Tiene 11 años y su discurso supera a casi todos los que has escuchado hasta hoy
En el marco de la « Marcha por nuestras vidas» (M arch for our lives), organizada por agrupaciones estudiantiles en reclamo del uso indebido y desmedido de armas en Estados Unidos, estuvo presente Naomi Walder. Su nombre seguramente no les suene, no es actriz, ni cantante, ni política. Es una de niña de 11 años, estudiante de una primaria en la ciudad de Virginia y con sus palabras emocionó a todos los presentes.
El discurso de Naomi Wadler
Dulce, tierna pero firme en sus convicciones, exclamó una frase que mereció el aplauso de todos los manifestantes: «estoy aquí hoy para reconocer y representar a las chicas afroamericanas cuyas historias no salen en la portada de los diarios nacionales». Es que Naomi se tomó un tiempo para reflexionar acerca de la vejaciones que durante años ha sufrido la población afroamericana en el país, sobre todo mujeres jóvenes.
Además, criticó a quienes la subestiman por tener 11 años. En su escuela, Naomi y sus compañeros fueron los responsables de organizar una huelga para recordar a todos los jóvenes asesinados víctimas de la falta de control de armas en Estados Unidos.
Cualquiera podría decir que estos niños no deberían estar allí, «deberían estar haciendo cosas de niños ». Afortunadamente, esa afirmación tan vetusta ya cada vez va teniendo menos lugar en nuestra sociedad.
Naomi no está sola. Estuvo acompañada por Yolanda nieta de Martin Luther King, un gran luchador por los derechos de los ciudadanos afroamericanos, quien no solo recordó a su abuelo sino que además aseguró: « Yo tengo el sueño de que 'ya basta'. Y de que este debe ser un mundo libre de armas».
Yolanda y Naomi forman parte de una generación de jóvenes que no se conforman con la injusticia. Quieren cambiar el mundo, desafiarlo, así como ya lo están haciendo la activista pakistaní Malala o Ahed Tamini de 17 años, conocida por su lucha contra la ocupación israelí en Palestina.
Habrá que esperar, pero lo cierto es que hacía mucho tiempo que los jóvenes no se hacían oír tan fuerte.
