La 29 edición de la entrega de los premios Ig Nobel tuvo lugar este jueves en el Teatro Sanders de la Universidad de Harvard, con el objetivo de "celebrar lo inusual, honrar lo imaginativo y estimular el interés de las personas en la ciencia, la medicina y la tecnología". Como es costumbre, los asistentes a la gala lanzaron aviones de papel al escenario. Crédito: BRIAN SNYDER/REUTERS
Uno de los galardonados este año es el japonés
Shiguru Watanabe, quien recibió el
Ig Nobel de Química por su estudio 'Estimación del total de saliva producido al día por niños de cinco años'. Como es habitual, los premiados reciben el reconocimiento de manos de verdaderos premios Nobel, que suelen ser los presentadores de la ceremonia. En la imagen, Shiguru Watanabe recibe el premio de manos del Nobel de Fisiología y Medicina de 1993, Richard John Roberts. Crédito: BRIAN SNYDER/REUTERS
Un personaje habitual y muy importante en la entrega de los premios es el de '
Miss Sweety Poo', una niña que permanece en el escenario durante toda la gala y cuyo trabajo es garantizar que esta trascurra de forma ágil. Cuando la niña siente que una persona está hablando demasiado se levanta y le pide que termine. "Por favor, pare. Estoy aburrida. Por favor, pare, estoy aburrida. Por favor, pare, estoy aburrida", continúa repitiendo la niña hasta que la persona finalmente termina su intervención. En esta ocasión Miss Sweety Poo, interpretada por la pequeña Emily Yue-Lin Chen, interrumpió la intervención del japonés. Crédito: BRIAN SNYDER/REUTERS
El
Ig Nobel de Medicina 2019 fue entregado al
italiano Silvano Gallus, por su estudio '¿Proteje la pizza del cáncer?'. En su investigación, Gallus defiende que este alimento puede prevenir la enfermedad, siempre y cuando la pizza sea hecha y consumida en Italia. Crédito: BRIAN SNYDER/REUTERS
Se ha dado el caso de algunos
premiados reincidentes, como el binomio de Patricia Yang y David Hu, que este año formaron parte del equipo que recibió el
Ig Nobel de Física por su investigación '
¿Cómo los wombats hacen cacas cuadradas?'. En el año 2015, estos dos investigadores junto a otros colegas recibieron el mismo premio por la demostración del principio biológico de que, sin importar su tamaño, casi todos los mamíferos vacían su vejiga en aproximadamente 21 segundos (con un margen de error de más o menos 13 segundos). Crédito: BRIAN SNYDER/REUTERS
Rich Roberts, Eric Maskin y Jerome Friedman, junto a otros científicos galardonados con el verdadero Premio Nobel, participan en estos galardones e intervienen en la ceremonia de entrega. Hasta el momento,
Andre Geim es el único caso que ha ganado ambos: en el 2000 ganó el Ig Nobel por una investigación con ranas levitantes sobre imanes y 10 años después mereció el Nobel por su trabajo con el grafeno. Crédito: Elise Amendola/AP
Andreas Voss y su hijo Timothy Voss, de Holanda, junto a un compañero de Turquía, ganaron el
Ig Nobel en Economía por descubrir cuál es el país cuyo papel moneda transmite más bacterias peligrosas, como el
Staphylococcus aureus,
Escherichia coli y la cepa de
Enterococcus resistente a la vancomicina (para los curiosos, el resultado reveló que se trata del
leu de Rumanía). Crédito: BRIAN SNYDER/REUTERS
El premio
Ig Nobel de Psicología lo recibió el
alemán Fritz Strack, por su estudio 'Condiciones inhibidoras y facilitadoras de la sonrisa humana: una prueba no intrusiva de la hipótesis de retroalimentación facial', por, según los organizadores, "descubrir que sostener un bolígrafo en la boca te hace sonreír, lo que te hace más feliz, y luego descubrir que no es así". Crédito: BRIAN SNYDER/REUTERS
Entre los estudios más curiosos y extravagantes de lo que algunos llaman en español
'el Nobel absurdo' o el 'Anti-Nobel' fueron los premios de
Anatomía e Ingeniería. El primero lo recibieron
Roger Mieusset y Bourras Bengoudifa, por medir la "asimetría de la temperatura escrotal (la bolsa de los testículos)" en carteros desnudos y vestidos en Francia. Mientras, el Ig Nobel de Ingeniería recayó en la labor del iraní
Iman Farahbakhsh por inventar una máquina de cambiar pañales. Crédito: Elise Amendola/AP