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Sexualidad

Alguien quiere acostarse conmigo: ¡yo!

Seis ejercicios que incrementarán el placer del contacto contigo misma.
4 May 2016 – 11:28 AM EDT
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Seis ejercicios que incrementarán el placer del contacto contigo. Crédito: Getty Images

Lo hicimos delicioso. Esa frase me salía con tanta naturalidad hace un par de semanas…

Además del cariño en pareja, el recreo erótico había terminado. Al menos eso pensé los primeros días a solas.

Querer, quererse a uno mismo es también el autoerotismo, el deleite de disfrutar la propia piel. Caí en cuenta de que lo había colocado en segundo plano al alojarme en una relación.

¿Dónde estaban esos tiempos prolongados y deliciosos que, más que satisfecha, te dejan radiante de felicidad y relajación?

Por fortuna nunca es tarde para recurrir a los viejos hábitos: la búsqueda del regocijo, paso a paso.


Guía de ejercicios

Ahí está la guía de ejercicios para explorar el orgasmo, que se incluye en The Illustrated Guide to Extended Massive Orgasm, de Steve y Vera Bodansky.

Me gusta porque es sencilla y clara. Además, se enfoca en el placer como tal y no únicamente en una manera de desfogar las tensiones . Lo ideal es hacerlo en solitario y sin presiones de tiempo, para poder disfrutar al máximo:

1- Comodidad

Elige un lugar en donde te sientas relajada y prepáralo de tal manera de que una persona muy importante lo encuentre realmente agradable: esa persona eres tú, por supuesto. Ten a la mano aquello que resulta placentero a tus sentidos: una copa de vino, un vaso con agua, un trozo de chocolate, velas aromáticas, ropa de cama suave, pequeños trozos de fruta, un libro erótico, un juguete, etcétera.

2- Amor a primera vista

Enfócate en las partes que te gustan de tu cuerpo. Cuando nos miramos al espejo, normalmente encontramos algo desagradable. Esta vez será diferente. Observa lo que más te cautiva y también lo que normalmente no miras. Apóyate con un espejo de cuerpo entero y uno de mano.

3- Reconócete al tacto

Presiona un poco, frota, pellizca, lame, acaricia, masajea, jala… Lo que sea que se te ocurra es bueno. Prueba distintas intensidades y acércate a las zonas más sensibles. Comprueba qué extremos eres capaz de experimentar placenteramente.

4- Punto central

Elige un punto de tu cuerpo y traza círculos que se acerquen y se alejen de ese punto, sin llegar a tocarlo: suave y rápido. Ese punto determinado responderá a la reacción de tumescencia, que significa hinchazón y/o erección. Después de llevar una zona a la tumescencia, puedes enfriarla o reducir la tensión sexual frotando de manera lenta y firme.

5- Masturbación

Recorre y juguetea; acércate y retrocede. Lo ideal es usar un poco de lubricante (un par de gotas en el dedo índice o medio está bien). Retira el capuchón y acaríciate. Recuerda que estás explorando, por lo que necesitas probar velocidades, grados de presión y puntos de placer.

Percibe cómo responde tu cuerpo con uno o dos dedos moviéndose de arriba abajo, de izquierda a derecha y con caricias circulares. Una vez que descubras una caricia que te guste, sigue así. No olvides relajarte y respirar de manera natural.

Si te animas, coloca un espejo frente a ti y observa las reacciones a tu propia estimulación: cambio de tamaño, coloración y humedad. Antes de llegar a límite, enfríate un poco cambiando la velocidad o frotando otra parte de tu cuerpo. Esta técnica, de calentarte y enfriarte, incrementa la energía sexual. Entre más energía sexual, mayor será el grado de placer.

Recomendación: proporciona una caricia breve, de arriba abajo, en la parte superior izquierda de la cabeza del clítoris.

6- Conéctate

Ya que lograste una sensación placentera, estás lista para conectarte. Elige otra zona de tu cuerpo y frota ambas partes simultáneamente con la misma orientación y velocidad. Después de un rato, retira tu mano de la zona secundaria que estás estimulando. Si sientes algo, ahí está la conexión. Es normal si no lo notas a la primera: bien dicen que la práctica hace al maestro.


Esto es sólo una guía: al final uno siempre es libre de recurrir a su imaginación para quererse más a sí mismo. Lo que sí te puedo decir es que estos pasos realmente funcionan. La razón es sencilla: te procuras de la misma manera en que lo harías con alguien más.

Y sí, así se siente que alguien te ame en la cama: regocijo, confianza, soltura. Así es como los demás disfrutan tu temperatura, tus expresiones, tu genialidad.

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