La erupción del volcán Kilauea podría durar varios meses más, esto es lo que dicen los expertos
El pasado 3 de mayo, el mundo fue testigo de uno de los espectáculos naturales más asombrosos: la erupción del volcán Kilauea. El fenómeno fue tan impresionante, que incluso se tomaron fotografías desde el espacio.
Desde los primeros días, esta erupción causó fascinación en propios y extraños, sobre todo por otros eventos que la acompañaron. Un ejemplo de esto fueron los cristales verdes que el coloso arrojó sobre la isla y que llamaron la atención tanto de los pobladores como de los geólogos.
Además de esto, algo que tiene preocupado al mundo es el tiempo que el volcán lleva en erupción: más de dos meses. Esto es principalmente porque el Kilauea se encuentra en la lista de los volcanes más activos del Cinturón de Fuego.
Ríos de lava
En las últimas semanas el magma, el humo y la ceniza han sido las constantes en la costa sur de Hawaii. Más de 10,000 personas han sido evacuadas, miles de hogares quedaron destruidos y docenas de caminos no se pueden utilizar.
La erupción fue tan grande, que incluso se formó un nuevo islote. La lava se enfrió al llegar al mar y se acumuló hasta crear una formación rocosa, la cual quedó conectada con la isla principal por una especie de ‘puente’ de magma.
Actualmente el volcán continúa con actividad y no parece dar señales de detenerse pronto. El Observatorio de Volcanes de Hawaii, del Servicio Geológico de Estados Unidos, presentó un informe en donde detalla que la explosión cubrió más de 23 kilómetros cuadrados con lava negra. También se enfatizó que la erupción podría durar meses o hasta años.
Esto se debe principalmente a la aparición de docenas de fisuras en la superficie del volcán y sus alrededores, mismas que permiten la constante emanación de lava y gases. Tan sólo una de esas fisuras, identificada con el número ocho, permite la salida de 100 metros cúbicos de lava por segundo.
Aunado a esto, el Kilauea es considerado un volcán geológicamente joven, lo que ocasiona que sea muy activo (ha registrado actividad constante desde 1983). Además, está localizado sobre un área en la que se mantiene una presión y temperatura constante sobre el magma, lo que provoca que el flujo de la misma sea constante y no disminuya en poco tiempo. Por si fuera poco, conforme esa lava sube por el interior del volcán, derrite las rocas de sus paredes y aumenta su caudal.
Desafortunadamente, los geólogos no pueden pronosticar cuándo terminará la erupción. Todo depende de la cantidad de magma que haya debajo de la superficie del volcán, un dato que no hay manera de conocer.
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