Probablemente alguna vez un amigo cercano te confesó: "Quiero hacerme un Medusa" o "Me decidí, voy a hacerme un Príncipe Alberto", y tú, confundido, no pudiste hacer más que responder: "¿De qué diablos me estás hablando?". A ti y a tantos otros que tal vez todavía no lo sepan, les cuento que los distintos tipos de piercings existentes están clasificados según el área del cuerpo a la que pertenecen y, a su vez, cada uno de ellos lleva un nombre. Los nombres de piercing son necesarios para identificar las indicaciones y cuidados específicos correpondientes a cada aro en particular.