Estaba lejos de casa y faltaba el aroma de las flores: la historia de una mexicana que comenzó a sembrar cempasúchil en California
DEL REY, California.- Reina Jiménez tenía 14 años cuando llegó a Estados Unidos. Aunque era muy joven cuando emigró, sus tradiciones siempre las llevó consigo. El Día de Muertos ponía su altar, pero dice, sentía que sus seres queridos no llegaban a su ofrenda. Años después, la mexicana encontró la solución: llevar la flor de cempasúchil con ella, a California.
Pese a su corta edad, al llegar a Del Rey, California, Reina ya sabía lo que era la tradición del Día de Muertos. “ Ya me habían enseñado cómo comenzar lo que es un altar, cómo perservar este momento… que no nos faltara la flor…”, cuenta Jiménez, quien nació en Oaxaca, México, a Univision 21.
“ El olor, el aroma (de la flor de cempasúchil) hace que ese día ellos vienen con nosotros, nosotros tenemos la costumbre de, de poner una florecita, hacer un caminito, hacer una crucecita a donde los esperamos, donde ellos ahí caminan para llegar a nuestro altar, a nuestro hogar”, dice.
Sin embargo, por varios años, el altar que Reina dedicaba a sus seres queridos cada Día de Muertos no tenía ni una flor de cempasúchil, pues ella se encontraba lejos de casa, y de su país, por lo que no podía encontrar estas peculiares flores.
“ De repente se siente que… haga de cuenta que no llegó a visitarlo su ser querido, que no está”, cuenta Jiménez, a Univision 21.
Pues dice, por la falta de la flor en su altar, no existía un puente entre la vida y la muerte, que ayudara a sus seres queridos a cruzar desde el más allá, según la tradición mexicana.
Hasta que un día, la mexicana decidió cultivar sus propias flores de cempasúchil en el estado Dorado.
Sembrando una tradición en California
Reina y su familia rentaron un terreno, y comenzaron a cultivar su tradición, a miles de kilómetros de la que alguna vez fue su casa.
“Empezamos sembrando poco en la casa, hasta que rentamos este terreno”, comparte el esposo de Reina, Pablo Medina, a Univision.
Lo que inició como un deseo de atraer a sus seres queridos a su altar, cada Día de Muertos, terminó con sembrar su tradición en uno de los estados con más mexicanos en Estados Unidos.
“Un poco se ha ido para el estado de Oregon, otra se va para el sur de California, para el Valle de San Fernando”, cuenta el esposo de Reina.
Y otro poco ha llegado a los hogares de aquellos mexicanos, que lejos de su país, esperan la llegada de sus seres queridos cada Día de Muertos.