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Demandas

Cómo un tuit sobre el metro acabó con un negocio editorial y terminó en una demanda de $13 millones

Una escritora publicó en Twitter la foto de una empleada del metro de Washington en violación de las normas que no permiten comer en el subterráneo y desató una violenta polémica sobre su supuesto racismo que le costó un lucrativo contrato.
9 Jun 2019 – 03:12 PM EDT
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Usuarios en el metro de Washington, D.C. Crédito: Joshua Roberts/Reuters

La mañana del 10 de mayo, Natasha Tynes, una periodista y escritora, vio a una empleada del metro de Washington comiendo su desayuno en un vagón en clara violación de las reglas del sistema de transporte que prohíbe a los usuarios consumir alimentos en el subterráneo.

“Cuando vas al trabajo en la mañana y ves a un empleado del metro en UNIFORME comiendo en el tren. Pensaba que no estaba permitido comer en el tren. Esto es inaceptable. Espero que @wmata (la empresa que administra el sistema) responda”, escribió Tynes en un tuit que borró una media hora después.

Pero ya se había desencadenado una serie de eventos que llevaron a la editorial con la que Tynes había contratado el lanzamiento de su novela, “They called me Wyatt”, a rescindir el contrato argumentando que la autora había hecho “algo horrible” al supuestamente poner el riesgo la reputación y el empleo de la trabajadora del metro fotografiada.

Ahora Tynes está demandando a la editorial Rare Bird Books por $13 millones por rompimiento de contrato injustificado, “estrés emocional extremo” y daños a su reputación.

De acuerdo con la demanda presentada por Tynes, la editorial la difamó al justificar en el comunicando en el que anunció que ponía fin al contrato que su tuit había tenido una intención racista (como aseguran muchos de los que en redes sociales criticaron a la autora apenas hizo la publicación) y que jamás tuvo la intención de avergonzar a la trabajadora o de “vigilar su cuerpo”, un “comportamiento inapropiado” que enfrentan constantemente las mujeres negras de acuerdo con Rare Birds.


En su demanda, Tynes afirma que tras borrar su tuit contactó al metro de Washington para asegurar que no se tomaran represalias contra la empleada (cosa que no habría ocurrido, de acuerdo con los documentos presentados a la corte) y que se comunicó con la editorial para explicar lo sucedido.

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Según su versión, uno de los ejecutivos de la firma, Robert Jason Peterson, le dijo que no se preocupara y que la respaldarían. Horas después, la compañía publicó el comunicado suspendiendo la publicación del libro y cancelando las órdenes que ya se habían contratado. En su nota reseñando el caso, The Washington Post indica que los responsables de la editorial no pudieron ser contactados para comentar sobre la demanda presentada en su contra o para explicar las razones por las que rompieron su relación con Tynes.

En la demanda se asegura que pese a haber borrado el mensaje, Tynes a recibido amenazas vía internet y, por su condición de jordana-estadounidense, ha sido objeto de insultos racialmente cargados como “terrorista”, “anti-estadounidense” o “musulmana radical”, mientras algunos han pedido públicamente que sea deportada.

Tras haber estado hospitalizada con “tendencias suicidas”, Tynes tomó una licencia de su empleo y regresó a Jordania el 21 de mayo temerosa por la seguridad de su familia. Ella culpa a Rare Bird de haber alimentado la virulenta reacción contra la autora al haberla “arrojado a los leones” como indicó el abogado de Tynes, William Moran.

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