#SOSCuba: radiografía de la masiva protesta transmitida en vivo en redes sociales
La primera protesta, que se multiplicó rápidamente en el resto del país, tuvo lugar en San Antonio de los Baños el pasado 11 de julio y un usuario de Facebook la transmitió en vivo en "una directa", una nueva forma de comunicarse en Cuba en los últimos años vía internet para llenar los grandes vacíos de información local que la televisión estatal produce intencionalmente desde hace décadas.
Desde fuera de Cuba, muchos cubanos se conectaron en vivo con aquella protesta de San Antonio de los Baños, sin imaginar lo que estaba por ocurrir. Pero no solo lo hicieron los cubanos de la diáspora, que suelen adelantarse a los de la isla con las ventajas de la banda ancha y sin las restricción de contenidos de la censura oficialista imperante en la isla. También los de dentro, que en muchos casos desgastados por el aumento de casos de covid-19, la crisis económica, la falta de medicamentos o el retorno de los apagones, se conectaron en vivo con lo que estaba sucediendo en ese pequeño municipio cerca de La Habana.
El link corrió como la pólvora en Messenger o en los grupos de WhatsApp y cuando terminó el streaming en vivo, que en Facebook tiene un máximo de 90 minutos, los cubanos se quedaron con ganas de más y empezaron a buscar nuevos canales que estuvieran contando lo que estaba pasando. Otros salieron a reproducir aquello que habían visto en la calle, contagiados con el tono de protesta de aquel parque de San Antonio, tan parecido a cualquier otro parque de la isla.
Apagón de internet
Mientras ese inicial estallido social comenzaba a extenderse por decenas de ciudades de la isla y el clamor comenzaba a ser cada vez más político, el gobierno entendió rápidamente que la primera acción para acallarlas era romper su principal canal no solo de convocatoria, sino de visualización.
Luego vino el llamado del gobierno a "los revolucionarios" a tomar las calles y enfrentarse a los que se manifestaban de forma mayoritariamente pacífica. Incluyó mandar a la policía, a los boinas negras y a las "brigadas de respuesta rápida". El gobierno de Cuba también cortó internet, casi primero que las marchas, despojando así a millones de familias de su única vía de comunicación e incentivando desde arriba la confusión y la desinformación, mientras la televisión contaba la versión oficial.
Pasaron más de 72 horas mientras se aplacaba con represión el estallido social y continuaban los arrestos. Luego fue volviendo internet a los teléfonos, aunque con redes sociales todavía desconectadas. Aquellos cubanos que manejaban el recurso han logrado conectarse antes usando una VPN para burlar la censura y buscar información de lo que estaba pasando dentro de su propio país, contarle a sus familiares que estaban bien o que alguien conocido había sido arrestado.
Incluso, algunas VPN también están bloqueadas y varios usuarios han denunciado en redes que sus mensajes con información sobre el uso de VPN para conectarse a internet no llegaban.
Si las protestas en el país no fueron más que un intento coordinado desde el exterior de movilizar a sectores marginales de la sociedad cubana a rebelarse contra la institucionalidad, la pregunta que se hacen los observadores de la política interna cubana es ¿por qué la respuesta fue cortar internet?
El canciller Bruno Rodríguez Parrilla no supo responder a esa interrogante ante la prensa extranjera acreditada en Cuba y dio evasivas, culpando a la situación económica o a Estados Unidos.
Por su parte, la periodista oficialista, Arleen Rodríguez Derivet, reconoció en el programa La Mesa Redonda que el apagón a internet había sido deliberado. "Entiendo, como periodista, aunque me dañe, la medida del corte de las redes sociales, porque es el área donde se está realizando la guerra contra Cuba”, resumió.
Desde Aministía Internacional (AI) alertan que aunque el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha declarado que los estados no deben bloquear ni obstaculizar la conectividad a internet en relación con reuniones pacíficas, "los datos de la red de Netblocks informaron que varias redes sociales y plataformas de comunicación, incluidas Whatsapp, Facebook e Instagram, fueron interrumpidas en Cuba desde el 12 de julio".
"Esta no es la primera vez que sucede", denuncia la organización. "Las autoridades tienen un control casi completo sobre Internet en Cuba y, a medida que el país se ha ido conectando, las autoridades han controlado y censurado internet. En 2019, durante el referéndum constitucional, el Observatorio Abierto de Interferencia de Redes (OONI) encontró de manera similar que los medios independientes habían sido bloqueados y que ETECSA, la única empresa de telecomunicaciones de Cuba, había cambiado sus técnicas de censura", denunció AI.
El presidente Joe Biden dijo este jueves que su gobierno estaba estudiando si tenía "la capacidad tecnológica de restaurar" el acceso a internet en Cuba, tras presiones de congresistas y políticos y de que corrieran falsos rumores asegurando que Estados Unidos había abierto un canal alternativo de internet para los cubanos.
El hashtag #SOSCuba
Desde antes de las protestas el hashtag #SOSCuba ya se había hecho viral, convertido en tendencia en el peor momento de la pandemia en el país, con un sistema de salud colapsado y sin medicamentos y ante un retorno de los apagones y una creciente inflación desatada tras la unificación de la moneda.
#SOSCuba llegó de la mano de #SOSMatanzas, la provincia cubana más afectada por el coronavirus y de cuyos hospitales y centros de aislamiento del covid-19 se han visto recientemente imágenes de la necesidad que impera en los centros de salud. Estos hashtags también se hicieron populares junto a las peticiones de crear un corredor humanitario para Cuba por la pandemia y la escacez de alimentos y medicamentos, algo a lo que se opuso el gobierno, alegando que estos "son conceptos y términos relacionados con situaciones de conflictos armados, graves violaciones del derecho internacional humanitario, que para nada y de ninguna manera tiene que ver con lo que está sucediendo hoy en nuestro país".
Pero finalmente, el pasado 11 de julio (#11J y #11julio en clave de internet) #SOSCuba se viralizó mientras los cubanos salían a las calles en las mayores protestas que ha vivido el país en décadas. Esto ha hecho que desde Cuba se alegue una campaña orquestada desde el exterior y un ejército de bots detrás del comportamiento masivo de la etiqueta ese día.
El analista de redes sociales español Julián Macías Tovar, explicó en un hilo de Twitter los más de dos millones de tuits publicados que empleaban el hashtag #SOSCuba y detectó que muchas cuentas que lo amplificaban habían sido creadas en los últimos días y que las cuentas que más retuits recibieron eran "muy habituales en decenas de hilos sobre desinformación y bots", incluida la de Augustín Antonneti, de la Fundación Libertad de Argentina.
El experto español también señala cómo el 11 de julio el hashtag se convirtió en tendencia mundial con cientos de miles de tuits de los cuales muchos citaban al usuario Yusnaby, lo cual apunta a "uno de los patrones de las cuentas falsas automatizadas que difunden bulos y campañas de odio". Según Macías Tovar, todas estas cuentas asociadas a la red de Yusnaby, reúnen el mismo patrón: "cientos de miles de tuits" y copian los mismos mensajes. Además, Yusnaby las sigue a todas, resume el español y concluye citando ejemplos de bulos y desinformación sobre las protestas en Cuba.
Sin embargo, aunque sería ingenuo creer que no hubo actividad automatizada en estos días en un escenario tan complejo y polarizado, o que no hubo manipulación en redes sociales para promover contenidos, su comportamiento está lejos de ser la causa principal de las protestas en Cuba o ser responsable de su grado de autenticidad.
También por el lado del gobierno conocen muy bien los conceptos de granjas de trolls, bots y actividad coordinada en las redes, un nuevo escenario de confrontación que quienes se consideran "revolucionarios" también buscan resaltar.
El gobierno contraataca en el ciberespacio
A diferencia de China u otros sistema autoritarios, en Cuba, cuando internet empezó a extenderse, poco a poco y a paso lento en la última década, aunque existen múltiples páginas de la disidencia, blogs contestarios o medios críticos censurados, el propio gobierno intentó ganar terreno en el ciberespacio.
A través de periodistas, jóvenes militantes y otros profesionales selectos, inicialmente, empezaron a formar ciberactivistas que defendieran y propagaran el mensaje oficialista.
El propio presidente Miguel Díaz-Canel tiene una cuenta en Twitter que usa con frecuencia para promover logros o campañas de su gobierno, con varios hashtags muy repetidos en la isla.
Ya en los últimos años, con una conectividad mucho más extendida con la llegada del 3G a los telefónos móviles de Cuba, aún a precios prohibitivos para el salario de los cubanos, mientras más se organiza la sociedad civil cubana y se articula en internet siendo reconocida cada vez más dentro de la isla y no solo hacia la diáspora, más ha puesto el gobierno en función de contraatacar ese mensaje desde las redes.
Los cubanos emigrados les llaman 'ciberclarias'. Son seguidores del discurso oficial que repiten los eslóganes del gobierno. Muchos son reales, personas conocidas, funcionarios del gobierno, voceros o personas que simplemente apoyan al sistema. Otras son también cuentas falsas, con fotos y mensajes repetidos de jóvenes hermosos y combativos.
Circula por estos días en las redes la imagen de una carta con instrucciones a los directores de empresas indicando "priorizar a los jóvenes en el trabajo a realizar en las redes sociales", monitorizar Facebook o amplificar una serie de mensajes y etiquetas enumerados en una lista, como #LaCalleEsDeLosRevolucionarios, #PorCubaUnidosVenceremos o #CubaRevolucionSiempre.
Internet, el nuevo CDR
Cuando en 1960 se crearon en Cuba los Comité de Defensa de la Revolución (CDR) se buscaba crear un cuerpo de vigilancia masivo, desde la población, que denunciara comportamientos que podían entenderse como contrarrevolucionarios, inadecuados, inmorales, etc.
Ahora, en medio de la confusión y la represión generadas por las protestas, ese papel parece asumirlo internet, desde ambos lados. Desde el gobierno se silencia, se cortan las redes, se criminaliza la protesta, se amplifican los bulos y las informaciones falsas que han corrido estos días y que se han demostrado que no eran de Cuba, como una forma de ridiculizar a los manifestantes o a quienes buscan dar a conocer lo que ha estado ocurriendo en la isla.
Desde la diáspora, en cambio, se están usando las redes para denunciar pero también para llamar a la invasión militar estadounidense, exigir pronunciamientos a los artistas o voces públicas e identificar a policías o miembros de los cuerpos represivos.
De cualquier forma, mientras las calles de Cuba siguen custodiadas por policías y boinas negras e internet apenas empieza a volver, con las redes sociales todavía bloqueadas en muchos casos, estas protestas en Cuba parecen marcar una nueva dinámica de expresión en una isla que lleva más de 60 años bajo el mismo sistema.
Cuba ha pasado demasiado tiempo aislada y ahora, con o sin internet, los cubanos se resisten a seguir desconectados del mundo y de su propio destino.