El 22 de julio de 2011, Noruega se hundía en el horror. Ese lluvioso viernes por la tarde, la nación estaba en la modorra del verano cuando la tragedia se presentó en la persona de
Anders Behring Breivik, un extremista de derecha con un profesado odio contra los musulmanes. Crédito: BERIT ROALD/AFP via Getty Images
A las 3:25pm, una camioneta alquilada cargada con 950 kilos de explosivos fabricados a base de fertilizantes explota al pie de la torre que alberga la sede de la oficina del primer ministro, el laborista Jens Stoltenberg, quien hoy es el secretario general de la
OTAN. Ese primer
atentado deja ocho muertos y decenas de heridos. Crédito: JONATHAN NACKSTRAND/AFP via Getty Images
Sentado en el vehículo que estacionó lejos para huir, Breivik escucha en la radio que la torre de 17 pisos no se desmoronó, como él esperaba. Activa la segunda fase de su plan y a las 15:15pm, vestido con su falso uniforme, desembarca en la isla de Utøya, unos 40 kilómetros al noroeste de Oslo, donde cientos de jóvenes laboristas estaban reunidos para su campamento de verano. Crédito: Emilio Morenatti/AP
Breivik mata a la 'matriarca' del campamento, Monica Bosei, y a un policía fuera de servicio encargado de la seguridad del encuentro. Armado con un fusil y un revólver semiautomáticos, recorre la isla y persigue a los jóvenes desamparados, de los que intenta ganarse la confianza presentándose como un policía que vino a protegerlos. En la cafetería, en la cima de una pendiente, 13 personas caen bajo sus balas. Otros diez mueren sujetándose las manos en el "sendero del amor" que bordea la orilla, y 14 más en otra localización de la isla. Crédito: Jeff J Mitchell/Getty Images
La
masacre dura 72 minutos: serán recogidos 189 casquillos. Atrapados en una isla de 0,12 km2, muchos jóvenes que se lanzan a las frías aguas del lago para salvar su vida. Alertados por los disparos, los ocupantes de un camping vecino se apuran con sus barcos para socorrerlos y sufren también los disparos. "Van a morir, marxistas", grita el asesino, que había consumido una mezcla energética de efedrina, cafeína y aspirina. Crédito: ODD ANDERSEN/AFP via Getty Images
En esta imagen se observa a la Princesa Heredera Mette-Marit de Noruega (I) y la Princesa Ingrid Alexandra de Noruega (R) durante un servicio conmemorativo el 22 de julio de 2021. El día de la masacre Brievik llamó dos veces a la policía para ofrecer rendirse. "He terminado mi operación y quiero rendirme", dijo. Pero, tras cada comunicación, seguía con la matanza. Disparó contra todos los que se cruzó y remató a los heridos: 56 de sus 69 víctimas fueron halladas con una bala en la cabeza. Crédito: TORSTEIN BE/NTB/AFP via Getty Images
La mayoría de las
víctimas tenía menos de 20 años, la más joven cumplió catorce apenas cinco días antes. Noruega acababa de vivir la peor tragedia de su historia posterior a la Segunda Guerra Mundial Crédito: BEATE OMA DAHLE/NTB/AFP via Getty Images
Durante su juicio, Breivik confeso que su objetivo era provocar un
ataque lo más espectacular posible. "Un fuego de artificio", según sus propias palabras, para llamar la atención sobre su "manifiesto", un documento de 1.500 páginas en el que detalló su ideología antimusulmana. Crédito: AFP/AFP via Getty Images
People carry wreaths of red roses on Utoya, Norway, during a memorial service on 22 July 2021, ten years after a right-wing extremist killed 77 people in twin attacks. - Norway was plunged into horror on July 22, 2011, when right-wing extremist Anders Behring Breivik killed dozens in a bomb attack in central Oslo and a shooting spree on the island of Utoya. - Norway OUT (Photo by Torstein Bøe / NTB / AFP) / Norway OUT (Photo by TORSTEIN BE/NTB/AFP via Getty Images) Crédito: TORSTEIN BE/NTB/AFP via Getty Images