Este país de América es el nuevo 'paraíso' de los carteles y su fama de tranquilo se está diluyendo
El mejor país para los jubilados, el número uno de Centroamérica por la calidad de vida que ofrece y el tercero con calificaciones más altas por quienes trabajan desde el extranjero. Costa Rica sigue apareciendo al frente de las encuestas de los lugares a los que valdría la pena mudarse o nunca dejar. Los entrevistados destacan el bajo costo de vida, las riquezas naturales del país y su población “generalmente amigable”.
A pesar de la buena fama que esta nación de cinco millones de habitantes tiene en el exterior, reportes indican que es el nuevo 'paraíso' del crimen organizado y su violencia ha aumentado en años recientes. Mientras la mayoría de los homicidios son ligados al contrabando de drogas, el país registró en 2020 la mayor cantidad de cocaína decomisada en su historia: 56.7 toneladas, un aumento del 56% respecto al año anterior.
Desde hace tres décadas se ha documentado una presencia cada vez mayor de carteles colombianos y mexicanos, entre estos el de Sinaloa. A finales de 2017, el entonces fiscal general costarricense Jorge Chavarría advirtió que narcotraficantes aztecas estaban armando a bandas locales con rifles AK-47 y granadas, y entrenando a sus miembros para que les ayudaran a controlar sus rutas de contrabando. Algo que el funcionario llamó la “mexicanización” de los delincuentes de su país.
“Tenemos establecido en la región que hay un dominio de las rutas que eran antes pertenecientes o dominadas por narcotraficantes colombianos, que están siendo manejadas o dominadas ahora por los narcotraficantes mexicanos”, dijo Chavarría en ese tiempo al diario El Universal.
“El traficante mexicano que controla la ruta requiere de lealtad de los traficantes locales, porque si no se le acaba el negocio. Aquí es donde se viene también lo que hemos notado y lo tenemos documentado: que algunos pandilleros costarricenses en un entrenamiento han sido llevados por organizaciones mexicanas a capacitaciones en territorio mexicano”, afirmó.
Tres años después de esas declaraciones, en septiembre de 2020, las autoridades desarticularon una organización que traficaba cocaína desde Colombia usando pistas clandestinas y una flotilla de autos. Trabajaba para el poderoso cartel que lideran Ismael ‘El Mayo’ Zambada y los hijos de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán. En ese operativo arrestaron a diez personas en San José, Heredia y Alajuela. Les decomisaron 357 kilos de droga y varias armas de fuego.
La cocaína no deja de llegar a ese país centroamericano: el 15 de febrero de 2020 la Policía encontró el alijo de droga más grande de la historia de Costa Rica. Eran cinco toneladas que estaban ocultas en un contendedor que se dirigía a los Países Bajos. Los contrabandistas escondieron la mercancía en plantas decorativas y ya había pasado por la aduana. Una segunda inspección llevó al decomiso de lo que se habría vendido en el mercado negro por unos 140 millones de dólares.
La segunda incautación más grande ocurrió hace unos días, cuando oficiales del Ministerio de Seguridad descubrieron 4.3 toneladas de cocaína en un contenedor que indicaba tenía una carga de cerámica en su interior. El barco zarpó de Colombia y atracaría en el puerto de Limón, en Costa Rica.
En un carguero que se dirigía a Alemania hallaron 105 kilos de cocaína. Los detectaron el 4 de mayo en el muelle APM Terminals en Limón, “cuando los oficiales de esta Policía seleccionaron un contenedor sospechoso, mismo que enviaron para ser escaneado”, relata un comunicado. Otro barco fue detenido antes de zarpar hacia España porque detectaron 310 kilos de cocaína el 21 de mayo.
En lo que va del año, las agencias del orden han decomisado 10.6 toneladas de la droga en seis contenedores, una cifra que casi duplica lo que se confiscó en todo el 2019. El año pasado, encontraron 16.1 toneladas en 18 contenedores, según la Policía antinarcóticos del Ministerio de Seguridad.
Los golpes al narco no solo ocurren en los puertos. Los guardacostas detienen a menudo lanchas rápidas cargadas de cocaína, una actividad ilegal que complementa el trasiego usando submarinos.
El 23 de mayo interceptaron un bote impulsado por tres motores que les pareció sospechoso y al revisarlo encontraron 1.4 toneladas de cocaína. Arrestaron a cuatro personas, dos personas de Costa Rica y dos de Colombia.
Una semana después confiscaron poco más de una tonelada de esa droga que era transportada en una lancha rápida llamada ‘El Rey’, que viajaba a 40 kilómetros frente a Limón. Detuvieron a los tres tripulantes, dos nicaragüenses y un colombiano.
Y en abril, efectivos de la Guardia Costera localizaron dos embarcaciones vacías y no pararon hasta que encontraron a dos personas y 805 paquetes de cocaína, cada uno de los cuales pesaba un kilo.
¿Por qué Costa Rica?
El gobierno costarricense considera, por un lado, que estas acciones demuestran que sus operativos antinarcóticos son cada vez más efectivos. Pero también reconoce que el país pasó de ser un lugar donde se reabastecían las lanchas de los traficantes a un importante exportador de narcóticos hacia Europa y México, en su camino a Estados Unidos.
Los decomisos que se reportan en toda Centroamérica muestran la relevancia que Costa Rica tiene ahora para los carteles. En 2020 allí se confiscaron 56.7 toneladas de cocaína, quedando solo debajo de Panamá (68.6 toneladas) y muy lejos de Guatemala (13 toneladas), Honduras (3.5) y El Salvador (1.8). Este último registró la cifra más baja de incautaciones desde 2014.
Los expertos lo atribuyen a su localización en el continente, sus grandes puertos, extensos sectores costeros sin vigilancia policial, la mano dura que han aplicado países vecinos ante el aumento de los niveles de violencia, un incremento en la producción de cocaína en Colombia y a que su gobierno no estaba preparado para combatir al narcotráfico transnacional (Costa Rica no tiene Ejército).
“La ubicación estratégica de Costa Rica, las fronteras controladas de manera desigual, las fuerzas de seguridad limitadas y las aguas poco patrulladas lo convierten en un importante país de tránsito y almacenamiento temporal de drogas ilícitas”, señala un informe del Consejo Asesor de Seguridad en el Extranjero (OSAC), una iniciativa del Departamento de Estado de Estados Unidos.
“A medida que ha aumentado el número y tamaño de los grupos asociados con el narcotráfico, también lo ha hecho la presencia de drogas ilegales, un mayor consumo interno de drogas y las guerras territoriales asociadas”, resalta el reporte.
Del 1 de enero al pasado 21 de julio, se habían reportado 304 homicidios en ese país, tres más que en el mismo período de 2020. Hubo una ligera disminución desde su récord de 596 casos en 2017, cuando su tasa de homicidios era de 12.1 incidentes por cada 100,000 habitantes, según cifras del Poder Judicial.
Esa inseguridad está ligada al aumento del narcotráfico y actividades asociadas, advierte el OSAC.
“El principal factor que impulsa este nivel de violencia es la competencia entre los grupos locales que se dedican a la venta y transporte de drogas”, señala la dependencia. “El crimen organizado es una preocupación creciente. Tanto los costarricenses como los extranjeros participan en el crimen organizado a través de redes de robo de autos, tráfico de drogas, robos y allanamientos”, agrega.
Aunado a esto, los carteles están lavando más dinero en Costa Rica que ningún otro grupo delictivo, de acuerdo con el informe.
Mafiosos italianos y mexicanos
El italiano Franco D'Agapiti era copropietario del Hotel Casino Amapola en San José. Se hacía pasar como un empresario que, como muchos extranjeros, pasaba la vejez en un sitio tropical relativamente tranquilo. Era en realidad un representante del clan Belloco de la ‘Ndrangheta, una de las organizaciones criminales más grandes del mundo.
“Su presunto papel era facilitar la entrada de cocaína en Italia, utilizando su red y hotel en el extranjero para proporcionar apoyo logístico a las personas del clan que estaban de visita”, afirma Interpol.
D'Agapiti fue arrestado el 22 de julio de 2020 como parte de un operativo internacional que se enfocó en seis operadores clave de esa mafia italiana que estaban en América y el sureste de Europa. Desde Buenos Aires, Argentina, tres cómplices de D'Agapiti se encargaban de hacer tratos con carteles sudamericanos para enviar cargamentos de droga hacia Italia. A ellos los arrestaron un día antes.
Además de la ‘Ndrangheta y el Cartel de Sinaloa, se ha documentado que hubo o hay emisarios del Cartel del Golfo y La Familia Michoacana, que se dividió en varias células que luchan por el control territorial en el suroeste de México.
El decomiso de un paquete con 145 gramos de cocaína que trataron de enviar a la Ciudad de México llevó a la Policía antinarcóticos de Costa Rica a desmantelar una red que movía droga vía terrestre y por mensajería.
Uno de los miembros de la banda, un mexicano que se apellida Calzada, fue detenido el pasado 24 de febrero en la frontera con Nicaragua cuando trataba de cruzar con 8.7 kilos de cocaína. El líder es un sujeto que se apellida Reyes Troncozo y al que apodan ‘Pelito Blanco’.
“Se trataba de una estructura con un alto nivel de complejidad que funcionaba como si fuera una empresa, donde en apariencia cada integrante tenía un rol definido”, indica un comunicado del Ministerio de Seguridad.
“El grupo criminal participó en actividades presuntamente ligadas al narcotráfico como el transporte, custodia, almacenamiento, envíos de droga, abastecer de droga a ventas locales”, agregó.
Su modus operandi consistía en transformar la cocaína en láminas de gel rígido para ponerla en vehículos que viajaban hacia el norte y en paquetes que enviaban a varios países.
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