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Los estadounidenses necesitan estudiar el racismo más, no menos

"Contrario a lo que sostiene el GOP, Estados Unidos, como sociedad, necesita seguir estudiando la historia del racismo y la discriminación, sus manifestaciones actuales y el peligro que estas representan para el bienestar del país".
Opinión
Miembro del equipo de política de Univision
2021-06-14T17:14:01-04:00
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Un manifestante protesta contra el racismo en California. Crédito: Getty Images

En una sociedad erigida en parte sobre el racismo y la discriminación, como la de Estados Unidos, se necesita un debate constante y sustantivo sobre ese flagelo. Es la única forma de reducir sus efectos perniciosos acumulados a través del tiempo, trabajar por la igualdad de oportunidades y ante la ley y fomentar la armonía racial y étnica. Pero la inseguridad ideológica y política del Partido Republicano se ha convertido en un obstáculo para procurar esos nobles objetivos.

El GOP ha prohibido o planea prohibir la enseñanza de la llamada critical race theory” o teoría crítica sobre la raza, en traducción libre, por lo menos en 15 estados en los que gobierna. “Teoría crítica sobre la raza” es el nombre genérico que se le ha dado a la idea de que, para mitigar el racismo en cualquier sociedad, es imprescindible estudiar cómo éste la ha impactado a través de la historia y en qué estructuras y prácticas sociales sobrevive. El concepto presupone que el racismo no es solo una cuestión de actitudes individuales, sino también de prácticas institucionales que retrasan el progreso social.

Ciento cincuenta y seis años después de la abolición de la esclavitud, el racismo institucional aún socava la evolución constructiva de Estados Unidos. Se manifiesta en la subrepresentación de los afroamericanos y otras minorías en diversos círculos de poder, incluyendo el propio Partido Republicano; el atraso económico y social de las minorías, especialmente en el sur del país; la sobrepoblación carcelaria de afroamericanos e hispanos; y los frecuentes maltratos policiales que quedan impunes, entre otras cosas. La teoría crítica de la raza se practica desde hace décadas en universidades y escuelas públicas y privadas con la intención de entender mejor estos fenómenos y buscarles remedio blando.

Pero los republicanos, aferrados a prejuicios atávicos y nerviosos por el ascenso de las minorías étnicas, pretenden acallar el debate mediante leyes y decretos que equivalen a pura censura. Se justifican negando que en Estados Unidos haya racismo sistemático y afirmando que, el que todavía existe, obedece a que ciertas personas no han sabido superarlo.

En realidad, el GOP recurre a la fuerza persecutoria porque sus líderes saben que el estudio académico del racismo histórico e institucional molesta a miembros blancos de su base política. El partido ha devenido un imán para racistas y otras personas que desean preservar intactos los tradicionales privilegios de los blancos no hispanos. Prefieren barrer bajo la alfombra la realidad histórica y actual del racismo y la discriminación con tal de no alienar a esos votantes. Y les mienten a ellos y al país de forma sistemática sobre este azote, con la esperanza de que las mayorías terminen aceptando la mentira.

Pero la negación del racismo estructural lo perpetúa al dificultar su comprensión y la adopción de medidas efectivas para combatirlo. Las consecuencias de esa negación pueden ser trágicas. Quedó demostrado con el surgimiento del gobierno de Donald Trump, el cual abrazó el racismo como política de estado. Frenó el trabajo de agencias federales que combaten la discriminación. Les prohibió a las agencias federales el realizar seminarios, talleres y prácticas que promoviesen la sensibilidad étnica y racial. Redujo al mínimo la representación de las minorías étnicas en las altas esferas del gobierno. Y a menudo hizo guiños racistas a los miembros blancos no hispanos de su base de poder. El más infame fue la declaración de Trump de que había “gente buena en ambos lados” de la confrontación callejera entre nazis y antinazis en Charlottesville, Virginia, el 15 de agosto de 2017.

Contrario a lo que sostiene el GOP, Estados Unidos, como sociedad, necesita seguir estudiando la historia del racismo y la discriminación, sus manifestaciones actuales y el peligro que estas representan para el bienestar del país. Convendría incluso ampliar el examen del racismo para incluir, por ejemplo, las persistentes actitudes y prácticas antisemitas, las cuales se exacerban cada vez que recrudece el conflicto entre israelíes y palestinos en Israel; o los atropellos contra asiáticos que, durante la pandemia de coronavirus, han protagonizado estadounidenses de diferentes grupos étnicos, incluyendo afroamericanos.

El pasado sábado, miles de educadores se reunieron virtualmente desde 20 ciudades del país para reafirmar su compromiso de continuar enseñando la teoría crítica de la raza. Dijeron estar dispuestos a desafiar la persecución y censura que imponen los republicanos. Estos profesores entendieron algo fundamental: que la lucha contra el racismo y la discriminación es una cuestión de carácter lo mismo para un individuo que para una sociedad. Al igual que las personas, las sociedades deben decidir si desean o no confrontar el problema, si les importa o no crear condiciones de vida igualitarias para todos, independientemente de raza, etnia, procedencia nacional o género y si vale la pena entender las calamidades del pasado, como la esclavitud y la discriminación, para evitarlas mejor en el futuro.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.


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