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Dragon Ball Super

Gokú perfecciona el Migatte no Gokui en el manga y es mucho más aterrador que en el anime

Publicado 19 Oct 2018 – 12:45 PM EDT | Actualizado 19 Oct 2018 – 02:52 PM EDT
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Aunque parece ser que el furor por Dragon Ball Super disminuyó desde el triste final del anime, lo cierto es que parte de los fans continuamos expectantes por lo acontecido en el manga —y con todo lo relacionado a la película de Broly, por supuesto—.

Recientemente, en el número 41 del manga de Dragon Ball Super, dibujado por Toyotaro, fuimos capaces de conocer el Migatte no Gokui adaptado a este formato. No obstante, no se trató de un evento cualquiera, opacado por la epicidad del anime, sino de un ' Ultra Instinto Perfecto' mucho más potente, temible y estremecedor.

¡Qué la batalla Gokú vs. Jiren dé comienzo!

Gokú testea el Migatte no Gokui. Su estrategia consiste en hacer que Jiren saque a relucir toda su fuerza y, en consecuencia, acostumbrar el cuerpo.

En principio, Jiren es totalmente superior. Sin embargo, Kakarotto espera pacientemente. Su mente ha dejado de responder ante emociones innecesarias, es puro instinto... «ultra instinto».

Entonces, cuando Jiren manifiesta la totalidad de su fuerza base, arremetiendo en contra de Gokú con violencia y decisión, el saiyajin, quien conserva la calma de un ki imperturbable, se tiñe de plateado.

Su cabello adopta el color blanco que ya expresaban sus ojos y, en un instante, coloca ese golpe devastador, un puñetazo que nos recuerda a aquel que propinó a Piccolo, décadas atrás.

Desde las gradas, Whis, el actual maestro de los saiyans, denomina la técnica, alabando a su aprendiz tras haber dominado una práctica divina. Gokú había perfeccionado el Migatte no Gokui.

La diferencia de poder entre Jiren y Kakarotto no solo se había acortado, sino, más bien, revertido. El poder del representante del universo 7 era abrumador y Jiren recibía la mayor paliza de su vida.

A diferencia de lo visto en el anime, Gokú es más rápido y preciso, además de letal. Cada golpe es certero y profundo, de peso. Si bien no muestra tanta musculatura o potencia, sus puños y patadas infunden terror en los espectadores.

Los ataques de Jiren son esquivados con perfección digna de un dios, pero, además, Gokú emplea la técnica con creatividad digna del mejor artista marcial. Los años de entrenamiento y experiencia sirven como complemento perfecto, elevando el Ultra Instinto a niveles desconocidos.

Jiren, desesperado, trata de efectuar daño a su oponente mediante el inmenso ki que alberga y lanza una ráfaga de ki acumulado que no solo destroza la plataforma, sino también parte de las gradas.

No obstante, Gokú la esquiva con sencillez y devuelve el ataque con un Kamehame ha tan poderoso que envío a Jiren fuera de la plataforma, pero sin llegar a la descalificación. Jiren gozó de buena suerte por primera vez en el torneo.

La lucha estaba sentenciada y Gokú era el absoluto ganador, aunque, de repente, tal y como sucedió en el anime, el cuerpo saiyan no resistió la aterradora fuerza del Ultra Instinto y dejó a Kakarotto en forma base, lo cual fue aprovechado por Jiren, quien a pesar de su cansancio golpea a Gokú, lanzándolo fuera de la pista... pero, pero, pero...

Vegeta, quien permanecía sobre la plataforma (de milagro) intercepta el cuerpo de Gokú, que viajaba como bólido.

En ese momento, ambos reconocieron su falta de poder, entendiendo que el desgaste de la batalla conservaba sus cuerpos en 'forma base' y Jiren, a pesar de las heridas sufridas por el enfrentamiento con Gokú, seguía siendo superior. Sin embargo, fieles a su esencia como saiyajin, se pararon firmes e hicieron cara al más temible oponente.

Entonces, sucedió lo inesperado...

De igual manera que en el anime —fueron Freezer y Gokú por aquellas épocas—, dos combatientes unieron sus fuerzas para superar al individuo que creía poseer el poder absoluto. Aunque esta vez hubo una ligera modificación: Vegeta y Kakarotto se movían al unísono, como si ambos formaran una nueva versión del Migatte no Gokui, en donde la experiencia y rivalidad de los aprendices se fusionara en un solo elemento de batalla.

En otras palabras, sus cuerpos funcionaban por instinto y confianza, sin ataduras mentales ni dudas.

Jiren retrocede. Los espectadores se sorprenden ante la escena. Las decenas de batallas vividas por los dos rivales formaron un vínculo insuperable que, de momento, incluso excedía los límites del Migatte no Gokui.

El número termina con los saiyan preparados para dar todo de sí en su última oportunidad de salvar el universo, pero disfrutando de la pelea, por supuesto.

Honestamente, hasta este issue, el manga me había parecido muy inferior al anime, mas este giro en los eventos logró cautivar mi alma de fanático por su fidelidad a la esencia de los personajes y, obviamente, su espectacularidad.

Pero tú, ¿qué piensas al respecto?

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