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Juicio Político

57 votos y la condena (solo moral) del líder republicano del Senado: lo que dejó el segundo juicio político a Trump

Por primera vez en la historia de EEUU, un grupo de senadores del partido del procesado vota a favor de condenarlo en un juicio político. Con todo y eso, el Senado no logró las dos terceras partes necesarias para hallar a Trump culpable.
13 Feb 2021 – 05:12 PM EST
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La sorpresa en el segundo juicio político contra Donald Trump no estuvo en el resultado final: su esperada absolución. La sorpresa estuvo en un drama de última hora, el número de republicanos que se unieron a los demócratas para condenar al expresidente y, particularmente, en el duro y contradictorio mensaje final del líder de la bancada republicana contra el acusado.

Los 50 demócratas, junto a 7 republicanos, votaron para condenar al expresidente por su responsabilidad por el violento asalto al Capitolio del 6 de enero realizado por sus simpatizantes y que dejó 5 muertos.

Es el voto de juicio político en el que han votado la mayor cantidad de senadores del partido del acusado, dos más que los que habían votado originalmente sancionando la constitucionalidad del proceso, que era cuestionada por su defensa.

En 2020, Mitt Romney se convirtió en el primer senador en votar en contra del líder de su partido en un juicio político. Esta vez, Romney estuvo acompañado por otros 6 colegas.

De esta manera, Trump queda con la deshonrosa marca de contar un voto bipartidista en su contra en un juicio en el Senado (aunque le faltaran 10 para condenarlo) y, además, de ser el único presidente de la historia de EEUU en haber sido sometido dos veces a ‘impeachment’ por el Congreso por actos cometidos en el ejercicio de su gobierno. Todo en un solo mandato.

"No hay duda de que el expresidente Trump es responsable moral y prácticamente de los eventos (del 6 de enero)", dijo el líder de la minoría republicano, Mitch McConnell, quien, pese a votar en favor del acusado, en su mensaje final en el pleno del Senado respaldó todos los mismos argumentos que elevó la acusación, pero contra los cuales había votado tan solo minutos antes.

McConnell fustigó a Trump por no "haber hecho su trabajo" mientras el asalto estaba ocurriendo y aseguró que el entonces mandatario "estaba viendo (los eventos) felizmente en televisión".

Fue un mensaje para muchos contradictorio. Particularmente por un detalle procedimental que el senador por Kentucky argumentó: que el Senado recibió la acusación cuando Trump ya no era presidente. Pero eso se debió a que él mismo, como anterior jefe de la Cámara Alta, decidió no convocar a los senadores para que pudieran recibir el 'impeachment' que habían aprobado los representantes.

Al final de su declaración, McConnell prácticamente invitó a que se le abra un proceso en tribunales a Trump, quien ahora, destacó, es un "ciudadano particular".

Resultado esperado

Pese a la paradoja de McConnell y el número de republicanos que sí consideraron culpable a Trump, no es sorprendente el resultado final del juicio en el Senado, que se resolvió en tiempo récord de 5 días con dos sesiones de presentación de argumentos de la acusación (13 horas, aproximadamente) y de la defensa (3 horas y media).

Por unas pocas horas de este sábado horas pareció que el proceso se extendería más allá de lo que se pronosticaba, cuando el pleno aprobó la solicitud de los administradores de la acusación de llamar a testimonio a la congresista Jaime Herrera-Butler.

Al final, se pactó un acuerdo entre las partes para incluir testimonio de la congresista republicana de Washington, quien asegura que el líder de su bancada, Kevin McCarty, contó el día del asalto cómo Trump se negó a enviar ayuda al Capitolio y se burló de la situación riesgosa que experimentaban los congresistas.

Eso habría abierto la compuerta para que las partes pidieran más testimonios y documentos, lo que podría haber extendido el proceso por días o semanas, que era justo lo que no querían ni demócratas ni republicanos.

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Demócratas revelan videos inéditos para demostrar que asaltantes del Capitolio "tenían en la mira" a Pence y Pelosi

Desde antes de que la acusación de ‘impeachment’ llegara al Senado, ya se sabía que no se lograrían los 67 votos necesarios para una condena. Solo seis republicanos consideraron que el proceso era constitucional cuando se sometió a votación el punto el primer día del juicio.

Pese a que muchos dentro del Partido Republicano han achacado a Trump responsabilidad por el violento asalto al Capitolio del 6 de enero realizado por sus simpatizantes, no estuvieron dispuestos a convertirlo en el primer expresidente condenado en un juicio político.

El peso de Trump dentro del partido es todavía demasiado notorio como para enemistarse con la legión de seguidores con las que cuenta y que serán necesarios para ganar elecciones futuras.

¿Criminalizar o proteger?

Con las posiciones asumidas, la semana del proceso más fue un ejercicio de ping-pong proselitista.

La acusación estaba integrada por políticos que son representantes por el Partido Demócrata; en la defensa solo había abogados sin actividad política conocida.

Sin embargo, los defensores de Trump usaron una retórica que por momentos tenía resonancias de la campaña presidencial republicana y parecían estar reproduciendo mensajes de la campaña presidencial del exmandatario.

“Esto es sobre mucho más que el presidente Trump”, dijo al cierre de los argumentos de la defensa Bruce Castor, el abogado del exmandatario, quien el primer día del juicio había generado un gran revuelo con una extraña presentación que sorprendió a muchos por su falta de foco legal y narrativo.

"Su objetivo es eliminar a un oponente político, sustituir su opinión por la voluntad de los votantes (...) Este juicio va mucho más allá que Trump (busca) criminalizar puntos de vista políticos, de esto se trata realmente este juicio", concluyó Castor.

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Abogados de Trump insisten en que el juicio político no es constitucional, aunque el Senado determinó lo contrario

Los demócratas argumentaban la necesidad de proteger el sistema democrático con una condena ejemplarizante.

“No estamos aquí para castigar a Trump, estamos aquí para prevenir que la semilla del odio que sembró no florezca”, afirmó en una parte de su intervención la representante Diana DeGette.

La ‘Gran Mentira’ de Trump

Los administradores de la Cámara de Representantes aseguraron que el ataque al edificio del Congreso fue el lógico final de un proceso que el expresidente había venido cultivando desde la campaña electoral con su retórica violenta y la difusión de mentiras sobre el proceso electoral. No fue un evento espontáneo, ni siquiera algo que se diera al calor de ese mismo día.

Fue la explosión de una rabia que se venía acumulando desde meses atrás, cuando Trump empezó a denunciar un supuesto fraude con los votos por correo, ampliados en ciertos estados por la pandemia, y se exacerbó a partir del 3 de noviembre con la renuencia del derrotado presidente a reconocer la victoria de Joe Biden argumentando que le habían “robado” las elecciones.

Es lo que los administradores demócratas calificaron como la ‘Gran Mentira’ de Trump. La intención, según sus explicaciones, era impedir que se cumpliera el traspaso de poder a Joe Biden, frustrando el último evento en el calendario electoral que era la sesión bicameral del Congreso en la que se recibiría el resultado certificado del Colegio Electoral.

La defensa del expresidente rechazó que sus palabras hayan sido el detonante de aquellos eventos y defendió el derecho a la libertad de expresión del expresidente. Para remarcarlo presentaron videos editados de líderes demócratas usando frases similares a “lucha” y “pelear como el demonio” que usó Trump en el discurso a las afueras de la Casa Blanca horas antes de que se desatara la furia de sus simpatizantes.

Aunque muchos de los retratados en esos videos se quejaron de que se quería establecer una “falsa equivalencia” al sacar de contexto sus palabras, con una chocante repetición de la palabra “lucha”, la estrategia era demostrar que esos políticos demócratas estaban protegidos por la Primera Enmienda de la Constitución, como Trump. De otra manera, ellos serían culpables de incitar a la violencia, parece ser el argumento fundamental.

Jurados, víctimas y testigos

Los administradores de la acusación aprovecharon que los senadores conformados en jurado del juicio fueron también testigos y víctimas del evento para personalizarlo al máximo, apelando al miedo inicial y la posterior indignación que sintieron los congresistas, muchos de los cuales temieron por sus vidas.

Los demócratas mostraron videos de vándalos que entonaban cánticos contra el vicepresidente Mike Pence pidiendo su “ahorcamiento” o la búsqueda de Nancy Pelosi, presenta de la Cámara de Representantes, a quien varios de los que participaron en el ataque habían expresado deseos de “meterle una bala en la cabeza” en mensajes en redes sociales.

“El vicepresidente fue blanco de la muchedumbre porque él se rehusó a revertir los resultados de las elecciones”, dijo la representante Stacey Plaskett, una de los administradores que presentó diagramas mostrando que los atacantes llegaron a estar a solo 100 pies del lugar donde Pence y su familia estaban resguardados.

Pero la estrategia no convenció, aunque quizá haya conmovido. Varios senadores republicanos dijeron estar “conmovidos” e “impactados” por lo que vieron y escucharon y por el recuerdo de la violencia de aquel día, pero eso no significa que estuvieran dispuestos a culpar de eso al presidente, que era la intención del juicio.

Palabras a la opinión pública

Los argumentos de ambas partes parecieron estar dirigidos más allá del recinto del Senado y hacia el resto de la opinión pública

Los demócratas, recordando los horrores de aquel asalto que dejó 5 personas muertas y cientos de heridos y sacudió la confianza de gran parte de la población en la institucionalidad política estadounidense. Y con video machando las palabras de Trump en decenas de eventos públicos a lo largo de su presidencia, que desembocaron en el mitin de la Casa Blanca del 6 de enero.

La defensa de Trump pareció imbuida del estilo de su cliente en el tono desafiante con el que se dirigieron al Senado en una buena parte de su presentación, inadecuado para el recinto y con seguridad inadmisible en una corte legal, y con el uso de videos que parecían sacados de un manual de campaña electoral.

Un montaje de frases descontextualizadas en las que repetían las palabras “pelea” o “lucha” dichas por varios líderes demócratas buscaba, mediante un estilo agresivo en la edición, demostrar que decir eso es parte del vocabulario político porque sino ellos también podrían ser acusados de incitar a la violencia.

El abogado Micheal van der Veen en un momento de la sesión de preguntas de los senadores del viernes levantó la cabeza y como viendo más allá del salón lamentó que “el pueblo estadounidense” (al que señaló con los lentes en su mano derecha) no había tenido la posibilidad de ver un proceso correcto. Con ese gesto, Van der Veen dejó patente cómo el mensaje iba dirigido a quienes estuvieran viendo la transmisión de televisión.

En su mensaje al final del proceso, el líder de la mayoría demócrata, Chuck Schumer, dijo esperar que el exmandatario sea condenado por "la corte de la opinión pública", que es donde los demócratas esperan ahora que tenga efecto los argumentos que presentaron contra Trump.

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