La relación entre los tatuajes faciales y la demencia
Hace poco vimos las 15 peores fotos de tatuajes en presos. Y realmente me asustó el estereotipo que indica que existe una relación entre los tatuajes y el crimen, ya que me parece ridículo. Pero investigando un poco más me encontré con más y más fotos de presos tatuados donde en muchos se repetía el mismo factor: los tatuajes.
No es por ponerme paranoico ni en plan de víctima, pero es cierto que los policías desconfían de las personas con tatuajes. Y los peatones también. Y si los tatuajes son faciales, más es la sospecha, más te persiguen. Hay algo con el rostro que hace que un tatuaje allí genere mucha impresión y rechazo en las personas.
Si bien decir que nuestra cara es una carta de presentación al mundo suena a frase prefabricada, es cierto que para muchas personas es un fuerte indicador. Sobre todo si estamos buscando trabajo. Más allá del cliché de la frase, es una realidad que nuestro rostro dice mucho a las personas de cómo somos.
Y para muchas personas un rostro tatuado es símbolo de demencia, de que la persona tiene algún desequilibrio mental y que puede ser peligrosa. Y desgraciadamente hay casos en los que estos prejuicios están fundamentados.
El ejemplo más claro (y famoso) es, sin dudas, el de Mike Tyson, cuya cabeza no se encuentra en las mejores condiciones. Algunas acusaciones de violación y una dieta a base de orejas en su haber lo confirman (o al menos lo dejan bajo sospecha). El tierno Michael Gerard no parece estar en todos sus cabales. Y su tatauaje facial no hace más que sumar un punto a favor del estereotipo.
A las pruebas me remito. Pero aunque "para muestra haga falta un botón", no alcanza con un solo caso. El problema es que hay más.
Sé que la generalización está mal y no ayuda a las personas que tienen tatuajes faciales en mantener una buena reputación. Pero la etiqueta puede ser cambiada. ¿Cómo? Demostrando que la personalidad es más importante que un simple tatuaje.