Watchmen: la serie de HBO en la que un «bastardo inescrupuloso» arruinará tu cómic favorito
Ensayar una nueva adaptación de Watchmen es sin dudas una empresa delicada y potencialmente riesgosa.
Una que se expone al desencanto o incluso a la furia no sólo —eso se sabe— de su creador Alan Moore, que se ha dedicado consistentemente a odiar todas las adaptaciones de sus obras (en algunos casos con sobrada razón), sino también de miles de fans susceptibles y recelosos que la consideran una obra sagrada e intocable.
Damon Lindelof, creador televisivo que gozaba de una impopular y desacreditada reputación por ser el responsable de Lost y de su polémico final, pero que recientemente se redimió con la muy elogiada The Leftovers, en la que a diferencia de Lost fue el único creador y principal responsable, ha decidido correr ese riesgo.
Y sabe a lo que se enfrenta.
En una carta dirigida a los fans de Watchmen, escribió:
Después, como justificando su intención de hacer esta nueva serie para HBO, revela que él mismo ha sido un fan de Watchmen desde que tenía 12 años y que la novela gráfica tiene para él un significado muy especial y personal, vinculado a la relación con su padre, quien le regaló Watchmen por primera vez.
También dice que esta es la tercera vez que alguien le ofrece adaptarla a la TV. Las otras dos veces se había negado, conociendo la opinión de Alan Moore (que ha dicho que Watchmen está escrita específicamente para que funcione como novela gráfica y que se arruina si se traslada a otro formato).
El legado de Watchmen
Cuando se publicó a mediados de los 80, Watchmen fue aclamada y considerada una obra excepcional y revolucionaria de los cómics, una que elevó esta forma de arte —«el momento en que los cómics maduraron» dijo BBC— y la llevó al terreno de la literatura «seria», con su deconstrucción de la ya gastada narrativa de los superhéroes, su complejidad psicológica y moral, su simbolismo y su subtexto político.
Una que dejaba atrás esa visión de los cómics como mero entretenimiento juvenil y la convertía en arte respetable.
Es evidente que a esta altura todo eso que en los 80 era nuevo y revolucionario ya se convirtió en una nueva mitología, idealizada y replicada hasta el cansancio, estancada y agotada.
Lo que los elogios iniciales a Watchmen no pudieron prever fue que el impacto de la novela de Alan Moore generaría una nueva corriente en la que algunos creadores asumieron que ese tono oscuro, serio y solemne, que también cultivó famosamente Frank Miller por la misma época, significaba automáticamente, como por arte de magia, ser más sofisticado e inteligente, ser más adulto y respetable, ubicarse por encima de lo infantil o adolescente que se le achacaba a los cómics.
Irónicamente, no hay nada más adolescente que la pose seria y taciturna.
Zack Snyder, célebre epígono de este estilo, sorteó las dificultades de una adaptación de Watchmen al ser excesivamente cauto y extremadamente fiel a la obra de Alan Moore.
Su adaptación está muy bien hecha y es muy disfrutable para los fans, pero no suma ni complejiza ni actualiza nada de lo que ya estaba en la novela.
Así que una nueva adaptación, quizá más libre y si se quiere irreverente respecto a la obra original, es bienvenida.
Una serie de TV ofrece grandes posibilidades para un universo como el de Watchmen, que en los cómics ha sido ahora reimaginado y reformulado sin que ningún fan ponga el grito en el cielo con la serie Doomsday Clock.
¡Pero no es una adaptación!
Damon Lindelof no solamente aseguró que es un fan de Watchmen desde los 12 años.
Aclaró también que la serie no será una secuela de la historia original, que «ese es terreno sagrado», y que no iba ni a cambiar, ni a recrear ni a hacer un reboot de nada de la novela gráfica.
Un primer paso esencial para ganarse la confianza de los fans es ser uno más de ellos, como probó Zack Snyder.
Pero la estrategia de Damon Lindelof parece diferente y bastante astuta, con la intención de moverse con mayor libertad.
Al tiempo que reconoce lo «sagrado» de la obra original, ha modificado un poco el lenguaje para no causar alarma; una pequeña distinción semántica.
Dijo que su serie no será una adaptación.
«Puede que “adaptación” no sea la palabra correcta» explicó, y comparó su versión de Watchmen a la serie Fargo, basada en la película de los hermanos Coen. «La película Fargo existe dentro de ese mundo, pero precede a la serie» agregó, «el creador de la serie tomó partes del canon de los Coen pero creó su propio material».
Eso es lo que planea hacer con Watchmen.
En otra de sus declaraciones, Lindelof utilizó una metáfora musical. Dijo que su serie será una versión remixada de la novela gráfica: «Esas líneas de bajo en esas canciones que todos conocemos son demasiado buenas y seríamos tontos si no hiciéramos un sample con ellas».
Por el momento no son muchos más los detalles que se conocen de la serie de Watchmen en HBO, excepto por un prometedor elenco, que incluye a Jeremy Irons —interpretando a un avejentado e imperioso lord británico—, Regina King, Don Johnson y Tim Blake Nelson.
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