Los seres humanos sentimos verdadera fascinación por el conocimiento. Saber qué hay más allá de las fronteras de nuestro planeta, e incluso nuestro Sistema Solar, y ser capaces de visitar mundos extraños son metas que ya hemos cumplido con los viajes a la Luna. Sin embargo, nuestros cuerpos son más débiles de lo que creemos, y el morir de un ataque al corazón es más fácil si hemos viajado por el espacio.