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Las grandes polémicas de Nuestra Belleza Latina encuentran respuesta: así habló su productor

El productor de cuatro de las diez ediciones de Nuestra Belleza Latina, Nelson Ruíz, nos habló de los momentos que más recuerda del show (para bien y para mal), cómo nació la idea y qué hizo de este certamen un fenómeno de audiencia.
8 May 2018 – 11:39 AM EDT
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Eran finales de marzo de 2007 cuando las pantallas de Univision transmitieron por primera vez el concurso Nuestra Belleza Latina bajo la necesidad de encontrar una nueva comunicadora para sus pantallas. Como pólvora que se enciende, el formato (creado originalmente por Carlos Bardasano con María López y Cisco Suárez) de inmediato se convirtió en un éxito sin precedentes que ha continuado durante diez ediciones.

“Estas chicas jóvenes le podían dar frescura a la pantalla”, nos contó en entrevista Nelson Ruiz, productor de las cuatro últimas ediciones del show.

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Pero este show -que por encima parecía un tradicional concurso de belleza- tenía un elemento innovador para la época: el voto del público. Gracias a esta 'nueva' mecánica, durante diez emisiones algunas de las chicas (aun siendo prácticamente unas desconocidas) se convirtieron en un fenómeno de popularidad que contaba con una oleada de seguidores que las defendían a ultranza en redes sociales.

Un claro ejemplo fue Nathalia Casco, la controversial hondureña que participó en la edición 2015 y posteriormente en 2016 en la edición VIP.

“Esa mujer creaba un furor... El público se identificaba con ella por otras cosas, no por ser comunicadora”, cuenta Nelson como una de las que más le ha impactado en estos años.

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La participante dejó una clara huella en la historia del programa. Basta decir que en la última edición renunció a mitad del certámen durante la transmisión del programa en vivo, aún cuando había sido salvada de la eliminación por el voto del público.

“Fue tremendo (…) no la veíamos venir. En ese momento no sabíamos que hacer (…) Nos puso a todos a correr”. Nathalia fue, en palabras del propio productor, un personaje que amaba todo el mundo.

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Exclusiva: Lo que no viste de la renuncia de Nathalia Casco

No ha sido solo ella la que ha tenido el amor del público de forma vehemente. A diferencia de Nathalia, que en momentos específicos era casi una bomba de tiempo, otras han logrado consolidarse –sin necesidad de escándalos- durante estos años.

Alejandra Espinoza es el más claro ejemplo del amor incondicional de sus seguidores: desde que fue coronada en la primera emisión en 2007, la conductora ha ido conquistando espacios a la vista de sus seguidores. A Alejandra la hemos visto crecer profesionalmente pero también de manera personal: su público ha vivido con ella su romance y matrimonio con el coreógrafo Aníbal Marrero, sus problemas para embarazarse, el posterior nacimiento de Matteo y su faceta como mamá.

Ella es sin duda uno de los estandartes de la empresa. “Yo estoy muy impresionado con lo que ha logrado. Es una de nuestras primeras comunicadoras en Univision y en el mercado latino. Además de por bella, por talentosa e inteligente”, la describe Nelson.

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En diez emisiones, el show ha roto todos los récords posibles en la cadena: de audiencia con años en los que han superado los 8 millones de televidentes t de presencia digital y social con temporadas que han superado las 165 millones de vistas en la página y más de 118 millones de videos vistos en plataformas digitales.

Tan solo la última temporada produjo "un nivel sin precedente de interacción, lo que hizo de NBL el programa número uno en horario estelar entre cadenas en inglés y español, superando todos los demás programas populares tipo reality", según las cifras de Nielsen.

Y no ha habido una en la que no haya habido polémica y furor por las participantes, ya sea por declarase abiertamente homosexuales o presentarse a la audición en silla de ruedas.

“Este show siempre tiene una base de seguidores que yo digo que son 'rabiosos' porque aman y odian el show: lo aman cuando su preferida está en carrera y lo odian cuando su preferida no tiene esa avanzada y empiezan a echarle la culpa a producción...", comenta.

Una de las más reconocidas por dividir a una audiencia recalcitrante es Francisca Lachapel quien, cuando participó en 2015, fue duramente criticada por no 'cumplir' con los estándares tradicionales de belleza. Recibió en más de una ocasión comentarios como que ella "iluminaba el escenario" y eso era "mejor que la belleza". Un factor que la dominicana supo transformar a su favor.

“Francisca Lachapel es un fenómeno. En dos años ha conseguido una gran popularidad, se ha tardado menos que lo que se tardó Alejandra Espinoza en lograr lo que ha logrado. Hoy tiene hasta un libro”, explica Nelson.

Desde el nombre, la belleza siempre ha sido uno de los elementos más cuestionados del show.

La terna de jueces estuvo durante diez emisiones bajo la batuta de Osmel Sousa, reconocido ‘creador de bellezas’ para concursos internacionales. Y a su lado se han sentado reinas como la mexicana Lupita Jones (Miss Universo 1991), la venezolana Alicia Machado (Miss Universo 1996) y Jaqueline Bracamontes (participante en Miss Universo 2001).

Sin embargo, “no necesariamente la más bella era la que ganaba. A la mejor era la más popular o la más talentosa”, dice Nelson.


A pesar de sus similitudes con un concurso de belleza (la entrega de una monumental corona a una mujer -tradicionalmente- bella), el programa siempre tuvo claras diferencias con un certamen de ese tipo: las chicas podían estar casadas o divorciadas, ser madres y no necesitaban cumplir con una estatura mínima. Además contaban con varios programas al aire para desarrollar sus talentos, para mostrar sus progresos en varias disciplinas y sobre todo, para conquistar el gusto del público que emitía sus votos.

“El público podía decidir a quién darle la oportunidad de que lograra su sueño americano”, recuerda Nelson.

Durante diez shows, también ha sido fácil dilucidar hacia donde se dirige el favor del público: la chica en cuestión debe ser "inspiracional", contar con el común denominador de la ‘Cenicienta’ -un elemento que cumplen a rajatabla personajes como Francisca o Alejandra.

“(Son) mujeres que llegaban sin tener nada en el bolsillo y ganaban una gran cantidad de dinero (alrededor de 250,000 dólares)”, dice Nelson. “Una cenicienta que se convierte en una reina que literalmente viene a ser la inspiración de un pueblo”, concluye Nelson.

Ya bien lo explicó Francisca Lachapel momentos antes de saberse ganadora de la corona:

"A las chicas como yo, que vienen de donde yo vengo -prácticamente de la nada- no les pasan cosas así como estas".

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