Por:
Raúl Quevedo-Blasco
Este tipo de vivencia, digna de una película de terror, puede estar vinculada a episodios estresantes puntuales o a una mala higiene del sueño. Ocurre justo antes de conciliar el sueño o, en la mayoría de las ocasiones, al despertar, en la transición del sueño a la vigilia.