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Drogas y Adicciones

Consumo de marihuana y alucinógenos en jóvenes alcanza récord en EEUU: ¿qué impacto tienen?

La legalización de la marihuana en muchos estados y la creciente evidencia científica sobre los beneficios de los alucinógenos en el tratamiento de algunas condiciones de salud mental, están cambiando la actitud hacia estas drogas y disparando su consumo que llegó a máximos históricos en 2021. Pero sus efectos siguen siendo los mismos y no todos son buenos.
Publicado 24 Ago 2022 – 02:26 PM EDT | Actualizado 24 Ago 2022 – 02:26 PM EDT
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Adultos entre 19 y 30 años están consumiendo más marihuana y alucinógenos que nunca en EEUU, revela una encuesta de los Institutos Nacionales de la Salud que refleja el notable cambio de actitudes y patrones hacia estas drogas en el país.

Resultados del estudio Monitoreando el futuro, indican que, en 2021, la cantidad de adultos jóvenes que admiten haber usado alguna de estas drogas es la más alta desde 1988, el año en que comenzó a hacerse la encuesta.

En ella, 43% de las personas dijeron haber usado marihuana en el último año, 30% en el último mes y 11% a diario. El consumo de quienes vapearon la marihuana se duplicó de 5% registrado en 2017, a 12% en 2021.

Si bien el consumo de alucinógenos como el LSD, mezcalina, hongos, PCP y MDMA (molly/éxtasis) no alcanzó esas dimensiones, sí se ha venido disparando desde 2020, hasta alcanzar el récord de 8% de los jóvenes adultos que dijeron haberlos probado en el último año.

Nora Volkow, directora del Instituto Nacional de Abuso de Drogas, catalogó los resultados como “muy preocupantes”.

“Lo que nos dicen es que el problema del abuso de sustancias en la gente joven ha empeorado en este país y que la pandemia, con todos sus estresores, ha contribuido al incremento”, dice.

Recalca que “necesitamos saber más sobre cómo los adultos jóvenes usan drogas como la marihuana y los alucinógenos, y los efectos en la salud que resultan del consumo de diferentes potencias y formas de estas sustancias”.

El aumento en el consumo de la marihuana en el país se corresponde con la legalización de su uso recreacional y medicinal en muchos estados, algo que lleva a muchos a creer que es completamente inofensiva.

Algo parecido está ocurriendo con los alucinógenos y los estudios que destacan sus beneficios en el tratamiento de algunas condiciones de salud mental.

Algunos estados incluso han descriminalizado el consumo de psilocibina y se anticipa que otros populares psicodélicos que siguen estando prohibidos por ley federal, reciban aprobación con fines terapéuticos en los próximos años.

“Se trata de disponibilidad, pero también de aceptación por los pares. Hablando en general la gente joven no considera que estas sustancias sean peligrosas, pero las consecuencias de usarlas siguen estando allí”, explica al New York Times, Kevin Gray, profesor de psiquiatría y ciencias del comportamiento de la Universidad Médica de Carolina del Sur.

¿Qué dice la ciencia sobre los riesgos y posibles beneficios de estas drogas? Lo explicamos.

Marihuana: desde puerta a la adicción hasta medicina

Aunque la gente tiende a creer actualmente que no es peligrosa, los riesgos de consumirla son reales y particularmente elevados para jóvenes y embarazadas, advierte la Administración de Abuso de Sustancias y Salud Mental (SAMHSA por sus siglas en inglés) en su página web.

La marihuana que está disponible actualmente es muy potente y, contrario a lo que se cree, puede causar adicción.

Contiene más de 100 componentes entre los cuales los más estudiados son el canabidiol (CBD) y el tetrahidrocanabinol (THC) responsable de la sensación de euforia que produce la droga.

La potencia del THC (tetrahidrocanabinol, el principal constituyente psicoactivo del cannabis) es hoy mucho mayor que en el pasado. En 1995 era del 4%, mientras que en la actualidad alcanza entre el 12% y el 25%. A mayor cantidad de este químico, mayores son los efectos de alteración cerebral.

Pero, además, la marihuana también está disponible en formas más concentradas, como las galletas o los aceites, donde puede alcanzar hasta el 80% o el 90% de potencia.

1 de cada 10 personas que consume marihuana se hará adicta, y la cifra se eleva a 1 de cada 6 en los casos de jóvenes que la prueban antes de los 18 años.

Está demostrado que la marihuana puede causar pérdida permanente de hasta 8 puntos del coeficiente intelectual si se le consume desde la juventud.

El consumo de marihuana también está asociado a problemas de salud mental que van desde depresión o ansiedad hasta episodios psicóticos, aunque se desconoce si la droga es realmente lo que los ocasiona.

Esta droga también puede afectar el desempeño atlético, así como reducir la concentración y capacidad de reaccionar a tiempo a la hora de manejar.

En embarazadas, la marihuana puede impedir el crecimiento fetal, causar parto prematuro y otros problemas cognitivos en el bebé como hiperactividad. Se sabe que el tetrahidrocanabinol pasa de madre a hijo a través de la leche materna, lo que puede afectar el desarrollo del niño.
El humo de la marihuana inflama e irrita los pulmones, causando tos o moco.

Dicho esto, se ha visto que la marihuana puede tener beneficios médicos.


También se cree que ayuda a aliviar el insomnio o la ansiedad.

Entre los usos de la marihuana medicinal están el tratamiento del dolor crónico, glaucoma, esclerosis múltiple o espasmos y alivio de las náuseas o vómitos en pacientes de cáncer que reciben quimioterapia entre otros.

Alucinógenos: prometedores, pero peligrosos

Los alucinógenos son un grupo diverso de drogas que alteran la conciencia que una persona tiene de su entorno y también sus propios pensamientos y sentimientos, explican los Institutos Nacionales de la Salud en su página web.

Algunos alucinógenos se extraen de plantas o de hongos, y otros son sintéticos (hechos por el hombre).

Entre sus efectos a corto plazo están, como su palabra lo sugiere, alucinaciones (ver, oír o sentir cosas que parecen reales, pero no existen) y otros como aumento de la frecuencia cardiaca, náuseas, intensificación de sentimientos y experiencias sensoriales y cambios en la percepción del tiempo.

Todo esto puede causar aumento de la presión arterial, frecuencia respiratoria o temperatura corporal, problemas para dormir, sequedad de la boca, sudoración excesiva, movimientos descoordinados o pánico, paranoia o psicosis entre otros.

A largo plazo se han reportado dos tipos de efectos secundarios en los alucinógenos ‘clásicos’ como el LSD, aunque suelen ser poco frecuentes: psicosis persistente y trastorno de percepción persistente por alucinógenos, que consiste en alucinaciones o trastornos visuales que se presentan como flashbacks sin previo aviso.

Los alucinógenos ‘disociativos’, como la PCP o la ketamina pueden causar convulsiones, coma o hasta la muerte y causar problemas permanentes del habla, memoria o angustia o pensamientos suicidas.

No obstante, hay un creciente cuerpo de evidencia que indica que, bajo supervisión médica, los alucinógenos podrían servir como medicamentos, especialmente para trastornos mentales como la depresión.

Entre las sustancias estudiadas están:

  • Psilocibina. El ingrediente psicodélico de algunas especies de hongos se está investigando, junto con la psicoterapia, como tratamiento para la depresión. Un ensayo reciente de psilocibina y psicoterapia encontró una reducción continua de los síntomas depresivos de los pacientes cuatro semanas después de tomar el fármaco. Otros estudios están evaluando si podría ayudar a las personas a dejar de fumar.
  • DMT. La dimetiltriptamina o DMT es un compuesto químico que se encuentra en varias plantas y es uno de los ingredientes activos de la ayahuasca, la bebida que se consume durante los rituales chamánicos en algunos lugares de la Amazonia para alterar las funciones cerebrales, incluida la percepción y la cognición.
  • LSD. Las microdosis de esta droga psicodélica se muestran prometedoras como una alternativa no adictiva para el manejo del dolor.
  • MDMA. Investigadores en EEUU exploran si una combinación de MDMA (éxtasis) y psicoterapia podría ayudar a las personas a recuperarse del trastorno de estrés postraumático.
  • Ketamina. Un fármaco similar a la ketamina llamado esketamina, que se administra en forma de aerosol nasal, fue autorizado recientemente para su uso en el Reino Unido como tratamiento para la depresión grave.
  • Cannabis. El cannabis se evalúa para pacientes con dolor crónico, epilepsia, esclerosis múltiple, trastorno de estrés postraumático, síndrome de Tourette, trastorno de ansiedad o antecedentes de abuso de sustancias.

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