¿Engorda el amor?

Le hemos dado muy mala reputación al amor. Nos hemos convencido de que es un sacrificio, que duele muchísimo (entre más, mejor) y que todo lo puede. Nos hemos atiborrado de boleros, novelas, películas -cuyo único resultado ha sido una indigestión tremenda, lágrimas y confusión-. Al amor le adjudicamos todo: es el causante de alegrías y tragedias desmedidas, puede sacar lo peor y lo mejor de nosotros, nos transforma por dentro, y de acuerdo con un estudio de la Universidad Metodista de Sur de Dallas, por fuera.
El informe siguió durante cuatro años a 169 parejas casadas. Monitorearon su satisfacción marital dos veces por año, lo cual determinó que las personas más satisfechas con su pareja no contemplaban abandonarla y engordaban más con el tiempo; por el contrario, los participantes menos contentos con sus relaciones reportaban un aumento menor de peso. Al no tener el deseo -o la presión- de buscar otra pareja, las personas comienzan a olvidarse de la báscula y este relajamiento se acompaña de ideas equivocadas: "deja de cuidarte, ya tienes pareja", o "ahora ya puedes engordar", "amar es engordar juntos", "si están gordos, todo va bien".
Tener a alguien nos brinda seguridad e intimidad, pero también puede hacernos caer en un exceso de confort. Un análisis del sitio británico Diet Chef mostró que 60% de las personas suben de peso cuando están en un relación estable, 30% de las parejas aseguró que su actividad favorita era permanecer en casa para ver televisión, además 20% afirmó que salir a cenar era clave para su relación. La mayoría de las mujeres participantes añadió que en una relación suelen consumir porciones tan grandes como las de su pareja; además, 52% aceptó comer tanto como su amor, mientras que 56% admitió engullir porciones más grandes de las que usualmente comería.
Más ejercicio, menos peleas
La psicóloga especializada en trastornos de la conducta alimentaria y directora del Colegio Mexicano de Trofología, María José Ortiz Osorio, opina que la insatisfacción en la dinámica de pareja y los antecedentes de maltrato o abuso, también pueden ser causantes del sobrepeso u obesidad en las parejas. Explica que comer de más podría ser una conducta compensatoria que encubre la frustración ante realidades como que la pareja y la relación no son perfectas, así como la idea de que el amor va a completarnos y será fuente de satisfacción todo el tiempo. También podría deberse a pensar que "como ya soy de alguien, debo evitar que los demás me perciban deseable".
En resumen, aumentar de peso no significa que la relación marcha sobre ruedas: el amor no engorda, sino los malos hábitos que cada uno lleva inconscientemente a la relación. Por ello, la especialista señala que ambas partes deben fijar objetivos que les permitan modificar sus hábitos; y la ayuda profesional puede ser de gran utilidad para cumplir sus metas, desarrollar nuevas rutinas y mejorar su alimentación.
En caso de no optar por esa alternativa, Ortiz Osorio aconseja eliminar las harinas refinadas y el azúcar, así como reducir el consumo de lácteos y carnes, hidratarse continuamente con agua natural y activarse físicamente. Por su parte, expertos del Método DiaproKal, tratamiento para la pérdida y mantenimiento de peso para pacientes diabéticos tipo dos, establecieron que realizar ejercicio en pareja ayuda a evitar discusiones y mejora el desempeño sexua l; de igual forma, señala que cuando tenemos una relación queremos pasar el mayor tiempo posible juntos, por lo que una de las primeras actividades que se abandona es el ejercicio. Sin embargo, al combinar estos aspectos se rompe la monotonía, se refuerza el vínculo y hay mejoras tanto físicas como sexuales. El apoyo es fundamental, por lo que ambos deben darse ánimo, no culparse cuando fallen y no desalentarse cuando la pérdida de peso no es tan rápida.
En cuanto al amor, debemos recordar que no hay relaciones perfectas, sin problemas y que el otro no está para completarnos ni resolvernos la vida o darle significado. La relación de pareja debe traernos felicidad y momentos de alegría, debe permitirnos compartir, crecer, cuidar de nosotros mismos y del otro; el amor no va, o no debería ir, en detrimento de la salud física, emocional y mental.