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Analista que previó la crisis de la frontera con Obama advierte ahora que el problema es más grave que en el 2014

Elizabeth Kennedy, quien formó parte de un grupo de investigadores que advirtió de una crisis en la frontera bajo Obama, considera que las causas aún no se han solucionado y cree que ninguna administración estadounidense podrá cambiar la situación en solo cuatro años.


5 Mar 2021 – 03:44 PM EST
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Una de las primeras advertencias sobre la crisis migratoria de Centroamérica se conoció en 2013 cuando un grupo de investigadores de las universidades Estatal de San Diego y de la de California en Santa Bárbara, en California, previnieron a las Naciones Unidas (ONU) de un éxodo que estaba creciendo a pasos agigantados.

La advertencia fue trasladada al gobierno de Barack Obama, pero las autoridades de aquel entonces se confiaron y no elevaron la capacidad de respuesta para atender la llegada de miles de migrantes en la frontera con México que llegaban tras huir de sus países en busca de un recurso legal disponible: asilo.

No fue sino hasta el 2 de junio de 2014, meses después del aviso emitido por la ONU, que Obama reconoció la crisis luego del arresto de más de 46,000 menores y un similar número de familias en la frontera con México en lo que iba del año fiscal.

Una de las principales investigadoras que preparó aquel primer informe, Elizabeth Kennedy, dijo un año después que la crisis no se hallaba en la frontera entre Estados Unidos y México, como se sigue sosteniendo, sino que surgió y permanece en Centroamérica, un área donde ocho años más tarde las causas se agravan y se vuelven más complejas.

El primer año

Durante el primer año del éxodo, del 1 de octubre de 2013 al 30 de septiembre de 2014, el número de Menores No Acompañados (UAC) provenientes de Centroamérica que ingresaron sin papeles a Estados Unidos y fueron arrestados, fue de 57,478. Al año siguiente las cifras disminuyeron a 26,685, un descenso del 54%, según datos e la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), pero ello no fue sinónimo de que la crisis había descendido, sino que el gobierno demostró su capacidad para contenerla.

¿Y qué pasó con los deportados? Kennedy dijo en 2015 que la mayoría “lo intentan de nuevo y lo intentarán otra vez. Hay varias razones: familia, han pagado mucho por tres chances (oportunidades que les dan los traficantes de personas por traerlos a la frontera sur de Estados Unidos), la violencia, el miedo y los altos índices de desempleo. Por eso persisten”.

A su vez, las condiciones de vida en Guatemala, El Salvador y Honduras, los tres principales países exportadores de asilados, no eran las mismas que prevalecían en 2014 y tampoco son las mismas que existen en 2021. “Han empeorado”, puntualiza ahora Kennedy. “Y esta situación genera un mayor flujo de migrantes hacia Estados Unidos”, y reitera una vez más que la crisis no se encuentra en la frontera con México, está en Centroamérica.

Falta de atención

Ocho años después del primer informe, Univision Noticias volvió a hablar con Kennedy. La investigadora se encuentra en Honduras, donde sigue investigando uno de los desplazamientos migratorios más dramáticos a nivel mundial, comparado con el de Siria y Venezuela, este último con más de 5 millones de refugiados.

Pregunta: La crisis del 2013 no recibió toda la atención que merecía y durante el gobierno de Donald Trump (20 de enero de 2017 al 20 de enero de 2021) se ocultó. Ahora que llega Joe Biden a la Casa Blanca y revierte políticas migratorias, vuelve a aparecer.

Elizabeth KennedyK. Si estoy de acuerdo que es una crisis que ha seguido porque las causas no han sido atendidas correctamente. Las raíces están iguales y nunca han recibido la atención adecuada. Además, los gobiernos de (Barack) Obama, (Donald) Trump o (Joe) Biden todavía no reconocen que la mayoría de las personas centroamericanas que huyen de sus países de origen están escapando de estados que no son capaces o que no tienen voluntad de protegerles.

P. ¿Las mismas causas del 2013 se siguen registrando o ahora son más graves?

EK. En países como Honduras y Guatemala son más graves, indudablemente porque las tasas de varios delitos no han bajado. Han quedado parecidas y, aun más, han subido, por ejemplo aquí en Honduras. Y en El Salvador ahora hay un nuevo presidente que tiene tendencia a la dictadura, que es muy autoritario, que tiene el control de todas las ramas de su país, que está atacando a los periodistas, a los activistas de derechos humanos. Hay varios temas que son aún más preocupantes aquí en la región. También si hablamos del poder de las maras (pandillas), de los carteles del narcotráfico, igual. Y esta más documentado en Honduras y Guatemala que actores del estado son algunos de los líderes de estas organizaciones criminales.

P. ¿Quién está detrás de las caravanas? ¿Quién las organiza? ¿Surgen solas?

EK. Es mi opinión que surgen solas porque hay tanta necesidad, peligro y riesgo en El Salvador, Guatemala y Honduras que la gente llega a un punto en que está tan desesperada, que deciden ir (a Estados Unidos en busca de asilo). Y como hay tantos peligros y riesgos en la ruta, a veces sí deciden hacerlo en grupos (caravanas). Pero es simplemente que la población ha estado pensando y considerando ir por tanto tiempo que, en el momento en que escuchan de que hay un grupo que se va mañana, por ejemplo, es una manera de hacerlo un poco más segura. Ellos aprovechan esta oportunidad (...). Pero lo mas peligroso es quedarse en un lugar donde no hay seguridad y hay mucha incertidumbre, aún más con la pandemia del covid-19. Y aquí en Honduras tenemos (también) la realidad (dejada el año pasado tras el paso) de los huracanes (Eta e Iota) que impactaron gravemente muchas comunidades. Y algunos (desplazados) todavía no han retornado a sus casas.

P. Las políticas anunciadas por Biden como la reforma migratoria o la reversión de las políticas de Trump, ¿ha entusiasmado a la gente para hacer la travesía al norte?

EK. Eso siempre ha sido el pensamiento de Estados Unidos, que más o menos Estados Unidos es el único lugar que existe en el mundo y todos están muy pendientes de lo que dice y lo que va a decir. Pero la realidad es que aquí, en Honduras, al igual que en Guatemala y El Salvador, lo que están viendo diariamente son las noticias de sus países y las experiencias vividas en sus países. Entonces, eso es lo que tiene más impacto en las decisiones de irse o quedarse, y muchos toman la decisión de que tienen que irse. A veces son decisiones que se toman en 24 horas. En El Salvador o en Honduras no leen las noticias de allá (estados Unidos), eso no está en las noticias diarias de estos países. Simplemente lo que ven son más escándalos de corrupción, más abusos de derechos humanos, más muertes de sus seres queridos. Eso les impacta y les provoca decidir (dejar todo y huir hacia el norte en busca de asilo).

¿Cree usted que Biden hará mejor las cosas esta vez?

EK. Me gustaría que sí. Como una persona con esperanza quisiera creer que es posible. Biden era una pieza clave en el diseño de las políticas durante la administración de Obama. Él vino aquí a la región varias veces, fue quien se reunió con los presidentes de estos países y, me imagino, que todavía tiene las mismas personas asistiéndolo. Entonces, para cambiar lo que hicieron tendrán que considerar desde una nueva perspectiva los problemas de fondo, la raíz de todo.

¿Piensa que el compromiso de Biden ponga fin a las causas que generaron la crisis?

EK. El problema es el siguiente: aquí en la región los problemas de raíz han existido por décadas, aun por siglos. Entonces, pensar que cualquier acción o administración en cuatro años pueda cambiar una realidad que se formó en décadas, siglos, sería incorrecto porque así no es. Si Estados Unidos o cualquier otro país quiere ayudar a cambiar la realidad de los países centroamericanos, tienen que estar pensando en el largo plazo, tienen que estar dedicando programas y proyectos para por lo menos 10 años, porque al menos eso es lo que va a tomar para hacer un cambio. Y mientras ese tiempo va avanzando, necesitan tener un plan para proteger a esa gente que huye porque hasta que la realidad no cambie, esas personas necesitan protección y no la tienen aquí en la región.

Kennedy insistió en que las causas de la crisis migratoria no están en la frontera sur de Estados Unidos: “Eso no es cierto"; aseguró. “Siguen estando en Centroamérica, solo que ahora son más profundas que en 2013”, concluyó.

¿Le hizo mucho daño Trump a la crisis migratoria?

EK. No sé como contestar esa pregunta. Bueno, la Aadministración de Trump, de alguna manera, siguió políticas que habían empezado antes de él. Entonces la maquinaria para hacer todo lo mal que él hizo fue construida antes de su administración. Si es que queremos cambiar el mal que fue hecho por un presidente y un gobierno, hay que deshacer esa maquina. En lo que se refiere a los ataques al sistema de asilo, es obvio que él atacó más que cualquier otro presidente el sistema de inmigración para recibir asilo y también el sistema de la inmigración legal. Entonces, eso tiene que ser cambiado, pero diría que hay problemas también de raíz en Estados Unidos, que nuestro sistema migratorio necesita un cambio urgentemente porque hasta que no sea cambiado cualquier presidente o presidenta podría hacer igual o aún más daño de lo que hizo Trump.

El último estudio

El pasado 9 de febrero Kennedy, junto con las investigadoras Marna Shorac y Amelia Frank-Vitales, todas independientes, publicaron el estudio titulado Un Estado de Desconfianza que revela la realidad de Honduras y las profundas fallas estatales permiten la violencia y la impunidad.

El reporte brinda una radiografía del país que cuenta con la ciudad “más peligrosa del mundo” (San pedro Sula), lugar de donde han procedido la mayoría de las caravanas que viajan hacua la frontera sur de Estados Unidos en busca de asilo.


El informe narra cómo Honduras fue hundiéndose en una crisis que pareciera no terminar. “En 2012, tres años después del golpe de estado que destituyó al presidente electo democráticamente, Manuel Zelaya, Honduras conmocionó al mundo cuando se demostró que su tasa de homicidios se había convertido en la más alta que cualquier otro país fuera de las zonas de guerra ya que superó los 90 asesinatos por cada 100,000 habitantes”.

Además de la violencia, el reporte detalla el avance de la corrupción gubernamental, la pobreza extrema, los carteles del narcotráfico, el crimen organizado y ahonda en falta de independencia del sistema judicial, uno de los mayores problemas debido a la falta de justicia.

“'La policía … no confío en ellos”, dice el abogado Gerry en voz baja. Están vinculados al crimen organizado'”, se lee en uno de los párrafos del informe. “También sospecha que los agentes policiales manipulan las escenas del crimen. Cuando no encontraron los casquillos de bala en un tiroteo, por ejemplo, él pensaba que posiblemente la policía había ocultado esta evidencia que es crucial. Tampoco confiaba en todos los miembros del Ministerio Público y sintiéndose desamparado y desprotegido, el abogado Gerry considera renunciar por completo. Mejor reaccionar y huir”, agrega.

Nota. Elizabeth Kennedy es una científica social basada en El Salvador, Guatemala, Honduras o la frontera entre Estados Unidos y México desde 2011. Lo ha hecho de manera independiente, como parte de Human Rights Watch y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), con una beca Fullbright.

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