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Abortos

Más ciudades se declaran 'santuarios antiaborto' en Texas pese a que los médicos se oponen a las restricciones del procedimiento

Son seis las ciudades en Texas que se han catalogado como santuarios para la madre y el feto, que ellos llaman 'niño no nacido', con medidas simbólicas que buscan prohibir que las mujeres puedan acceder al aborto dentro de los límites de sus territorios. Mientras la capital, Austin, sigue poniéndose del lado de los derechos reproductivos y destinó $150,000 a apoyar a quien necesite acceder a procedimientos seguros.
28 Sep 2019 – 11:45 AM EDT
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"Manten tu política fuera de mi útero; yo soy la dueña de mi cuerpo; exigo una separación entre mi vagina y el estado": los mensajes de una protesta a favor del derecho a decidir en Birmingham, Alabama, en mayo de este año. Crédito: SETH HERALD/AFP/Getty Images

Waskom, Omaha, Naples, Joaquin, Tehana y Gilmer no tienen clínicas para realizar abortos seguros. Estas seis ciudades de Texas han decidido además declararse "santuarios antiaborto" y prohibir con medidas simbólicas el acceso al procedimiento, pese a que los médicos insisten en que restringirlo solo pone en riesgo de muerte a las mujeres, sobre todo a las más pobres. También pese a que el aborto sigue siendo legal en los 50 estados del país.

Waskom, en plena frontera con Louisiana y con cerca de 2,000 habitantes, fue la primera en dar el paso en junio, al mismo tiempo que una ola de leyes antiaborto eran discutidas y aprobadas en estados conservadores del sur del país, como Texas. El consejo de la ciudad, conformado por cinco hombres, votó unánimemente y aprobó una ordenanza con la que declaró a los proveedores del servicio "organizaciones criminales" y prohibió su existencia en la ciudad.


Lo hicieron concientes de que Waskom no tendría los recursos para enfrentar una posible batalla legal que pudiera generarse como respuesta a una decisión de cinco hombres que activistas de derechos humanos consideran inconstitucional.

"Decidimos tomar el asunto en nuestras manos", declaró entonces a medios Mark Lee Dickinson, líder de la organización pro-aborto Right to Life of East Texas. "Tenemos que hacer algo para proteger a nuestras ciudades y a los niños no nacidos". Defensores de los derechos reproductivos como Aimee Arrambide, directora ejecutiva de NARAL Pro-Choice Texas, le hicieron el contrapeso a Dickinson, criticaron la medida y la catalogaron como un "intento peligroso" de acabar con Roe v. Wade, que consagra el derecho de las mujeres al aborto y a tomar sus propias decisiones sobre su cuerpo.

A Waskom le siguieron Omaha, Naples y Joaquin, que este mes aprobaron ordenanzas similares. Las últimas ciudades en sumarse a la lista fueron Tehana y Gilmer.

Contrario a lo que dice la ciencia y la medicina

Las ordenanzas en estas ciudades iban apalancadas por la propia intención del gobernador del estado, Greg Abbott, quien en junio puso su firma a una ley que prohibía a las ciudades y condados hacer negocios con clínicas que presten servicios de salud reproductiva, como la de Planned Parenthood en Austin, o promover este tipo de servicios. Esa ley entró en efecto justo el 1 de septiembre.

"SB22 (la ley firmada por Abbott), que no tiene basamento científico o médico, solo exacerbará la presión y el espacio en las redes de planificación familiar segura (...) Basados en la historia reciente, solo hará más difícil la vida de las mujeres", se leyó en la cuenta de Planned Parenthood de Texas. Y esas líneas pueden valer inclusive para todas las ordenanzas que fueron votadas en las seis ciudades texanas.

Las pocas que quedan

El impulso de prohibiciones y leyes como las aprobadas en Texas claramente no impiden los abortos, solo aumentan el chance de que las mujeres los realicen de forma clandestina y en condiciones de salubridad que pueden generar complicaciones, incluída la muerte de la embarazada. Además encarecen el acceso al procedimiento en clínicas capacitadas para hacerlo, una vez que las compañías de seguro niegan las coberturas.

Según la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), el aumento de regulaciones y la reciente aprobación de una ley contra el aborto en el estado ha llevado a una caída "dramática" en el número de centros de salud que ofrecen estos servicios. Aunque aún no se encuentran en un estado tan alarmante como Alabama, que tiene solo tres clínicas, ahora solo quedan unas 17, según la web Need Abortion. Están en Austin, Dallas, Forth Worth, El Paso, Houston, McAllen y San Antonio.

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“Cada quien debe decidir si necesita o no un aborto, sin ninguna interferencia política”

Las intenciones de expandir estas medidas en otras ciudades no han cesado, la amenaza sigue. Organizaciones como Texas Right to Life y Right to Life East Texas buscan sumar muchas más al tiempo que catalogan a otras opuestas, como Austin, de "ciudades de muerte".

Justo como respuesta a estas ordenanzas el consejo de la ciudad de Austin aprobó recientemente un presupuesto de 150,000 dólares para apoyar indirectamente a las mujeres en asuntos como el transporte, hoteles y otras barreras financieras que puedan encontrar a la hora de realizarse el procedimiento, sobre todo porque en Texas ya están vigentes varias restricciones. Por ejemplo, la ley requiere que la mujer haya tenido al menos dos visitas al proveedor del aborto, que se le realice un eco, reciba documentación sobre los riesgos médicos del procedimiento e información sobre las etapas de desarrollo del feto. Todo antes de que una persona pueda abortar.

"El City Hall y el Capitolio están a una milla de distancia, pero son mundos opuestos" cuando se trata de cuidados en salud reproductiva, dijo al medio Texas Observer Leslie Pool, miembro del consejo de la ciudad y quien trabajó con organizaciones a favor de los derechos de la mujer como NARAL, Lilith Fund y Fund Texas Choice en la medida presupuestaria.

La decisión del consejo de la ciudad de Austin es parte del esfuerzo por mantener con vida a Roe v. Wade. Organizaciones como el Center for Reproductive Rights alertan de que aún hay mucho más por hacer: "Es importante que la gente sepa que aún cuando Roe es la ley, aún pueden hacer mucho daño", escriben en su cuenta de Twitter. ¿Cómo? Reduciendo el acceso en la práctica. "Nuestros derechos constitucionales significan nada si no podemos acceder a ellos".

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