Actualmente hay más de 19,000 inmigrantes, en su mayoría haitianos, viviendo en pequeñas tiendas en la población de Necoclí, Colombia, en la frontera con Panamá, a la espera de que les permitan continuar su recorrido hacia EEUU. Los indocumentados hacen filas interminables para comprar boletos que los lleven en lancha a la frontera. Panamá sólo permite un número mínimo de entradas al país, por lo que el represamiento de personas es cada vez mayor.
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