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botella de vino

Elegir vino para una cena: ¿tinto, rosado o blanco?

Publicado 24 May 2014 – 09:02 AM EDT | Actualizado 2 Abr 2018 – 09:15 AM EDT
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Probablemente entre muchos de nuestros lectores estarán los que no saben preparar una cena especial o una ocasión que celebrar sin incluir un buen vino en la mesa. Para todos ellos va esta pequeña guía que os proponemos hoy en El Gran Catador y en la que te enseñamos particularmente a elegir un vino para una cena. La idea está en centrarnos en el color ¿Tinto, rosado o blanco?

Vinos tintos

Existen muchas reglas que te indicarían con qué debes o no debes acompañar el vino tinto. Son bastante complejas y habría que asociarlas además de forma singular a cada una de las variedades de este color que existen. Yo te recomiendo algo más simple. ¿Es tu cena bastante completa? ¿Incluye platos elaborados en los que la carne es el gran protagonista? ¿O acaso llevas pasta o platos elaborados con recetas mediterráneas? Si la respuesta es un sí, entonces elige un vino tinto.

Rosados y blancos

Si en el primer párrafo has respondido un tímido sí, quizás sea hora de pensar en un buen rosado. A medio camino entre los tintos y los blancos, y con fama de ser regulares, el rosado es una gran opción que funciona con prácticamente todo a excepción de los mariscos.

Para los frutos del mar y para cenas realmente ligeras, como pueden ser ensaladas o platos más light, el vino blanco es la única opción que se puede plantear. Tampoco hay problema por combinar el vino blanco con carne si a los comensales les gusta más, pero el tinto jamás se toma con platos suaves o con marisco. Es casi un delito.

La cantidad de vinos que existen en el mercado es casi infinita. De hecho nos encanta el vino, y se puede acompañar con cualquier comida, o incluso sacarle partido en la preparación culinaria, es por ello que a veces elegir el más adecuado no es simple. Aunque lo que te hemos contado hoy en EL Gran Catador podría considerarse una especie de guía entre los usos del blanco, del tinto y del rosado; lo cierto es que a veces es mejor dejarse llevar por el gusto personal, aunque no pegue con el plato, y siempre y cuando no tengas un invitado experto en caldos.

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