Dejen de culpar a las latinas por la brecha salarial, nosotras no somos el problema

Esta semana, mientras el país observa el Día Nacional de Acción por la Igualdad Salarial para las Latinas el 8 de diciembre (Latina Equal Pay Day LEPD por sus siglas en ingles), es imperativo que aclaremos un par de datos. En primer lugar, este no es un día festivo. Es una obligación destacar, con vergüenza, el salario enormemente desigual que reciben las latinas. En 2020, a las latinas se les pagó solo 49 centavos por cada dólar pagado a los trabajadores varones blancos no hispanos, razón por la cual el Día de la Igualdad Salarial para las Latinas se celebra tan tarde este año.
En segundo lugar, las personas obtienen datos incorrectos todos los años, y aunque puede ser confuso, una simple verificación de los datos ayuda mucho (más sobre eso a continuación). Por último, pero no menos importante, cada año las latinas se enfrentan a argumentos tergiversados cuando personas bien intencionadas dicen que las latinas son parte del problema porque deberían haber elegido diferentes trabajos, elegido diferentes trayectorias profesionales, negociado mejor, tomado un mejor control de nuestras finanzas, etc., la lista continúa. Lamentablemente, las personas que culpan a las latinas están equivocadas.
Seamos claros. La razón por la que observamos el Día de la Igualdad Salarial para las Latinas cada año es porque, en todos los sectores, los empleadores no le están pagando a las latinas de manera equitativa, y necesitamos denunciar esto. No importa de qué manera se desglosen los datos, a las latinas que trabajan en todos los sectores y en todas las industrias, independientemente de su nivel de educación, se les paga dramáticamente menos que a sus homólogos masculinos blancos.
54 centavos por cada dólar pagado a los trabajadores varones blancos no hispanos fue el promedio para todas las latinas con ingresos reportados en 2021, y por primera vez, esto incluye a las latinas que reciben pago por hora, las que trabajan temporalmente o por estaciones, y las de la economía digital. Esto es un ligero aumento de los sombríos datos de 2020 de 49 centavos por dólar, pero 54 centavos sigue siendo una cifra drásticamente desigual y totalmente inaceptable.
Ya sea porque se han tomado decisiones para discriminar deliberadamente a las latinas, porque el prejuicio implícito ha afectado las decisiones salariales, o porque los empleadores están utilizando salarios discriminatorios anteriores para establecer el salario actual de una trabajadora latina ( nota: ¡esto va contra la ley en algunos estados!), la realidad es que no es culpa de las latinas que hayan sido tan inmensamente mal pagadas.
Si bien las empresas han intensificado sus métodos favoritos al establecer programas de capacitación para enseñar a las latina: cómo negociar mejor, tomar mejores decisiones, abogar por sí mismas o actuar de manera más inteligente, si esto es lo único que las empresas recuerdan del Día de la Igualdad Salarial para las Latinas, se están olvidando de lo más importante.
Ciertamente, estos programas de educación y capacitación son excelentes, pero seamos muy claros: no hay nada en estas iniciativas que haga que un empleador decida hacer lo correcto por las latinas. Y lo que es peor, la mayoría de las personas que están mal pagadas ni siquiera se dan cuenta.
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Incluso si una latina es consciente de que está siendo mal pagada, la responsabilidad no debería recaer en ella para solucionarlo. El trabajo para corregir esto no debe recaer sobre sus hombros ni ser de todo un contingente de trabajadoras que han sido discriminadas durante décadas.
Los empleadores tienen la obligación legal de no discriminar a los trabajadores por razón de género, raza u origen étnico en la mayoría de los casos bajo la ley federal, dependiendo de la cantidad de personas que emplea la empresa. Los empleadores no deben ser motivados para hacer lo correcto solo porque la ley lo requiere. Es lo correcto y tiene el mayor sentido económico. Los ejecutivos de negocios inteligentes saben que cuando un empleado es valorado y tratado de manera justa, tiene un impacto positivo en su trabajo, lo que produce mejores resultados para el empleador.
No hay nada que las latinas pudieran haber “hecho mejor” para evitar las pérdidas masivas que experimentaron en 2020. De hecho, ese conjunto de datos mostró que los 49 centavos que se pagaban a las latinas por cada dólar pagado a los hombres blancos no hispanos era la brecha más amplia vista en la última década. ¿Por qué? Más latinas fueron expulsadas del mercado laboral durante la pandemia de covid porque se enfermaron, tuvieron mayores responsabilidades de cuidado familiar y trabajaron en empleos donde no tenían beneficios, ni el apoyo necesario para poder mantener sus trabajos mientras cuidaban a familiares enfermos y trataban de sobrevivir a la pandemia ellas mismas.
De hecho, más latinas fueron expulsadas del mercado laboral que cualquier otro grupo demográfico durante ese tiempo, lo que resultó en un gran descenso. Desde entonces, muchas latinas han podido regresar a la fuerza laboral, lo cual es una buena noticia, pero lo que no se puede olvidar es que no fue su culpa que fueran expulsadas en primer lugar.
Este Día de la Igualdad Salarial para las Latinas habrá personas que dirán que las latinas necesitan pedir más dinero y abogar mejor por sí mismas si quieren que les paguen mejor. Están equivocados. Los empleadores deben hacerlo mejor y también nuestros líderes políticos.
¿Cómo? El Congreso necesita aprobar leyes más estrictas, como la Ley de Equidad Salarial y la Ley de Equidad de Trabajadoras Embarazadas. Las legislaturas estatales deben aprobar proyectos de ley de equidad salarial y otras leyes que impacten directamente la brecha salarial que experimentan las latinas durante toda su carrera.
Y los empleadores deben tomar medidas para asegurarse de que están cumpliendo con la ley. Deben tener en cuenta sus prejuicios y crear protocolos para determinar si el prejuicio está afectando sus decisiones sobre el salario, las oportunidades de capacitación y el avance para las latinas y toda su fuerza laboral, producirá beneficios para el empleador y para las trabajadoras latinas que hacen que estos negocios sean prósperos.
En cuanto a las trabajadoras latinas, las cosas que podríamos hacer para nuestro propio crecimiento profesional incluyen aprender a negociar para que nos sintamos más en control de nuestras propias circunstancias financieras y recibir capacitación sobre las cosas que nos ayudarán a estar mejor preparadas para nuestros trabajos y sentirnos más realizadas en nuestras carreras. Debemos hacer estas cosas, si queremos hacerlas, por nosotras mismas, no porque tengamos que asumir la responsabilidad que ya tienen los empleadores.
Las latinas ya somos el sostén de las familias, los lugares de trabajo y las comunidades. Estamos haciendo nuestro trabajo. Garantizar que se nos pague de manera justa y equitativa no nos corresponde. Es hora de que otros también hagan su trabajo.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.