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Hernán Casciari: el escritor argentino que comparó a Messi con su perro

Publicado 10 Oct 2017 – 09:41 AM EDT | Actualizado 23 Mar 2018 – 10:14 AM EDT
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Le gusta el fútbol, pero en cada etapa su fervor decrece. Le da vergüenza este deporte, pero lo utiliza para poder describir sus sentimientos. Se sintió en «orsai» cuando se convirtió en inmigrante y comparó a Messi con su perro. Así es Hernán Casciari. Un escritor que intenta ser objetivo en el fútbol, pero la subjetividad se escabulle cuando habla de él y de sus pasiones; un escritor que ya no puede escribir porque dejó de fumar, pero que, a la vez, sigue contando historias. Un inmigrante que vivió en Barcelona y que comparó su vida antes y después del infarto con el conflicto entre Cataluña y España.

Hernán Casciari, un argentino que nació 2 veces. Un argentino que se siente uruguayo, un argentino que infartó en Montevideo, la ciudad que desde chiquito le parecía mágica. Casciari fue un niño que soñó con un Uruguay mágico, que creó personajes montevideanos y que, además, hizo futurología: «Algo raro había. En cierta manera yo sabía que, un día, iba a nacer de vuelta acá».

Ser inmigrante, escritor y «amante» del fútbol

En su biografía se define como escritor y periodista. El argentino que nació en 1971 en Mercedes, Buenos Aires, creó el blog Orsai, y luego la editorial y la revista con el mismo nombre. También escribió varios libros, uno de ellos Más respeto que soy tu madre, que luego se convirtió en un éxito teatral adaptado por Antonio Gasalla. Pero hay otras biografías, como la de su madre, quien lo llama como «mi gordo» y que desde el día en el que nació descubrió que «nunca más descansaría de noche como lo hacía antes. Y supe también que el gordito era único. Todo lo que me hizo sufrir después, lo curaba una sonrisa suya».

Pero también se pueden encontrar otras biografías, como la de un amigo, quien lo vio por primera vez rodeado de gente: «Si lo pienso un poco, no es raro que el primer recuerdo que tenga de él sea ese. Hernán en el centro de la escena, cautivando a sus amiguitos. Siempre fue igual».

Hernán, además de ser sociable y de ser el «gordito» de su mamá, fue inmigrante y vivió en Barcelona. Fue allí donde creó su blog Orsai. Lo hizo tan solo para comunicarse con sus seres queridos y, al cabo de un tiempo, descubrió que con esa página web podía llegar a miles de personas. Y, con el paso de los años, también comprendió que podía hacer más, que podía crear una revista, una editorial y, sobre todo, que podía crear historias y difundirlas sin contar con publicidad.

«Encontré que era muy fácil pasarles un link a mis amigos y parientes para que vieran lo que escribía. Cuando empezó a entrar gente generé un montón de expectativa en mi cabeza», explicó Hernán Casciari en entrevista con VIX. Para todos, Orsai es una revista. Pero para él «es un lugar de encuentro con mis amigos». Se junta con ellos para trabajar porque le cuesta mucho reunirse sin motivo concreto, pero, a la vez, utiliza el trabajo «como una liana para ir hacia un lugar divertido».

Orsai no es simplemente un blog, una editorial o una revista. Orsai es un sentimiento. Orsai es lo que él sintió cuando llegó a Barcelona. «Había una sensación inicial en ir a vivir a Europa que parecía que estaba muy buena. Cuando vivía en Buenos Aires decía “ay, qué bueno vivir allá”. Y una vez que estuve viviendo en Europa me di cuenta de que no era tan lindo, que no era tan divertido; y así fue que lo asocié con el delantero que hace un gol y sale a gritarlo contentísimo, sin darse cuenta de que le levantaron la banderita y que está en offside. Esos 5 segundos humillantes de estar gritando vos solo algo que no ocurrió se parecen mucho a ser inmigrante», dijo.

1-O: el referéndum que terminó de dividir a Cataluña y España 

Vivió durante 15 años en Barcelona. Llegó en el 2000 y 2 años después, durante el mundial de Japón y Corea del Sur, descubrió que la relación entre catalanes y españoles no era la mejor. El primer partido que vio fue España-Serbia. La selección española metió los 2 primeros goles, pero Casciari no escuchó ningún festejo, incluso llegó a pensar que lo estaba viendo en diferido. ¿Cómo un país no celebra un gol? Como verdadero rioplatense, Hernán esperaba un grito, un fuego artificial, un festejo, algo. Esas dudas estuvieron presentes hasta que Serbia metió un gol y los catalanes explotaron: «Estaban esperando el gol de los otros. Ahí me di cuenta de que algo raro estaba pasando».

No solo vivió más de una década en Barcelona, sino que también tuvo una hija. Nina tiene 13 años y el referéndum del 1 de octubre de 2017 la llevó, irremediablemente, al mundo de la política. «Fue mi corresponsal más directa», manifestó. «Hace un año le preguntabas sobre esto y no tenía idea. Pero ahora le preguntás y sabe todo. En su grupo de amiguitos se pelearon por este tema. Después de ver a los policías pegándole a una viejita tenés que posicionarte».

Cataluña y España: dos Casciaris en una misma persona

En la ciudad que le parecía mágica, el 9 de diciembre de 2015, Casciari infartó. Volvió a nacer en Montevideo, Uruguay. Su vida cambió radicalmente, pero nunca dejó de contar historias. «Hay un Casciari antes del infarto y uno después. Son completamente distintos. Es como si fueran Cataluña y España, dos personas distintas», contó. Ahora vive de día, duerme de noche, tiene una familia en Buenos Aires —algo que nunca había ocurrido «de este lado del charco»—, no fuma tabaco ni marihuana, pero tampoco escribe. Ahora se dedica a contar historias, en la radio o en el escenario.

«Sé que este es el único Casciari que tiene más posibilidades de no morir. Me divierte muchísimo saber que se puede hacer el esfuerzo de cambiar. Es muy divertido saber que esta entrevista no la podríamos haber hecho acá, en un lugar cerrado, porque no podía estar 10 minutos sin fumar. Este Casciari es libre. Pero el otro Casciari me gustó mucho también».  

Se acerca su segundo aniversario luego del infarto, y Casciari cree que ya está listo de cambiar nuevamente y volver a escribir. «Durante 15 o 20 años escribí de esa manera —es decir, fumando—. Me daban mucho placer esos rituales. Después del infarto escribí 2 o 3 cuentos, pero no sentí ningún tipo de placer en la ejecución. Ya encontré otros rituales y estoy comenzando a escribir de nuevo», explicó.

Contar historias y divertirse

Lo tiene decidido. Va a volver a escribir. Casciari hace radio y se sube al escenario, pero en diciembre les va a decir adiós a estas formas de contar historias. Va a dejar Obra en construcción, su obra con Fabiana Cantilo, sus participaciones en diversas radios. Quedan 2 meses y los vive como desde el primer día en el que volvió a nacer: «Me despierto de mañana y sé que tengo una cosa para hacer que está muy buena. Me divierto mucho».

Y es que, como dicen, «siempre se vuelve al primer amor», y Casciari va a volver a él. Va a volver a escribir porque desde que era un niño —cuando ni siquiera sabía leer y escribir— ya amaba las máquinas de escribir. Y porque desde los 13 años escribe y publica. Porque desde que era un niño cuasi adolescente comenzó a trabajar y a que le pagaran por hacer lo que tanto quería —aunque tiempo después se enteró de que no era el diario de su ciudad el que le pagaba, sino su padre—. «Fue un mecanismo muy rápido, muy veloz, no hubo tiempo de soñar con esto, trabajé», manifestó. 

Messi, su perro y su padre

Cuando cuenta historias y recibe más atención de la esperada, Casciari sabe que tiene que sentarse a escribir. Un día le comentó al diseñador de la revista Orsai que Messi se parecía a un perro que él tenía, y la atención fue absoluta. Lo supo: esa historia debía convertirse en cuento, aunque no cree que haya sido un gran texto.

Pero Casciari no solo compara a Messi con su perro; Casciari tiene impregnado en su piel, y en su pluma, al fútbol. Aunque diga que ya no tiene tanta pasión y que le da «hasta un poco de vergüenza». «Nos comimos el personaje —dijo Casciari mientras hablaba del hincha, del jugador y del periodista de fútbol—. Ahora los jugadores hacen unas coreografías de falsa emoción; los relatores, una coreografía de falso grito; los hinchas, una coreografía de exageración pasional… pero nada es verdad (...) No me parece genuino. Nos comimos el personaje y, de repente, el fútbol es la cosa más importante del mundo. Es un juego, es muy divertido, pero que se muera gente alrededor de todo eso me parece una pavada enorme».

Su padre desde pequeño le inculcó la pasión del fútbol. «Hoy creo que si mi papá no hubiera sido tan fervoroso como transmisor, a mí no me gustaría tanto», expresó. Casciari es argentino; Casciari, como la mayoría de los rioplatenses, vive el fútbol de manera intensa, pasional. Pero en plenas eliminatorias —y luego del partido de Argentina contra Perú en el que empataron 0 a 0— Casciari sintió el placer de no estar en Argentina: «Ese mismo partido visto en mi país hubiera sido el invierno. “Vienen los 7 jinetes del Apocalipsis, vamos a morir desangrados, ahhh”. Lo vi en un país ajeno, apagué la tele y me fui. En Argentina eso no pasa, te taladran el cerebro, tenés que hablar de eso».  

Él es Casciari, el hombre que nació 2 veces, que se convirtió en inmigrante y se comparó con un gol en posición adelantada. Es el escritor que se comparó con Cataluña y España, el argentino que comparó a Messi con su perro.

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