Renovar el amor sobre el “úsese y tírese”

Tinder está lejos de sus mejores días. Los usuarios están hartos de pasar horas de swipe en swipe, de matches a los que ni siquiera llegan a conocer, de citas incómodas que derivan en sexo deficiente y poquísimas veces en amor; eso que supuestamente nadie busca pero que todos anhelan encontrar.
La búsqueda de sexo casual y relaciones afectivas estables no es novedad pero de acuerdo con Justin Garcia, investigador del Instituto Kinsey de Sexo, Género y Reproducción en Indiana, lo que estamos viviendo no se había dado desde la revolución agrícola, época en la que nuestros ancestros dejaron la migración y establecieron el matrimonio como un contrato social y económico.
La pesquisa amorosa se ha transformado. Antes sólo era posible conocer parejas potenciales por medio de familiares, amigos, el trabajo o en sitios públicos como bares y cafeterías. Actualmente basta tener acceso a internet para ordenar comida, pagar servicios y encontrar infinidad de personas con las que se puede tener sexo o algo más, todo a un click de distancia. Ya no hay necesidad de salir o de iniciar una conversación con el de junto, basta desplegar en el celular una aplicación o una página de citas para encontrar personas con facilidad. Sin embargo las relaciones parecen cada más breves, superfluas y decepcionantes; además de que el número de solteros y divorciados no deja de crecer. El libro de estadísticas de Eric Klinenberg, Going Solo: The Extraordinary Rise and Surprising Appeal of Living Alone, reveló que 50% de la población vive sola y según la American Psychological Association cinco de cada diez matrimonios concluyen.
Las transformaciones de los vínculos
Tania Rocha Sánchez, Doctora en Psicología Social de la Universidad Nacional Autónoma de México, señala que actualmente enfrentamos diversas transformaciones en el modo en el que entablamos relaciones, nuestra manera de interactuar y nuestras visiones personales. Esto ha hecho más evidente las deficiencias en los vínculos humanos y nos ha mostrado que no estamos tan capacitados como creemos para relacionarnos de forma saludable. Asegura que disfutamos y sufrimos por igual el libre albedrío, ya que elegir por amor a una persona acarrea procesos que las parejas no enfrentaban antes simplemente porque esa opción no existía. "Escuchamos que las relaciones no funcionan o duran menos, lo que no consideramos es que anteriormente, en su mayoría, eran uniones negociadas previamente. Se ignoraba la voluntad de los involucrados. Eran tratos entre las familias con una visión netamente heterosexual con fines reproductivos y de intercambio de bienes", declara Rocha.
¿Usar y tirar?
Contrario a lo que muchos medios y especialistas han pronunciado respecto a la llamada Hook up generation o al Dating apocalypse, Rocha considera que en vez de culpar a las aplicaciones o a las nuevas generaciones es momento de comprender que no hay vuelta atrás: las relaciones no volverán a ser como antes. Es hora de asumir responsabilidades y adaptarse a nuevos modelos. "Vivimos en una época en la cual, no sólo se desechan personas, sino prácticamente todo. Hay una gran incertidumbre en lo económico y lo laboral, las relaciones también se ven afectadas por las exigencias del mundo en el que vivimos. No obstante, afirmar que los contactos reales son cara a cara o que ya no hay amor verdadero son afirmaciones catastróficas y generalizadas", asegura.
La psicóloga también declara que es doloroso e infructuoso aferrarse a un modelo caduco que ya no se ajusta a las necesidades del presente. Así que para lograr tener mejores relaciones de pareja tenemos que dejar de creer que la solución está en internet, en el sexo casual o que una vez casados todo es cuesta abajo. Forjar una relación de amor estable es una cuestión mucho más compleja que un dedazo a la izquierda o la derecha, la foto perfecta, o tener un buen perfil en alguna página de citas. Si no lo hacemos para lograr otras cosas, ¿por qué le dejamos a los algoritmos y a la geolocalización algo tan importante como nuestros vínculos emocionales y sexuales?
Para la entrevistada es necesario dejar de lado las baladas, los cuentos de hadas y las creencias populares para ser concientes de que no existen relaciones perfectas. Tenemos que aprender a negociar, dialogar, alcanzar acuerdos monetarios, saber si se desea o no tener hijos, ser claros con las intenciones y estar alerta a un enemigo muy grande que hemos naturalizado: la violencia, que debe ser inadmisible en cualquier tipo de relación.
Existen muchas formas de amar y los valores no se están perdiendo: están transformándose. Rocha confirma que para ello debemos admitir que las relaciones no van a sobrevivir sin un esfuerzo constante, tampoco sin la aceptación de que nada es para siempre ni permanece igual. El amor se transforma, no siempre es excitante y maravilloso, puede sacar por igual lo mejor y lo peor de nosotros mismos.
En 1938 la Universidad de Harvard estudió a 724 personas de distintos estratos sociales para determinar cuáles eran las claves de una vida sana y dichosa en la edad adulta. El análisis continúa en curso y 60 de sus participantes originales aún viven. La investigación ha revelado que ni la juventud, el dinero, los ligues o la fama son trascendentales para la felicidad. Lo que sí es básico son los vínculos saludables. Todos necesitamos afecto; por eso es de vital importancia aprender a redefinir el amor, ese que William Burroughs definió días antes de morir como la cura última, el analgésico más natural que existe contra el dolor.
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