para crear efectos de cámara lenta sumamente detallados o empleando movimientos continuos no solo de los personajes involucrados, sino también del escenario y con tomas en un continuo fluir que van desde close ups extremos o angulaciones contra picadas que logran que la escena se vea enorme, tenga “vida propia” y un dinamismo que llena las salas de cine.
5. Quentin Tarantino – El dialogo intrascendente
Cualquier espectador que haya visto más de una película escrita por Tarantino puede percatarse de que sus guiones suelen tener una estructura argumental del tipo episódica, generalmente desorganizada, un estilo que no es creación suya (como se suele creer), sino que es originaria de antiguas películas británicas. La marca distintiva de este director está en los diálogos, pero no solo aquellos prioritarios para la trama, sino los triviales, la charla efímera de temas simples o comunes.
Tarantino usa dichos diálogos para mostrar la verdadera naturaleza e historia de un personaje; en una conversación sobre una canción, sobre una comida o sobre una costumbre específica, Tarantino deja ver rasgos característicos de cada protagonista, de esa manera les crea un pasado y una personalidad bien determinada que será explotada en el resto de la película.
6. Stanley Kubrick – La perspectiva de un punto de fuga
Habiendo iniciado su carrera artística como fotógrafo para un periódico, Stanley Kubrick aprendió desde joven la importancia de una composición correcta y equilibrada de la imagen. Cuando trasladó ese conocimiento al cine fue lo que le permitió crear su propia versión audiovisual de la One-Point Perspective (empleada originalmente para pintura, diseño y fotografía).
El “truco” radica en colocar la cámara a la altura y angulación adecuada en una locación, empleando una lente determinada para crear un punto invisible en la línea de horizonte visual, para generar un plano estructuralmente simétrico que capta la atención del ojo hacia el centro de la pantalla (o hacia cualquier ángulo que se necesite por razones enteramente dramáticas).
Debido a las muchas horas en las que Kubrick pasaba tratando de reproducir los encuadres que había creado en su cabeza, fue que se ganó su fama de perfeccionista y neurótico.
7. Guy Ritchie – Tramas circulares interconectadas
Las películas de este director generalmente se dividen en dos afluentes argumentales (o tramas circulares), uno dedicado a la trama del film en si misma (la historia básica y principal, el principio, el nudo y el desenlace) y otro afluente dedicado a la historia de los personajes (su pasado, su familia, sus vicios, etc.).
Al igual que otros directores, Ritchie tiene la preferencia de presentar diversos aspectos de la trama de manera pausada y en componentes pequeños entremezclándolos con aspectos de sus personajes, lo que le da dinamismo a la estructura argumental; pero lo que caracteriza a este realizador es que sus películas son apreciables paso a paso, sin importar demasiado la resolución. Cuando esta llega (en el clímax), se resuelven TODOS los puntos de la trama que fueron quedando abiertos y aparentemente inconclusos a lo largo de la película, es ahí donde todo queda organizado y nada se deja afuera, incluso el mas ínfimo detalle.
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