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El síndrome de la abeja reina: seguro conoces a una persona que lo tiene

Publicado 1 Mar 2018 – 10:39 AM EST | Actualizado 14 Mar 2018 – 09:48 AM EDT
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En la actualidad existen muchos síndromes. De hecho, cada vez son más, incluso haciendo referencia a situaciones, fenómenos o actitudes que hasta hace un años eran consideradas normales. Entre estos síndromes, encontramos el curioso abeja reina. ¿Lo conocías? 

El síndrome de la abeja reina 

El síndrome de la abeja reina nace en el año 1973, en la Universidad de Michigan, como una forma de definir el comportamiento de determinadas mujeres exitosas. En resumen, la abeja reina es una mujer dueña de una empresa o que se encarga de hacerla funcionar. Se le llama abeja reina cuando, desde su posición de poder, no permite el ascenso de otras mujeres o promueve un pensamiento en contra de ellas. 

Con ideas como «las mujeres son demasiado emocionales» o «no están tan comprometidas como los hombres», la abeja reina descarta el ascenso de otras mujeres. En muchas ocasiones, esto se debe a un pensamiento machista o a una forma de mantener su exclusividad. Es decir, si eres la única mujer en el poder, eres, de cierta forma, exclusiva, distinta, diferente. 

Por otro lado, el síndrome podría deberse a la necesidad de distanciamiento, como una forma de defensa. Si te acusan de ser emocional, acusas a los demás de ser emocionales, dando a entender que tú no lo eres ni estás de acuerdo con serlo. 

Sea cual sea la causa, la idea del síndrome de la abeja reina ha recibido muchas críticas. Por un lado, el síndrome tiene un nombre femenino. Ese detalle nos lleva a asumir que la abeja reina es siempre una mujer, cuando los hombres, en muchas ocasiones, tienen actitudes similares. Por otro lado, el síndrome promueve varios estereotipos. 

Las críticas al síndrome

Cuando los conflictos laborales se dan entre hombres, se habla de competencia. Es decir, no existe nada raro, los hombres son competitivos. En cambio, si la conflictiva es la mujer, se la diagnostica con un síndrome. Cuando un niño varón toma decisiones, hablamos de un futuro líder. En cambio, si se trata de una niña, hablamos de una niña mandona. 

Lo mismo estaría sucediendo en el ámbito laboral. De acuerdo a la socióloga Marianne Cooper, como señala en una nota de la revista  The Atlantic, estas ideas «promueven un doble estándar: que el conflicto entre hombres es normal, pero entre las mujeres es disfuncional». 

Por otro lado, como señalan Sheryl Sandberg y Adam Grant en un artículo de  The New York Times, esta creencia se basa en muchos estereotipos. Por un lado, en la idea de que las mujeres no se llevan bien. Por otro, en la idea de que existe algo inherente al sexo femenino que las vuelve más malas, histéricas o dañinas. 

La idea de fondo es la misma: las mujeres son más conflictivas, no manejan bien sus emociones y son feroces a la hora de criticarse entre ellas. Pero, ¿no son cosas que los hombres también hacen, o los hombres no critican, no son chismosos y no son competitivos? 

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