La pequeña Nataly, de 9 años,
cruzó la frontera en una balsa junto a un grupo de migrantes en Roma, Texas. La pequeña llegó sola y estuvo en un albergue para niños mientras realizaban el trámite para entregarla a su madre en Nueva York. Así fue el emotivo encuentro entre lágrimas y felicidad.
A sus 9 años,
la hondureña Nataly cruzó la frontera sin ningún ser querido a un lado y con un montón de otros
inmigrantes a bordo de una balsa. Siempre encomendada a Dios y con una sonrisa en su rostro, la pequeña solo tenía un deseo: volver a ver a su madre.
Tres años antes de la valiente travesía de esta niña risueña, su madre Ada no tuvo tiempo ni de despedirse de ella y tomó a su otra hija mayor para tomar rumbo a
Estados Unidos. Un incidente, del que no quiso dar detalles, ponía en peligro su vida y había que salir de prisa.
Llorando y dejando a Nataly al cuidado de una de sus hermanas, dejó todo atrás con la esperanza de llevarla un día consigo a EEUU.
Un día, habiendo ahorrado lo suficiente y con la fe inquebrantable de volverla a ver, Ada le pidió a su hermana acompañar a Nataly lo más cerca de la frontera que pudiera,
antes de que la niña cruzara sola. Hace un mes, Univision Noticias
encontró a la niña tras haber viajado en la balsa.
Luego, como hicieron todos los demás niños que han cruzado la frontera solos, Nataly se entregó a la
patrulla fronteriza y fue llevada a un albergue para niños mientras se realizaban los trámites para entregarla a su madre,
quien cruzó de la misma forma que su pequeña y ahora estaba en Nueva York.
“Sentí que mi alma me volvía al cuerpo”, dice Ada, quien asegura estar haciendo todo el papeleo burocrático para lograr que Nataly pueda ir a la
escuela.
Mientras tanto, Nataly ahora juega de la mano de su madre, mientras sueña con un futuro promisorio que le permita ser
policía.
“Quiero arrestar a la gente que hace daño”, dice la pequeña con la sonrisa de siempre.