El padre tuvo que detener su auto frente a la veterinaria para que su esposa fuera atendida. Una médico veterinaria atendió el parto sin ninguna experiencia. La pareja ahora necesita ayuda para los gastos del pequeño.
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Milton González nunca olvidará esos dos segundos en los que se paró de frente a esa veterinaria de
Guatemala sabiendo que ese establecimiento destinado para el cuidado de animales era la única opción que le quedaba
para salvar la vida de su esposa que estaba en labores de parto dentro del coche que le había prestado su hermano y que justo acababa de estacionar en un costado.
Tras un malentendido con el servicio de emergencias que al final no pudo alcanzar a la desesperada pareja y ante el miedo de que su esposa se contagiara de
covid-19 en un hospital, un video de vigilancia captó al desesperado González entrar a la veterinaria
y después salir a toda prisa con personal del lugar para atender a la moribunda mujer.
“Nos dijo que necesitaba ayuda con un
niño,
pero nunca nos imaginamos que se trataba de un parto”, cuenta Jennifer Toledo, directora de la Fundación Fichulais. A pesar de que desde la veterinaria también llamaron a los servicios de emergencia, el hecho de ver a la madre con necesidad de oxígeno y sin que la ayuda médica se hiciera presente, pronto todo el personal de la veterinaria supo que tendrían que ponerse manos a la obra.
Fue en ese momento cuando Toledo se preparó en plena calle para recibir al
bebé, pero al darse cuenta que el niño no tenía signos vitales decidió ingresarlo a una camilla de la veterinaria,
donde estaban otros animales, para tratar de reavivarlo. “Comencé a resucitarlo de la misma forma que hago con los perritos: estimulando la espalda y estomago. Cuando empezó a llorar fue entonces cuando destapé las vías respiratorias”, cuenta emocionada Toledo.