null: nullpx
CityLab Vida Urbana

¿Quieres un vecindario más seguro? Embellecerlo podría funcionar mejor que aplicar mano dura

Un nuevo estudio pone en duda la teoría de 'ventanas rotas', que propone como solución a la delincuencia la intensa persecución de crímenes menores.
Patrocina:
5 Abr 2018 – 03:40 PM EDT
Comparte
Default image alt
Flint, en Michigan, es el caso símbolo de la investigación llevada a cabo por los académicos. Crédito: Sarah Rice/Getty Images

Los vecindarios que luchan contra el deterioro y el crimen muchas veces se vuelven más seguros simplemente cuando sus residentes colaboran entre sí para renovar a sus vecindarios.

Mis colegas y yo en el Centro de Prevención de la Violencia Juvenil de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan hemos pasado casi una década documentando por qué esto es así. Investigaciones de ciudades a lo largo de EEUU muestran cómo los pequeños cambios en ambientes urbanos —como sembrar flores o agregar bancos— reducen la violencia.

El resultado es una teoría emergente sobre la prevención del crimen que nosotros llamamos ‘la teoría de las calles animadas’. He aquí cómo funciona.

De ventas rotas a calles animadas

La teoría de las calles animadas invierte totalmente la teoría de las ventanas rotas, la cual es un controversial enfoque criminológico en cuanto a la seguridad pública. Los que defienden la teoría de las ventanas rotas ven al desorden urbano en las ciudades —grafiti, basura, verdaderas ventas rotas y cosas de este tipo— como un catalizador del comportamiento antisocial. Esto ha llevado a ordenar que la policía endurezca su trato frente a delitos menores como el vandalismo, saltar los torniquetes del metro para no pagar y beber alcohol en público.

Por otra parte, los proponentes de la teoría de las calles animadas piensan que es mejor que los vecindarios limpien y mantengan sus propias calles.

Nuestra investigación en Flint, Michigan —una vez un centro manufacturero prospero cerca de Detroit que ahora es sinónimo del deterioro industrial, del desempleo y del crimen— documenta este proceso en acción.

Hoy día el ingreso medio de Flint es menos de 26,000 dólares y más de la mitad de las familias con niños de la ciudad viven en la pobreza. La ciudad ha perdido un 27% de sus residentes desde 1990, según indican datos de la Oficina Estadounidense del Censo. Casi 1 de cada 5 casas está vacante. El crimen vino después de este ciclo de abandono y deterioro, tal como ha sucedido en ciudades posindustriales a lo largo del Cinturón de Óxido. Ahora Flint tiene la segunda tasa de homicidios más alta entre las ciudades con poblaciones de menos de 100,000 personas: sólo lo supera Gary, Indiana.

En 2012 la University Avenue Corridor Coalition —un grupo de residentes, negocios y dos universidades locales— decidieron tratar de prevenir el crimen al renovar un tramo de tres millas de la Avenida University que corre por el barrio Carriagetown del centro de Flint. Empezamos a medir sus resultados en 2014.

El grupo empezó a tener días frecuentes de limpieza del barrio para renovar los lotes vacantes y edificios abandonados. Se ‘adueñaron’ de ellos simbólicamente al agregar luces, reparar las aceras, poner bancas y sembrar plantas. Normalmente los habitantes y negocios en la zona estaban contentos de permitir que los vecinos les arreglaran su propiedad privada de gratis. A veces hasta ayudaron con la remodelación.

Observamos que esos cambios inspiraron a los otros dueños y negocios en esta calle de tres sendas a también mejorar sus propiedades: lo que un residente local llamó “el efecto extendido del orgullo”.

“Pienso que la gente realmente necesitó ver que a alguien aparte de sólo nosotros sí le importaba esto”, dijo un miembro de la coalición.

El grupo también exitosamente abogó para que una licorería local —cuyo apodo era el Stab ‘n’ Grab o Apuñalar y Agarrar porque se forman peleas allá con tanta frecuencia— se transformara en una tienda de sándwiches de la cadena Jimmy John’s. Quizás no parezca un gran logro tener una tienda de cadena más, pero en esta parte de Flint hay pocos negocios y casi ningún otro lugar en donde comer. Para ellos, la apertura de una tienda de sándwiches fue un suceso importante.

Así es como la esquina de la Avenida University y la Calle North Grand Traverse ha sido transformada. En la foto superior, una licorería donde antes se formaban peleas. Abajo, la tienda de sándwiches Jimmy John’s que la sustituyó.

El lote vacante que quedaba frente al Jimmy John’s —antes un lugar favorito para beber alcohol en público— se convirtió en un parque llamado University Square. Ahora alberga eventos regulares repletos de ‘food trucks’ y juegos para la familia.

Según me dijo un organizador comunitario, cuando la gente conduce por esta intersección antes ruinosa y ven que hay una fiesta callejera, se quedan boquiabiertos.

Las calles ocupadas tienen menos crimen



Estos cambios ambientales a nivel de la superficie resultaron tener profundos efectos económicos y sociales en esta parte del centro de Flint. Encuestamos a los residentes en 2014 —antes de que empezara la intervención— y luego en 2016 y 2017. Ahora estamos preparando los resultados del estudio de Flint para publicarlos en una revista académica, pero a continuación ofrecemos un retrato de nuestros hallazgos.

A lo largo del tiempo, los miembros de la comunidad reportaron menos problemas de salud mental, dijeron que habían sido víctimas del crimen con menor frecuencia y sintieron menos miedo. Eso probablemente sea porque el crimen sí bajó a lo largo del Pasillo de la Avenida University: según el reporte más reciente de la coalición, los ataques con violencia bajaron en un 54%, los atracos en un 83% y los robos a casas o negocios en un 76%, todo entre 2013 y 2018.

Para poner a prueba el vínculo entre este descenso y el trabajo de la coalición, comparamos esta área con un grupo de control de vecindarios de Flint que habían sufrido niveles parecidos de desinversión y deterioro urbano. Nos enteramos que los lugares en donde los lotes vacíos estaban siendo mantenidos por la comunidad tenían casi un 40% menos de atracos y crímenes violentos que lugares con lotes vacantes que nadie había tocado.

Este hallazgo es parecido a datos de otras ciudades. Entre 1999 y 2008, por ejemplo, la ciudad de Filadelfia limpió unos 4,436 lotes vacantes y señalaron la “propiedad” de los mismos al instalar cercas y bancos y al sembrar plantas y hacer cosas así. En las áreas en donde ocurrieron las intervenciones, los atracos con pistolas bajaron en un 29% a lo largo de tres años. Los delitos como el vandalismo y la vagancia bajaron en un 30%.

Filadelfia también experimentó beneficios económicos de mantener tierra vacía y reparar a las propiedades abandonadas. Según un análisis económico publicado en 2016 en la American Journal of Public Health (Revista Estadounidense de la Salud Pública), por cada dólar gastado en reocupar a un edificio abandonado, los contribuyentes se ahorraron 5 dólares en costos potenciales de justicia criminal. Los lotes vacantes limpiados le ahorraron todavía más a la ciudad: 26 dólares por cada dólar gastado.

Las personas en áreas de Filadelfia con lotes que fueron hermoseados también reportaron que estaban haciendo más ejercicio y experimentando menos estrés, presumiblemente porque se sintieron más cómodos estando afuera.

Ciudades resistentes

Una razón probable por la que el crimen baja después de surgir proyectos colectivos de mejorar vecindarios es la participación comunitaria. Los residentes en el área de intervención del Pasillo de la Avenida University reportaron participar más en las vigilancias de vecindarios, asociaciones de cuadras y en los eventos comunitarios que en la zona en donde los residentes no realizaron proyectos de renovaciones.

En otras palabras, cuando los vecinos trabajan juntos para limpiar a un lote vacante, por ejemplo, no sólo eliminan al tipo de lugar oscuro y vacío que se presta para la actividad criminal. También hay efectos colaterales.

Los espacios públicos más agradables alientan a las personas a pasar más tiempo en dichos lugares, lo cual ayuda a los vecinos a irse conociendo. Y cuando las personas se conocen, se cuidan: vigilan más cercanamente a la actividad en su barrio. Las calles se animan.


También encontramos que los esfuerzos de mejorar a los espacios públicos a lo largo del Pasillo de Avenida University provocaron una modesta recuperación económica local.

Antes de la intervención de 2013, muy pocos negocios estaban operando en el área. Entre 2015 y 2017, siete negocios nuevos abrieron. Más comercio también hace que las calles estén más animadas.

El papel de la policía

Basado en nuestras encuestas, los residentes del corredor de la Avenida University también estaban más dispuestos a reportar crímenes a la policía después de que empezó la intervención de 2013.

Esto fue fundamental en este vecindario mayoritariamente afroestadounidense, en donde muchas personas expresaron desconfianza de la policía local. Dijeron que los policías “nunca estaban cuando uno los necesitaba”.

De hecho, se dijo que el departamento policial de Flint —sobrecargado e infrafinanciado— estaba “roto” en un artículo del New Yorker que fue publicado el 25 de febrero de 2018.

Entonces cuando la Universidad Kettering —una de dos universidades socias en la coalición del corredor de la Avenida University— recibió una subvención que financió a más presencia policial en el área, muchos vecinos dijeron que estaban agradecidos.

Los policías pueden poner los cimientos para que los esfuerzos de revitalización de los barrios tengan éxito. El propósito no es inundar agresivamente a las áreas altas en crimen con policías —tal como hicieron Nueva York y Newark en sus días de aplicación de leyes según la teoría de ventanas rotas— sino incrementar el patrullaje en pie. Esto les muestra a los residentes que a la ciudad le importa su vecindario y su seguridad.

Pero la aplicación de leyes no es la razón principal por la que las ‘calles animadas’ funcionan para prevenir el crimen. En cambio, después de años de estudiar a la resiliencia comunitaria, considero que los proyectos de revitalización que son localmente impulsados hacen que los vecindarios con problemas sean más seguros porque reconocen a los residentes no como víctimas sino como agentes del cambio.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en The Conversation. Lee el artículo original aquí.


Loading
Cargando galería
Comparte