Razones por las que el Día de la raza no es tan terrible como puedes creer
En más de media fracción de Occidente, el 12 de octubre se celebra una fecha considerablemente peculiar que, de por sí, ya desde su nomenclatura nos enfrenta a grandes complejidades.
Así, pues, en España es el « Día de la hispanidad» o « Fiesta Nacional de España» según regula la ley 18/1987, « Columbus Day» en Estados Unidos y, por último, « Día de la raza» en América Latina.
Sea como fuere, lo que encontramos en los libros de historia y lo que nos enseñan desde temprana edad en las escuelas es, en apariencia, bastante más simple: se conmemora el descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón.
Claro, en sí, si nos tomamos apenas 3 segundos para pensarlo, entendemos de dónde viene tanta complejidad y por qué hay tantas opiniones diferentes en torno al asunto. ¿Se puede descubrir un continente? ¿Hay gente que realmente cree que América habría prosperado a impensados niveles de no ser por la conquista?
Meditemos algunos detalles y veamos a dónde nos lleva...
¿Cuántas personas había en esas tierras antes de la llegada?
El número exacto de habitantes del continente en la época precolombina aún es desconocido y no existe un consenso en torno a cuántas personas murieron antes, durante o después de la conquista. Asimismo, existen tres grandes corrientes en los estudios históricos que ofrecen diferentes números.
Los alcistas, también referidos como maximalistas y entre los que destacan investigadores como Dobbyns, Borah y Sulmich, sostienen que antes de la llegada de Colón había entre 90 y 150 millones de personas en el continente. Los bajistas o minimalistas, entre cuyos principales referentes están Rosenblat y Kroeber, aseguran que la cifra no llegaba a los 20 millones.
Científicos más contemporáneos como Sapper, Spinden, Rivet o Denevan sitúan la cifra entre los 40 y 60 millones de habitantes, por lo que se suele referir a este grupo como intermediarios.
Sea como fuere, podemos afirmar que esas tierras eran habitadas por entre 20 y 60 millones de personas.
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Sobre la figura de Cristóbal Colón
Cristóbal Colón es una de las figuras más polémicas de las ciencias históricas y eso se debe a que su persona fue mitificada en varios aspectos.
Algunas de las conjeturas que la comunidad científica ha logrado determinar fidedignamente en el estudio y la investigación multidisciplinaria de la conquista son, por ejemplo, que Cristóbal Colón llegó al continente por accidente y que, varios años antes, ya habían llegado embarcaciones de la antigua civilización china y vikingos. Aunque hubo algunos asentamientos, en ninguno de los dos arribos la conquista estuvo en los planes.
Retomando al conquistador, Cristóbal Colón murió a los 54 años en España, pobre y desconocido, en una pocilga de Valladolid, después de haber sido detenido durante semanas por la Corona Española para ser juzgado por las acusaciones de tiranía y brutalidad hacia los pueblos indígenas que recayeron sobre él.
Posteriormente, se le negaron las ganancias que reclamó por «sus descubrimientos» y que ya le había prometido el Rey Fernando e Isabel. Años más tarde, sus herederos reclamaron indemnizaciones a la corona real y hasta hubo varias demandas que se popularizaron como los pleitos colombinos.
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Sobre el descubrimiento de América
Se estima que, luego de que antiguos chinos y vikingos llegaron a América, la expedición que tenía a Cristóbal Colón al mando llegó al continente el 12 de octubre de 1492.
Por una simple cuestión de lógica (en su nivel más básico), no, no es posible descubrir un continente que ya existía, que ya tenía un nombre, en donde ya vivían millones de personas, etnias, culturas, historias y mitologías.
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Sobre la conquista
La cuestión de la conquista es otro de los grandes mitos. El hecho es un hecho científico: el factor determinante en la conquista europea de esas tierras existentes pero desconocidas no fue otro que la enfermedad.
La conquista no fue protagonizada por las armas de fuego europeas, sino por las biológicas. Aunque las personas nos creemos dueñas del planeta, la Tierra es dominada por las bacterias y los virus, no por seres humanos. Los europeos trajeron viruela, tifus y fiebre amarilla, entre otras enfermedades, que en cuestión de días aniquilaron a la gran mayoría de la población indígena.
Sobre el «qué habría pasado»
El tiempo es una variable cósmica que, lamentablemente, las ciencias aún no han logrado entender lo suficiente como para que podamos utilizarla a nuestro favor y, por lo pronto, aún no podemos manipularlo. Sin embargo, hay algo de lo que cualquiera puede tener seguridad y es que el planeta sería un lugar muchísimo más diverso e interesante, con cosmovisiones hoy desconocidas, con miles de lenguas diferentes, formas de buscar el conocimiento, filosofías, literaturas, arquitecturas, medicinas, físicas, astronomías, químicas...
El mundo sería más que la llana binariedad de nuestros días, más que solo Occidente y ese raro Oriente en donde, según nos cuenta la historia y los medios de comunicación masiva, «la gente come perros o es capaz de cometer cualquier atrocidad en nombre de su dios»...
¿Sería América Latina una superpotencia futurista y superavanzada? Lo más probable es que no. La violencia es una característica que ha acompañado a la humanidad desde su génesis y las mismas lógicas de dominación, las guerras y la esclavitud también existían en América antes de la conquista europea.
No podemos saber qué habría pasado, pero sí podemos tener la seguridad de que el mundo no solo sería un lugar más justo, sino también uno más interesante, rico y diverso en todas sus expresiones.
Columbus Day
¿Por qué tanta insistencia en su nomenclatura? ¿Por qué es tan importante el nombre? Pues porque todo es lenguaje y porque nada existe por fuera del texto. Ni siquiera el pensamiento. ¿Cómo pensarías si no lo hicieras con el lenguaje? ¿Cómo haríamos para que algo exista si no usáramos el lenguaje para ponerle nombre?
Aunque pocas veces somos conscientes de la inmensa relevancia que tiene el lenguaje en nuestro existir, este configura nuestra realidad, la carga de sentido y significado, forma nuestra forma de pensar y, por sobre todas las cosas, identifica y regula el poder.
Happy Columbus Day.
¿Día de la raza?
¿ Raza?
Deconstruir, reescribir la historia y conocernos mejor: el colonialismo no ha terminado
Bien, puede que ahora —quizá— te estés preguntando, ¿pero entonces cuáles son las razones para pensar que el Día de la Raza no es tan malo como creía?
Ironía y quizá título engañoso, pero, vamos, esto es Internet.
Las razones por las que esta ocasión no es tan terrible es, en realidad, una. Y una alentadora: la deconstrucción. Voltaire decía que la historia la escriben los vencedores y el filósofo alemán Walter Banjamin retomó la cuestión desde la escuela de Frankfurt a mediados del siglo XX, poco antes de que las corrientes de pensamiento colonialista y poscolonialista iluminaran nuestra forma de ver el relato histórico oficial y la historia de la violencia colonial.
Como decía Hayden White y como Jorge Luis Borges retomaría y ejemplificaría en algunas de sus obras: la historia no es más que otra forma de la literatura. Lo que hace la historia es relatar lo que cree que pudo haber sucedido a partir de lo que cuentan quienes ganaron las batallas y las guerras de la humanidad, quienes se hicieron con la voz, con el lenguaje y el poder.
Todo lo que nos hemos encontrado en los libros de historia, en nuestras clases de historia y en el discurso de nuestras maestras en el colegio no es más que el relato selecto de una serie de posibles acontecimientos recortados de una realidad infinitamente más compleja, en la enorme mayoría de los casos, con fines políticos.
Borges y Derrida
La deconstrucción, como nos propone Jacques Derrida, nos permite desarticular las cosas y pensarlas siempre desde nuevos lugares. No resuelve nada, pero permite entender cómo funcionan ciertas cosas y por qué son del modo en que son, nos permite empezar así a buscar soluciones desde nuevas posturas. Así, la deconstrucción de este hecho no solo nos permite repensarnos como el híbrido y singular ser humano que somos al habitar esta región del planeta, nos da la posibilidad de entender mejor o al menos interpretar con más herramientas nuestra situación, nuestro momento.
América Latina es hija de un pasado de extrema violencia, abuso y vulneración. Pero... ¿ese pasado cuándo terminó? ¿En las independencias? ¿En qué momento América Latina dejó de recibir conquistadores ajenos a su tierra, trayendo enfermedades y nuevos dioses (ahora plásticos, políticos, modelos, estrellas), necesidades y violencia en forma de dictaduras para llevarse, otra vez, riqueza y mano de obra barata?
El asunto es lo que puede llegar a hacer una pequeña y tan básica publicación de Internet en un sitio de noticias, ciencia y entretenimiento como lo es este.
En un mundo ideal, adolescentes (y ojalá no tanto) han leído esta u otras notas similares y han puesto en marcha esa maravillosa capacidad humana que es la reflexión. La neuroplasticidad de nuestro cerebro y la posibilidad de reestructurar nuestras redes neuronales se refleja maravillosamente en nuestro comportamiento.
Si bien las tradiciones y lo preestablecido siempre nos da seguridad y comodidad, nos entumece, nos deja en un letargo rancio y agónico que necesariamente debemos deconstruir.
¿ Día de la raza? ¿ Día de la hispanidad?
Por favor...
Por supuesto que el pueblo español ya nada tiene que ver con esto, que la violencia solo engendra más violencia y que poco sentido tiene ponerse a discutir sobre la culpabilidad (innegable) que hayan tenido estas circunstancias. Pero quien no conoce la historia, firma su condena para repetirla.
Deconstruirla y desarmarla nos da la posibilidad de unirnos desde un nuevo lugar, con una nueva y más nítida mirada que abra las puertas al cambio y el entendimiento.
Cada 12 de octubre recuerda que la historia oficial no es más que otra forma de hacer literatura, una literatura al servicio del poder y la construcción de hegemonía que espera ser deconstruida por nuevas miradas.
Recuerda todo lo que no solo no dejaron ser, todo lo que callaron y siguen silenciando para sostener la seguridad y comodidad que brinda el poder, la tradición y lo preestablecido.
El 12 de octubre es una invitación a pensar y vivir con un ápice más de libertad, empatía y fraternidad...
Feliz Día de la Resistencia Indígena y la Reivindicación de los Pueblos Originarios.
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