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Detector de Mentiras

La niña De Garay: el caso que los antivacunas usan para propagar miedo y falsedades

Los desinformadores se apropiaron de la historia de esta niña de 12 años -a partir de una entrevista con su madre en Fox News- para hacer circular mentiras sobre los efectos adversos de las vacunas del covid-19 en adolescentes. Te contamos la ruta de esas falsedades en esta nueva entrega de "Crónicas de la desinformación".
8 Jul 2021 – 02:59 PM EDT
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Ahora que más del 50% de los adultos de Estados Unidos están plenamente vacunados contra el covid-19, el movimiento antivacunas lucha para alarmar a los padres. Crédito: Arte: Arlene Fioravanti

Quedó claro -una vez más- esta semana que la emoción es uno de los combustibles más potentes a la hora de esparcir desinformación sobre la pandemia. Y que el movimiento antivacunas lo está usando al máximo contra la inmunización en adolescentes.

El pasado 1 de julio, el programa de Fox News "Tucker Carlson Tonight", conocido por criticar el uso de mascarillas, el alejamiento social y las vacunas contra covid-19, hizo una larga entrevista con Stephanie De Garay.

Stephanie es la madre de una niña de 12 años que fue voluntaria en la fase de pruebas de las vacunas de Pfizer/BioNTech. Hoy, desafortunadamente, la joven tiene serios problemas de salud. Según dijo Stephanie ante las cámaras de televisión, 24 horas después de haber tomado la segunda inyección contra el covid-19, su hija Maddie De Garay sintió fuertes dolores abdominales y en el pecho. Después pasó a presentar cuadros frecuentes de náuseas, vómitos, cambios de presión sanguínea y pérdida de memoria. Actualmente tiene dificultades para caminar.

Pero, también en en el mismo programa de televisión, Stephanie subrayó que ninguno de los médicos que ha visto o esté tratando a Maddie ha establecido una relación causal entre la dosis de la vacuna de Pfizer que le pusieron y su actual cuadro clínico:

“El diagnóstico que recibimos es que ella sufre de trastorno de conversión o de un trastorno de la función neurológica. Ellos (los médicos) culpan a la ansiedad de todo esto”, dijo Stephanie, que, contestando a Carlson, añadió que sí, sigue siendo una persona “pro-vacunas”.

La cuestión es que ahora su historia (y la de su hija) es bandera del movimiento que lucha contra los programas de vacunación.

En el alerta semanal que publica sobre falsedades digitales que circulan sobre la pandemia, el grupo Virality Project midió el tamaño de la desinformación generada por el caso De Garay.

Hasta el último miércoles, la entrevista de Stephanie a Carlson ya había sido compartida 151,000 veces en Facebook, 574,000 mil veces en Twitter y 700,000 veces en Instagram. Era un tsunami narrativo. Y no quedan dudas de que ha crecido de forma sustancial gracias a la emoción (y la tristeza) del caso.

“No está comprobado que los efectos que De Garay siente son un resultado de las vacunas”, subrayan los especialistasl de las universidades de Stanford, NYU y de la plataforma Graphika citados en en el informe del Virality Project. “Aún así esta condición trágica y emocional eleva el clamor que la historia tiene y hace que el caso vaya más lejos”.

Una búsqueda por el nombre “Maddie De Garay” en Buzzsumo, herramienta que ayuda los verificadores de datos a monitorear contenidos falsos en las redes sociales, revela que la asociación -no comprobada- entre su cuadro clínico y las vacunas de Pfizer ya circulan por todo el mundo. Hay videos y publicaciones hechas por el movimiento antivacunas en Francia, Rumania e Italia. En YouTube, Bitchute, Gab y decenas de blogs. Al analizar las reacciones de los usuarios de Facebook a publicaciones sobre De Garay, llama la atención la enorme cantidad de emoticonos“tristes” y “rabiosos” que aparecen.

CrowdTangle, otra herramienta comúnmente utilizada por los fact-checkers para monitorear la desinformación en internet, también refleja la extensión de esta falsa narrativa. La búsqueda por un único enlace -un texto publicado por Fox News sobre el caso - ha generado más de 57,000 interacciones en Facebook. El titular trae una fuerte carga emotiva: “ Mom details 12-year-old daughter's extreme reactions to COVID vaccine, says she’s now in wheelchair.” (“Madre detalla los efectos adversos extremos de su hija de 12 años a la vacuna del covid y dice que ella está hora en silla de ruedas”).

Lo más importante, sin embargo, es saber que lo que está pasando con la historia de De Garay puede ser frecuente. Ahora que más del 50% de los adultos de Estados Unidos están plenamente vacunados contra el covid-19, el movimiento antivacunas lucha para alarmar a los padres e intentar convencerles de supuestos efectos adversos graves en niños y adolescentes.

Así que hace falta hacer un repaso cronológico y enfatizar datos importantes. Aqui van algunos de ellos:

El 10 de mayo de 2021, la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos ( FDA, por su siglas en inglés) decidió ampliar las instrucciones que había emitido a finales del año pasado y bajó de 16 a 12 años la edad de vacunación (con Pfizer/BioNTech). Según datos oficiales disponibles ese día, 1.5 millón de jóvenes con edades entre 11 y 17 años ya habían tenido covid-19 en EEUU. Una cantidad bastante relevante.

Es grande el volumen de verificaciones ya hechas sobre las falsedades que involucran a las vacunas en los adolescentes. Solo El Detector de Univision Noticias ya ha desmentido seis bulos alrededor de este tema. Ya dijo que no es peligroso vacunars a jóvenes de 12 a 15 años. Que no hay porqué sospechar de las pruebas hechas con las vacunas que se están aplicando en los adolescentes. Que los adolescentes no son “conejillos de Indias”. Que las vacunas no provocan la infertilidad y mucho más.

Además, hace falta subrayar que muchas de las narrativas falsas que circulan en Estados Unidos nacen de la lectura sesgada de datos disponibles en el Sistema de Notificación de Efectos Adversos de las Vacunas (VAERS). No es verdad, por ejemplo, lo que dicen las cadenas de WhatsApp y de Telegram sobre la miocarditis (inflamación en el corazón) en los jóvenes que se vacunan contra covid-19.

Según los CDC, los casos que aparecieron son "relativamente pocos y suaves", son raros en comparación con la cantidad de vacunas aplicadas, ocurren sobre todo en adolescentes y adultos jóvenes y -lo que es más importante - están dentro de las tasas de reportes de miocarditis esperadas en los estudios de referencia.

Esparcir el pánico, por lo tanto, no ayuda. Amplifiquemos la verdad para proteger a otras generaciones.

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