Colección de belleza efímera... ¡Se fue, no more!
La palabra suena a nostalgia, a romance breve, un poco telenovelera, ciertamente. Pero cuando este vocablo hace referencia a un producto de belleza, adquiere una connotación frustrante. Edición efímera o limitada, es el nombre que se le da a ese artículo que te fascinó y que solo podrás adquirir por un lapso corto de tiempo. ¿Por queeeé?
No siempre es fácil dar con aquello que llene todas tus expectativas. En ningún aspecto de la vida lo es, y pues en las cuestiones de belleza no hay excepción. Las mujeres, y los hombres también, somos un poco “piqui” (exigentes y escépticos) para dejarnos convencer por algo nuevo, lo que no conocemos. Hasta que lo probamos no damos el visto bueno, ni lo recomendamos. Como debe ser, pues.
La oferta en cuanto a artículos de belleza es tan apabullante que mi curiosidad es grande por conocer el inventario de productos de una tienda como Saks Fifth Avenue, Neiman Marcus o Sephora. Debe ser algo inimaginable. Y este enorme surtido es para dar gusto y satisfacer las necesidades de una enorme gama de clientes potenciales. Todo un reto, si consideramos que hay millones de personas totalmente distintas de la cabeza a los pies. Y eso deriva en otro desafío: el que enfrentamos los usuarios al momento de escoger el kit perfecto sin que nos asalten mil dudas.
Pruebas y más pruebas, asesorías sobre tipos de piel, de pelo, de uñas… de todo, hasta que das con el ideal. Te aficionas y luego ¡zas!, dice la señorita del mostrador con cara de circunstancia: ya no lo tenemos, fue una edición efímera. Y en automático, se te cae el alma al suelo. ¿Por qué no compré 20 máscaras de pestañas de Chanel de ese que me dejaba las pestañas de fábula? O, “hubiera hecho un almacenaje de la crema para cuerpo de Dior que tenía un aroma delicioso.
Pues te voy a decir por qué no. Primero: porque por más buenos que sean los productos no perduran décadas. Y segundo: porque debes darte y darles a los expertos la oportunidad de probar cosas nuevas. Los laboratorios de estas casas de belleza no cejan en la investigación de nuevos ingredientes y nuevas tecnologías. Te impresionaría saber lo que gastan en el desarrollo de nuevos productos.
Innovación, renovación, reinvención
Es muy probable que encuentres algo mejor o igual al que tanto te gustaba. Te lo digo por experiencia: yo era adicta a la máscara de pestañas de Clinique, compraba de 5 en 5. Me aterraba la posibilidad de quedarme sin mi favorito. Hasta que un día la vida me orilló –se secaron los de mi “almacén”- a probar uno de Estée Lauder que me gustó tanto como el otro. Hoy puedo usar hasta uno de hueso de mamey que venden en los mercados. Nunca me lo imaginé.
Lo que quiero compartir contigo es la delicia de sentirte libre de algo tan insulso como una máscara de pestañas. Ya no me angustia si mañana me dicen que cualquiera de las cosas que uso fue retirada. Disfruta tus tratamientos mientras existan y dales oportunidad a los expertos de demostrarte que sus investigaciones de años para cada producto merecen tu atención.
¿Por qué entonces, las casas de belleza hacen esto?
Porque ellos también tienen que probar todas las maravillas que fabrican. Date y dales el beneficio de la duda. No te esclavices a nada material.
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