¿Cómo Chile se convirtió en un líder mundial de la vacunación contra el covid-19?
SANTIAGO DE CHILE.- Sentada en el gimnasio del Estadio Municipal de Las Condes, una comuna del este de Santiago, Catalina Acuña espera tranquilamente. Llegó a las 9:30 de la mañana, porque sabía que le tocaba vacunarse y temía que la espera fuera larga. Pero por suerte no ha sido así.
Catalina Acuña tiene 18 años y trabaja en la parte administrativa de un colegio en uno de los barrios más pobres de la capital. Sufre de asma y la asustaba la posibilidad de contagiarse con coronavirus y tener complicaciones. "En el colegio, las clases son presenciales y casi todos los adultos están vacunados. Ese es el único lugar al que voy, para trabajar. Sino no salgo", dice.
A su alrededor hay una multitud, pero no se ve desorden. La gente espera con paciencia en sillas de plástico, distanciadas un metro las unas de las otras, hasta que llamen su número de atención. Arriba de los seis módulos de vacunación, una pantalla gigantesca transmite música y videos. Una vez vacunadas, las personas tienen que quedarse 30 minutos en un patio abierto para asegurarse de que no presenten reacciones adversas.
Mientras tanto, empleados municipales les entregan galletas y agua. Un número importante de las personas presentes llegó gracias a buses de acercamiento que recorren la comuna. Tanto el transporte como la vacuna son gratuitos. Sólo en este centro se ha logrado vacunar entre 900 y 1,300 personas al día.
Desde que partió el proceso de inoculación masiva anticovid, el 3 de febrero pasado, han llegado a Chile cerca de 11 millones de dosis de inmunización de las empresas Sinovac y Pfizer-BioNtech. Con esas cifras —un record considerando que la población de Chile es de aproximadamente 19 millones de personas—, este pequeño país de Sudamérica se convirtió, esta semana, en un líder en la administración de vacunas contra el covid-19.
Ha administrado 32.92 dosis por cada 100 habitantes, de acuerdo con una herramienta de la agencia Bloomberg que monitorea el ritmo de vacunación en todo el mundo. Esto coloca a Chile por delante de Estados Unidos, donde han sido colocadas 30.46 dosis por cada 100 habitantes, y de países de la Unión Europea como Alemania, que ha administrado 10.49 dosis por cada 100 personas, según esa herramienta.
Este viernes ya se registraban, a lo largo del país, más de 4.6 millones vacunadas. La meta es tener a toda la población protegida de aquí a junio, sobre todo considerando que las cifras de contagio siguen aumentando de manera alarmante, alcanzando los niveles más críticos desde la primera ola.
¿Cómo se logró el éxito de vacunación?
Las claves incluyen, entre otras cosas, el desarrollo de una estrategia temprana de negociación con los laboratorios para asegurarse la disposición de las dosis necesarias para los chilenos; una excelente coordinación del Ministerio de Salud con la amplia red de atención de salud pública y privada; una campaña de concienciación eficiente, el establecimiento de un calendario ordenado para priorizar los grupos de riesgo y el gran interés de la población por vacunarse.
A eso se suma la buena disposición de la población que, a su modo, de ver “ha mostrado un alto nivel de responsabilidad y adherencia con este proceso”.
En la Clínica Alemana, una de la principales del sistema de salud privada del país, hay frente al vacunatorio una carpa amplia que se extiende sobre parte del estacionamiento. En la entrada, numerosos carteles indican que en ese lugar se vacuna contra el coronavirus. Dos guardias guían a la gente hacia la esquina donde se hace una fila, que avanza rápidamente, o hacia el interior de la carpa, donde deben esperar los 30 minutos indicados después de recibir la dosis.
Para poder ser vacunadas, estas personas tuvieron que reservar su hora por internet. Así se garantiza que sean atentidas de manera expedita, que se respeten los aforos y se eviten los contagios.
Hamilton Vega, un ingeniero de 52 años, espera de pie. De estatura media, pelo negro y camisa a cuadro, explica que hace un tiempo tenía un índice de masa corporal de 40 y que lleva meses en tratamiento para adelgazar. Por su obsesidad lo citaron en el grupo de personas con comorbilidades que tienen prioridad. Esperaba este momento con ansia.
"Siempre quise vacunarme", dijo con entusiasmo. El proceso de vacunación en todo el país ha sido extraordinario. Al tercer día de iniciada la campaña de inmunización, Vega tuvo que llevar a su madre de 87 años a un centro de salud pública para que recibiera su inyección. Por su edad estaba entre las primeras en ser vacunada. Ella vive en La Florida, una comuna de clase media entre las más pobladas de la capital, pero incluso ahí la atención fue expedita.
María Antonieta Rodríguez, enfermera jefa del vacunatorio de la Clínica Alemana explica que para lograrlo, todo el sistema de salud del país tuvo que adaptarse rápidamente a las nuevas exigencias". "El Ministerio de Salud ha hecho un esfuerzo tremendo para poder responder a lo que se necesita y ha sido muy eficiente. Se aumentaron los recursos tanto económicos como humanos a más del doble para tener resultados", afirmó.
La enfermera explica que además de la disponibilidad de las vacunas, de la instalación de infraestructuras especiales para su administración y de la capacitación de personal suplementario para hacerlo, existe desde el punto humano una gran entrega de parte de quienes trabajan en el sistema de salud. "Esta es una oportunidad; es trascendental la labor que estamos haciendo para proteger a la comunidad. Por eso hay un compromiso muy grande de todos. Nosotros trabajamos los festivos, los fines de semana, los días libres".
Una estrategia eficiente
A nivel estratégico también Chile se manejó bien: supo anticiparse a lo que venía. Ya a comienzos de marzo del 2020, el Ministerio de Ciencia, Conocimiento e Innovación comenzó a estudiar maneras de enfrentar la pandemia.
En mayo, la comunidad científica nacional que cuenta con centros reconocidos a nivel internacional tomó contacto con laboratorios que desarrollaban vacunas alrededor del mundo para planificar el suministro de la cantidad suficiente de dosis para proteger a su población. Simultáneamente el gobierno cerró acuerdos con los países proveedores y compró las vacunas tempranamente.
Al igual que en el resto del mundo, en un comienzo muchos chilenos sintieron desconfianza hacia la vacuna. Circularon teorías de conspiración, incluyendo la que dice que la vacuna es un pretexto para insertarle un chip a las personas y controlarlas.
Lidia Sandoval, una mujer de 60 años que sufre de múltiples enfermedades crónicas, es parte de ese grupo temoroso. "Yo no me quería vacunar, porque pensé que me podía pasar algo por todo lo que se decía en Facebook y otras partes", dijo. Fue mi hija quien me convenció.
Lidia Sandoval vive en El Bosque, una comuna de pocos recursos en la zona sur de Santiago. En su barrio supo de varios vecinos que murieron de covid-19 el año pasado. Ahora que recibió la primera dosis, se siente un poco más confiada, pero el día que fue al vacunatorio del centro de salud municipal estaba muy nerviosa.
María Antonieta Rodríguez, de la Clínica Alemana, confirma que a pesar de lo masivo de la vacuna, llega gente asustada. La mayoría de las reacciones adversas observadas durante el tiempo de espera posterior a la inoculación son desmayos relacionados con el nerviosismo.
Catalina Acuña, la joven de 18 años que trabaja en un colegio, cree que a pesar de sentirse un poco más tranquilos con la vacuna, los chilenos seguirán asustados frente a la posibilidad de contagiarse. Pero, a pesar de eso, ella se ha sentido más esperanzada. Este año entra a estudiar Medicina, no sabe si de manera presencial o a distancia, y quisiera volver a la normalidad. "Espero pronto poder volver a salir, ir a la universidad y estar con mis amigos", dijo. "De alguna manera, creo que esta pandemia se va a superar, porque tenemos la tecnología para combatirla y eso no existía antes".
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