Tener mucha sed en el embarazo es señal de un serio padecimiento: conoce los síntomas
La sed es una respuesta natural del cuerpo, relacionada con la cantidad de agua que el organismo pierde a través de la orina, la evaporación y el sudor.
De acuerdo con el National Health Service, durante el embarazo el funcionamiento del metabolismo aumenta, provocando que la pérdida de fluidos sea mucho mayor y que la sed de la futura madre se incremente considerablemente.
Sin embargo, hay algunas excepciones en donde la sed constante puede ser una señal de que algo no anda bien. Te explicamos todo lo que debes saber al respecto.
Sed excesiva en el embarazo, ¿es normal?
La página especializada Igenomix menciona que el aumento de sed durante la gestación es un síntoma de que el organismo se está adaptando adecuadamente a su nuevo estado.
Mantener una buena hidratación permitirá que el cuerpo conserve más líquidos, que el volumen sanguíneo incremente y, en general, cubrirá las nuevas necesidades provocadas por el embarazo.
Alejandro Kava Braverman, ginecólogo y obstetra de Pornatal, menciona que:
Asimismo, los especialistas aseguran que durante este periodo el agua es capaz de optimizar la concentración, evitar los dolores de cabeza y mejorar la comunicación celular de todo el cuerpo, lo que permitirá tener un embarazo libre de preocupaciones.
Bajo este orden de ideas, Arturo Torres, experto en medicina interna, menciona que:
En este caso, los especialistas sugieren tomar como mínimo 2.3 litros de agua, que pueden ser repartidos en sopas, frutas, consomé, leche, jugo natural y agua simple (ideal para combatir el estreñimiento).
¿Cuándo debo preocuparme?
En algunos casos, la sed excesiva puede ser señal de que algo anda mal.
Si esta sensación viene acompañada de pérdida de orina, sed que no disminuye al tomar agua, una sensación continua de querer ir al baño y un incremento del peso corporal, será necesario visitar al médico, pues podría tratarse de diabetes gestacional.
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades menciona que ésta complicación suele aparecer a la mitad del embarazo, y que a menudo puede controlarse con una alimentación saludable y ejercicio regular.
Si la diabetes gestacional no es tratada a tiempo, puede provocar dificultades como: infecciones urinarias recurrentes, un parto prematuro, incrementar el riesgo de una cesárea de emergencia y problemas de alergia en el recién nacido, por mencionar algunos.
Con la medicación adecuada y una buena alimentación, es probable que esta enfermedad desaparezca después del parto. Su principal y única consecuencia será un aumento en los niveles de glucosa en la sangre.
Finalmente, si tienes un historial previo de diabetes gestacional o un miembro cercano de tu familia sufre de este padecimiento, es recomendable que asistas con tu médico para que puedan tomar las precauciones pertinentes.
De esta forma te sentirás mucho más tranquila y podrás recibir a tu pequeño con los brazos abiertos y en un buen estado de salud.
Y tú ¿cómo te cuidas durante el embarazo? Cuéntanos en los comentarios
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