Luis Hernández, un inmigrante hondureño, fue detenido por agentes de ICE el pasado mes de junio en Texas cuando buscaban a otra persona. El padre hispano, de 40 años, conducía sin licencia y estuvo a punto de ser deportado. Durante ocho semanas, su esposa, que es residente legal, y sus cuatro hijos pequeños oraron por un milagro hasta que llegó la noticia que tanto anhelaban. Un juez canceló la deportación de Hernández y ordenó que fuera liberado.
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