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CityLab Vida Urbana

Bailando por Puerto Rico después del huracán

El destacado fotógrafo Omar Robles recorrió la isla, captando a bailarines locales en algunas de las zonas que aún luchan por recuperarse. El resultado son imágenes tan bellas como dolorosas.
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27 Mar 2018 – 02:15 PM EDT
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Una de las fotos de la serie de Robles, retratada en Puerto Rico durante febrero pasado. Crédito: Omar Z. Robles

Febrero de 2018. Era la primera vez que Robles –nacido y criado en Caguas, en el centro de Puerto Rico– visitaba la isla, cámara en mano, después de la destrucción causada por el huracán María.

“Al principio tenía un poco de cuidado con hacer algo sobre el tema del huracán, porque al mismo tiempo no quería dar la impresión de estar explotando un tema tan delicado”, dice Robles, quien tiene más de 300,000 seguidores en Instagram. “Pero por otro lado como artista pensé ‘si tengo una voz y tengo un espacio para traer luz a la situación, ¿por qué no lo voy a hacer?’. Y decidí entonces ir”.

Durante esta visita a Puerto Rico, Robles viajó a tres zonas de la isla – Caño Martín Peña, Humacao y Arecibo– donde retrató la realidad de los boricuas a través de su célebre estética, y que culminó en una serie llamada “Puerto Rico, Still Preciosa”.


La conexión de Robles con la fotografía se originó hace ya once años, cuando comenzó a trabajar como fotoperiodista y fotógrafo documental para diversos medios como Chicago Tribune y Metro San Juan, entre otros. Pero, al mismo tiempo, su formación como actor y mimo junto a Marcel Marceau en Francia lo inspiraron para comenzar a autorretratarse dentro del paisaje urbano. Así fue como en 2014 inició la serie que hoy lo destaca como uno de los fotógrafos puertorriqueños más famosos. Desde ese entonces, Robles ha viajado hasta las calles de Río, La Habana, Buenos Aires, Santiago de Chile, México, Hong Kong, Praga y varias otras ciudades de Estados Unidos, para retratarlas bajo esta misma estética.

“Poco a poco fui cambiando y trabajando con bailarines. Era un poco difícil estar a ambos lados de la foto”, dice riendo. “Lo que yo hacía era tratar de romper con la monotonía o la cacofonía visual que produce la ciudad y añadir un elemento, como un bailarín, que es bien clásico, bien suave, y crear una yuxtaposición y una narrativa bastante interesante”.


Las fotos de ‘Puerto Rico, Still Preciosa’ ponen en evidencia el estado en el que siguen algunas comunidades de la isla, que a casi siete meses del paso de María, aún no están reconstruidas y continúan bajo condiciones precarias. Para Robles, su paso por Caño Martín Peña –un grupo de ocho comunidades en rezago social, ubicadas en plena área metropolitana de San Juan– fue una clara señal de cómo las partes más pobres de la capital aún siguen necesitando ayuda de manera urgente.


“Hay demasiada basura. Cualquier lluvia inunda todo. Ahora mismo se ha multiplicado ese problema y la comunidad está sufriendo. Llueve tres minutos y se inunda todo”, dice Robles. “El agua se les mete a las casas, y estas aguas van mezcladas con aguas negras, las que también generan graves problemas de salud”.


Humacao, al sureste de la isla, fue una de las localidades por donde el huracán tocó tierra en Puerto Rico. Según Robles, aún existen postes de electricidad sobre los techos de las casas y otros a punto de caerse a los costados de las carreteras; mientras que el muelle de Punta Santiago, en la misma ciudad de Humacao, sigue destruido. “Los vecinos están desesperanzados de que vayan a restablecer ese muelle”, dice Robles.


Otra de las comunidades visitadas por Robles en esta serie fue Arecibo, al noroeste de la Pùerto Rico, donde el paso de María no solo dejó entrever la destrucción, sino también el abandono y el reflejo del éxodo boricua hacia el continente. De hecho, su madre de 69 años –quien hasta ese minuto también vivía en Caguas– no tuvo electricidad por casi seis meses y decidió emigrar al continente junto a otros cientos de miles de puertorriqueños. Hoy, al igual que Robles, ella vive en Nueva York.


“Pueblos como Arecibo tienen mucho abandono. Hay muchos edificios abandonados, sobre todo dentro del casco de la ciudad, son edificios históricos, de la época colonial (...) Y pues ves un poco de lo que está sucediendo más allá del huracán, que es que la población se está desangrando”.


Sin embargo, Robles sí vio un actitud positiva de los boricuas frente a lo adverso de las consecuencias dejadas por María. “Yo no me imagino haber estado en esa situación y no estar deprimido, personalmente”, dice.

“Por lo menos vi que la gente tiene una actitud relativamente positiva ante la situación, y como describí en el blog, eso es típico del puertorriqueño, del latinoamericano. La gente dice ‘estamos vivos, por lo menos’”.

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