El juez Thomas sufrió por los préstamos estudiantiles, ahora decidirá si Biden puede condonarlos
La Corte Suprema no tendrá que ir muy lejos si quiere una visión personal sobre el "peso aplastante" de la deuda estudiantil de los afectados por el plan de condonación de préstamos universitarios de la administración Biden.
El juez Clarence Thomas, de 74 años, tenía algo más de 45 y estaba en su tercer año en el alto tribunal cuando terminó de pagar la deuda que contrajo estudiando en la Facultad de Derecho de Yale.
Thomas, el juez con más años de servicio en la corte y el conservador más acérrimo, se ha mostrado escéptico con respecto a otras iniciativas de la administración Biden. Así que sobre el plan de alivio de la deuda es poco probable que Thomas sea un voto a favor del gobierno.
Pero como las propias experiencias de los jueces pueden ser relevantes en la forma en que abordan un caso, hay que recordar que Thomas escribió sobre el papel que jugaron los préstamos estudiantiles en sus problemas financieros.
Incluso un compañero estudiante de la Facultad de Derecho le llegó a sugerir que se declarara en bancarrota después de graduarse "para salir del peso aplastante de los préstamos estudiantiles", escribió el juez en su libro de memorias de 2007 ‘El hijo de mi abuelo’. Pero el juez rechazó la idea.
No está claro si alguno de los otros jueces de la Corte Suprema adquirió un préstamo para sus estudios universitarios o lo hizo para la educación de sus hijos. Algunos jueces crecieron en relativa riqueza y otros informaron que consiguieron becas para sus estudios en algunas de las instituciones privadas más caras del país.
De los siete jueces que son padres, cuatro han señalado a través de sus declaraciones de inversiones que, para evitar que sus propios hijos carguen con deudas universitarias, han acumulado dinero en cuentas de ahorro para la universidad libres de impuestos que podrían limitar cualquier necesidad de pedir préstamos
El presidente del tribunal, John Roberts, y el juez Neil Gorsuch son los que más tienen a su disposición, al menos $600,000 y $300,000, respectivamente, según los reportes financieros anuales que divulgan los jueces. Cada uno tiene dos hijos.
Los jueces Amy Coney Barrett, que tiene siete hijos, y Ketanji Brown Jackson, que tiene dos, también han puesto dinero en cuentas de ahorro para la universidad, en las que cualquier ganancia o crecimiento está libre de impuestos si se gasta en educación.
Ninguno de los jueces quiso hacer comentarios para esta nota, según una portavoz de la corte.
Thomas es el único juez que ha hablado de sus problemas con las deudas estudiantiles
Pero de Thomas sí sabemos lo que escribió en sus memorias, en las que se refirió vívidamente a sus problemas de dinero y su historia de superación de la pobreza.
En su libro, cuenta cómo un banco ejecutó una vez uno de sus préstamos porque los avisos de pago y morosidad se enviaron a la casa de sus abuelos en Savannah, Georgia, en lugar de a su domicilio, que en ese momento estaba en Jefferson City, Missouri.
Thomas pudo obtener otro préstamo para pagarle al banco solo gracias a que lo avaló su mentor, John Danforth, entonces fiscal general de Missouri y más tarde senador de los Estados Unidos.
El juez contó también que se inscribió en un programa de aplazamiento del pago de matrícula en Yale en el que un grupo de estudiantes pagaba conjuntamente sus préstamos pendientes de acuerdo con su capacidad financiera, y los que ganaban más pagaban más.
En ese momento, la primera esposa de Thomas, Kathy, estaba embarazada. “No sabía qué más hacer, así que firmé en la línea de puntos y pasé las siguientes dos décadas pagando el dinero que pedí prestado durante mis últimos dos años en Yale”, escribió Thomas.
Cuando fue nominado por primera vez para ser juez federal en 1989, Thomas informó que tenía $10,000 en préstamos estudiantiles pendientes, según un informe de noticias en ese momento. La administración Biden eligió justo esa cifra como la cantidad a aliviar para la mayoría de los prestatarios.
La Casa Blanca dice que 26 millones ya han solicitado la condonación de su deuda
La experiencia personal puede dar forma a las preguntas de los jueces en la sala del tribunal y afectar sus conversaciones privadas sobre un caso, incluso si no figura en la resolución que adopten.
“Es útil tener personas con experiencias de vida variadas solo porque enriquece la conversación”, dijo la jueza Sonia Sotomayor.
Sotomayor, como Thomas, también creció en la pobreza. Obtuvo una beca completa para estudiar en Princeton y luego fue a Yale para estudiar Derecho, como lo hizo Thomas.
Evitar que la gente tenga que asumir las complicadas decisiones que enfrentó Thomas es una parte clave del argumento de la administración para la condonación de préstamos.
La administración dice que sin ayuda adicional, muchos prestatarios se atrasarán en sus pagos una vez que se levante la moratoria vigente desde el comienzo de la pandemia de coronavirus hace tres años, a más tardar este verano.
Según el plan del gobierno anunciado en agosto pero bloqueado hasta ahora por los tribunales federales, se cancelarían $10,000 en préstamos federales para las personas que ganan menos de $125,000 o para los hogares con menos de $250,000 en ingresos.
Los beneficiarios de las Becas Pell, que tienden a tener menos recursos financieros, recibirían una condonación de deuda adicional de otros $10,000.
La Casa Blanca dice que 26 millones de personas ya lo han solicitado y 16 millones han sido aprobados. Se estima que el programa costará $400,000 millones durante las próximas tres décadas.
Gran parte de la discusión en la audiencia del martes se centró en si los estados tenían el derecho legal de presentar una demanda contra el plan de préstamos estudiantiles de Biden.
Pero los jueces también parecían estar analizando si Biden tenía la autoridad para condonar cientos de miles de millones de dólares sin la aprobación explícita del Congreso, que decide cómo se gasta el dinero de los contribuyentes.
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