¿No tienes tiempo para cocinar? Esto es lo que le podría pasar a tu hijo
¿A qué madre no le gusta ver a su hijo comer sin mañas? A todas nos gusta que sean de buen comer, en el sentido de que desarrollen un paladar para todos los gustos. Pero pocas veces prestamos atención a cuando comen más de la cuenta o al tipo de comida que les compramos, y esto puede causarles graves problemas de salud como la obesidad infantil.
Las consecuencias de la obesidad infantil van más allá de las burlas de otros niños (lo que no es menor): está en riesgo la vida. ¿Acaso no es este un motivo serio para preocuparte por el tipo de comida que le das a tu hijo?
Un instante en la boca, meses de problemas
La obesidad infantil puede ocasionar problemas al corazón, diabetes tipo 2, asma, apnea del sueño, y baja autoestima. Para ponerle freno y que tu hijo gane en salud, debes estar atenta estas señales:
¿Tu hijo lleva una vida sedentaria? ¿Apenas hace alguna actividad física o ninguna? ¿Come más calorías de las que gasta? ¿Suele comer comida rápida que tú le compras para almorzar? Si respondes afirmativamente, es probable que tu hijo suba de peso, y si no se produce un cambio en su vida, puede llegar a padecer obesidad.
Aunque los factores genéticos y hormonales también predisponen a la obesidad, es el estilo de vida y lo que se lleva a la boca lo que marca la diferencia.
Cambios para una infancia más saludable
Ya vimos las conductas y otros factores que pueden desencadenar la obesidad infantil, entonces ahora debemos preguntar: ¿qué puedes hacer tú para que tu hijo salga de la zona de riesgo?
Si la dieta de tu hijo no es equilibrada y acostumbra a comer comida rápida y alimentos procesados, es muy probable que suba considerablemente de peso. Puedes planificar un menú casero saludable para toda la familia o si no tienes tiempo de cocinar, en vez de comprarle comida chatarra, llévale a casa una porción de ensalada con un filete de pescado, por ejemplo.
No se trata de que tu hijo nunca más vuelva a probar una pizza o una hamburguesa con papas fritas, sino de que estos no sean los alimentos que consume siempre. Si no tienes tiempo de cocinar, elige mejor la comida que compras.
Otro cambio es incrementar el tiempo de ejercicio. Algo tan sencillo como salir a caminar a paso rápido, practicar un deporte, nadar, subir y bajar escaleras... ayuda a bajar de peso y fortalecer el corazón y los músculos del cuerpo.
RECUERDA: Si tu hijo no hace ninguna clase de ejercicio y come más de la cuenta, sobre todo comidas rápidas, es seguro que acabará ganando calorías extras. Pequeños cambios sin privarse de comer rico (ocasionalmente) hacen la diferencia.
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