Las peores restauraciones de la historia del arte
En 2012, todos conocimos el Ecce Homo de Borja. La inverosímil historia de una pequeña obra de arte arruinada por una anciana, quien dijo se animó a restaurarla, plagó las redes. Más aún la imagen del resultado final: un trabajo de aficionado sencillamente hilarante.
Restaurar arte es un asunto en extremo delicado, especialmente considerando el valor de las obras por quien la firma. Después de todo, esos trazos originales y tan propios, lo son todo y el fallido Ecce Homo no ha sido el único «no puede ser» en la historia del arte.
Estas restauraciones pasaron al muro del terror del arte por el trabajo de aparentes inexpertos. ¡Peor fue el remedio que la enfermedad!
Castillo de Matrera
Construido en el siglo IX, el Castillo de Matrera fue declarado Monumento Nacional de España en 1949 y Bien de interés cultural en 1985.
Su falta de mantenimiento ocasionó que en 2013 se derrumbara gran parte de la torre y en 2016 se autorizó su restauración. El resultado final fue considerado como «una vergüenza y desprestigio» por Hispania Nostra, una organización que defiende el patrimonio cultural y natural español.
El arquitecto detrás de la obra explicó que simplemente se levantaron los muros originales intentando dar idea de la obra original con restos de materiales del castillo. A pesar de las críticas, la restauración ganó el premio Internacional Architizer A+ en la mención «preservación». Mira el video y juzga tu cuenta.
El árbol de la fertilidad
Aunque data del siglo XIII, este fresco fue descubierto hace poco más de una década en la ciudad toscana de Massa Marittima. Desde entonces, fue sometido a una restauración que, al parecer, fue más bien una censura.
Quienes se encargaron del trabajo, «fregaron» y desaparecieron algunos testículos y además, pintaron sobre los falos que colgaban del árbol. Al ser acusados, los restauradores aseguraron que no fue algo intencional.
La barba de Tutankamon
Como si se tratara de una travesura de niños: en plenas laborales de limpieza de la máscara de Tutankamon, los empleados del Museo Egipcio del Cairo rompieron su barba y no se les ocurrió mejor idea que ponerla de vuelta con pegamento tipo Epoxi.
La chapuza fue puesta en evidencia por un trabajador del museo quien tomó fotos de la «restauración» y las envió a los medios de comunicación de forma anónima. Afortunadamente, fue reparada apropiadamente. ¿Les caerá la maldición a los «restauradores»?
Fresco de la dinastía Qing
Descuidados durante años y ante el creciente turismo, se decidió restaurar los frescos de la dinastía Qing ubicados en el Templo Yunjie en la provincia Liaoning, China.
Estos «profesionales» mantuvieron la temática religiosa, pero cambiaron los personales y usaron colores muchos más brillantes, impropios de la época. Dos personas fueron detenidas por lo ocurrido.
Mosaicos de Hatay
¿Arte moderno? Diez frescos exhibidos en el museo de Hatay, Turquía, fueron «restaurados» y el resultado final fue comparado con el de una caricatura. El ministerio de la cultura detuvo el resto de las restauraciones y aseguró que investigaría el caso.
El niño Jesús de Ontario
Maleantes robaron la cabeza del niño Jesús apostada en el cementerio de Sudbury, en Ontario, Canadá. El sacerdote de la comunidad solicitó presupuesto para la restauración y al ver los altos costos, contrató a un artista local.
El resultado final parece salir de Los Simpsons, sino del propio infierno.
Ecce Homo de Borja
La humedad y el tiempo poco a poco dañaron el fresco Ecce Homo pintado por Elías García Martínez en el Santuario de la Misericordia de Borja, Zaragoza.
Al ver su estado, una anciana devota y aficionada a la pintura se decidió a repararla, según ella con permiso de la Iglesia (algo negado por ellos). El resultado fue bastante parecido a una caricatura.
La mujer rió de último: su error incrementó el turismo en la zona y hasta se le escribió una ópera.
¿Conoces otros casos de restauraciones terribles?