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Hipertensión

Insistirle a los médicos salvó a esta hispana de morir de un ataque al corazón

Margarita Pineiro era joven y saludable, pero todo cambió súbitamente una mañana en la que amaneció con un extraño malestar. En vez de descansar o esperar a que se le pasara, fue de inmediato al hospital. Esa decisión -y abogar por su salud ante los doctores- le salvó la vida. Con motivo del Mes del Corazón, aquí cuenta su historia.
Publicado 20 Feb 2023 – 09:24 AM EST | Actualizado 22 Feb 2023 – 10:52 AM EST
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De no haber ido de inmediato al hospital ante un malestar que era fácilmente atribuible a otras causas y de no haberle insistido a los médicos que le repitieran el electrocardiograma una tercera vez luego de que los primeros salieran normales, la historia de Margarita Pineiro quizá sería otra.

Su ataque al corazón no fue evidente inicialmente para ella y, ni siquiera, para los médicos. Conocer su cuerpo, estar atenta a sus señales y abogar por su salud una vez en la sala de emergencias le salvaron la vida a esta madre de dos que para ese momento apenas tenía 41 años.
Su caso no es aislado.

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en mujeres en EEUU. 45% de las mayores de 20 años vive con alguna forma de cardiopatía y las hispanas son más propensas a desarrollarlas 10 años que sus pares de otros grupos demográficos, advierte la American Heart Association (AHA por sus siglas en inglés) en la web de su iniciativa Go Red for Woman.

Meses antes de aquel 21 de septiembre de 2021 en el que la salud de Pineiro inesperadamente se complicó, su hermana había sufrido un ataque masivo al corazón que la dejó conectada a un respirador artificial y que logró sobrevivir gracias a un milagroso trasplante.

Pero a diferencia de ella, Margarita no tenía ninguna condición preexistente que elevara su riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y, en apenas abril -cinco meses antes de sufrir el infarto-, había salido bien en el chequeo médico del corazón que se hizo preventivamente motivada por la traumática experiencia de su hermana.

“Lo que le ocurrió a ella nos forzó a aprender tanto de la salud cardiovascular. Siempre digo que me salvó la vida porque gracias a eso es que yo estaba tan vigilante. Eso nos obligó como familia a hablar del tema y a aprender mucho”, cuenta a Univision Noticias.

No obstante, al momento de amanecer con un cansancio extremo no ató los cabos de inmediato.

Me sentí exhausta, como si alguien de pronto me sacara todo el aire. Pero me senté, traté de recomponerme y un ardor en el pecho, como si fuera un reflujo intenso que me hizo preguntarme si sería por algo que había comido la noche anterior”, relata sobre ese primer síntoma que está asociado a los infartos y que puede pasar desapercibido.

Una molestia en el brazo fue la segunda señal de alerta, pero esa también tenía otra explicación. “Creí que había dormido en la posición incorrecta. Que me dolía la barriga por algo que cené y que estaba cansada porque las madres siempre estamos cansadas”.

Ataques al corazón no sólo se manifiestan con el clásico dolor en el pecho

Esa tendencia a subestimar o a darle otra explicación a los síntomas de un infarto es bastante común, advierte a Univision Noticias, Fátima Rodríguez, cardióloga y experta voluntaria para la iniciativa Go Red for Woman de la American Heart Association: “ Siempre le digo a mis pacientes, no asumas que es reflujo porque no sabes cuántos vemos que dicen: ‘oh me sentí mal por un par de días, pensé que era acidez’. Buscan excusas y luego llegan y tienen un gran infarto”.

Es algo que médicos como ella ven con frecuencia, particularmente en mujeres: “Especialmente con las más jóvenes, se ignoran los síntomas o ellas están ocupadas cuidando a los demás y no reciben mucha atención. Además, sabemos que las mujeres pueden sufrir otros síntomas distintos al clásico dolor en el pecho: pueden tener náuseas, dolor en el brazo u otros que no las hagan sospechar de un infarto”.

Lo que convenció a Margarita de que algo estaba realmente mal y que debía ir de inmediato al hospital fue una sensación en la boca: “El mayor síntoma que me hizo dejar de intentar racionalizar lo que estaba pasando y que no pude ignorar fue cuando mi mandíbula se entumeció. Le pedí a mi esposo que llevara a los niños a la escuela porque si algo iba a ocurrirme, no quería que lo vieran”.

“¿Será un infarto?”: Reflujo o indigestión pueden ser señales de alerta

La posibilidad de estar sufriendo un ataque al corazón no le pasó por la mente a Margarita hasta que vomitó en el cambio hacia el hospital. “Le dije a mi tía que me estaba llevando: ‘¿Será un infarto?’”.

Una vez en la sala de emergencia, los médicos insistían que no lo era; que quizá todo se debía a un ataque de ansiedad o indigestión. Los signos vitales estaban bien y el electrocardiograma había salido normal. Pero el malestar no cedía y Margarita sospechaba lo contrario: pidió que lo repitieran.

Cualquier otra persona hubiera dejado de insistir al momento en que esa segunda prueba no mostró nada irregular. Sin embargo, ella tuvo el coraje de no conformarse y de rogar que la hicieran una tercera vez.

“Conocía mi cuerpo y sabía que algo no estaba bien. Era demasiado a la vez. Sabía lo que es estar cansada, lo que es un dolor de estómago, pero que todo ocurra a la vez y que me sienta tan mal como para no superarlo, no es normal y me hizo presionarlos. Algo dentro de mí me decía que insistiera por otro electrocardiograma”, relata en conversación con Univision Noticias.

Aun así, cuando el tercer electrocardiograma y los resultados de unas pruebas de sangre le confirmaron que -en efecto- estaba sufriendo un ataque al corazón casi no lo cree.

Estaba en shock al igual que los médicos. No fue lo típico. La energía en el ambiente cambió de inmediato”, cuenta.

Un inexplicable desgarramiento en la arteria fue la causa

En cuestión de minutos llevaron a Margarita al laboratorio de cateterismo donde un cardiólogo descubrió que tenía un ataque al corazón activo debido a una disección espontánea de las arterias coronarias, también conocido como SCAD por sus siglas en inglés. En pocas palabras: un desgarramiento de la arteria coronaria.

La de ella fue tan severa que, en vez de recurrir a medicación como basta en la mayoría de los casos, hicieron falta stents (endoprótesis vasculares) para repararla.

Contrario a lo que ocurre con el 80% de los ataques prematuros al corazón que son prevenibles, todo apunta a que el de Margarita no lo fue.
El médico le dijo lo ocurrido no tiene explicación y que no hay nada que ella hubiera podido haber hecho para evitarlo, algo que le ha costado asumir. “Uno quiere respuestas. No saber es duro. Cinco meses atrás me había hecho un chequeo del corazón, ¿cómo pasé de eso a un bloqueo del 99%?”, se pregunta.

Ser joven y saludable no te exime de sufrir un ataque al corazón: no desestimes los síntomas

Según la Clínica de Mayo, los SCAD son poco frecuentes, pero sí más comunes en mujeres entre 40 a 50 años, que por lo general no tienen factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares como presión arterial alta, colesterol elevado o diabetes.

Tras lo ocurrido, Margarita consultó a los especialistas que trataron a su hermana para ver si habría alguna conexión, pero pruebas genéticas no han arrojado ninguna pista.

El por qué, sin tener antecedentes médicos y ser joven y saludable, sufrió ese ataque al corazón es un misterio que tendrá que aceptar. Lo que está claro es que marcó un claro antes y después en su vida y en la de su familia.

De una vitamina al día a cinco pastillas diarias de por vida

De ser alguien que solamente tomaba una vitamina al día, Margarita deberá medicarse con cinco pastillas diarias de por vida. Haber sufrido un ataque al corazón además aumenta su riesgo de sufrir otro.

Si en el pasado ya cuidaba lo que comía y se ejercitaba, desde el infarto se enfoca en prestar mayor atención a sus niveles de estrés y a anteponer el autocuidado.

“He entendido que el estrés es gran parte de la enfermedad cardiovascular, algo que no había factorizado tanto en el pasado. He aprendido a manejarlo mejor. Las hispanas son duras y fuertes, pero debemos asimilar que está bien ponernos a nosotras primero”, insiste.

Su mensaje a otras mujeres es “conocer la historia familiar, dejar de googlear, no auto diagnosticarse e ir al médico”.

Yo perfectamente hubiera podido tratar de ignorar los síntomas y acostarme a dormir a ver si pasaban. Y de haberlo hecho quizá no estaría aquí hoy”, exclama.

Un mensaje similar al de la cardióloga Fátima Rodríguez quien recalca que, si sientes que algo no está bien, más vale que seas precavido. “Mucha gente, especialmente las mujeres no quieren buscar ayuda médica, pero al final está bien si es una falsa alarma. Si vas al médico y te dicen que no hay nada mal pues ¡genial! Lo que no querrías es ignorarlo y equivocarte, porque podría poner en peligro tu vida”.

Aunque el caso de Pineiro es uno de los pocos en los que todo apunta a que el ataque al corazón no hubiera sido prevenible, la gran mayoría sí pueden evitarse controlando factores de riesgo.

En palabras de la cardióloga Fátima Rodríguez: “Sabemos que dormir lo suficiente, controlar sus niveles de estrés, hacer ejercicio, todas esas cosas son cosas que todos pueden hacer para prevenir enfermedades cardíacas, no solo para ellos mismos, sino también para su familia. Y estos son difíciles de hacer. Es por eso que la gente siempre está tratando de encontrar medicamentos o algunas soluciones simples. Pero no existe una solución simple y no es ningún secreto que sabemos que esas cosas realmente pueden prevenir eventos no al 100%, sino al 80%. Y eso es bastante bueno”.

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