En Palm Beach Gardens no pueden caminar por el césped sin pisar alguna de las miles de ranas y ranitas que los rodean, tras masivas camadas alentadas por un invierno más cálido y unas lluvias torrenciales que provocaron el inicio de sus ciclos de reproducción.
Los residentes aseguran que no aguantan más la situación y piden a las autoridades que tomen medidas. La dueña de la vivienda donde se encuentran las ratas asegura que por su religión no puede envenenarlas.
La matriarca de los Rivera pide consejo para que la ayuden a combatir estos insectos que, según ella, llegaron en la ropa que le ha dado la gente para donar en albergues. Las pulgas ya han hecho estragos y han picado a varios miembros de la familia.
Tras el paso del huracán María, estos reptiles se han reproducido rápidamente y están atacando a otros animales. Los residentes aseguran que tienen miedo y que no pueden descansar tranquilos.