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Luz del Mundo

Joven dice que La Luz del Mundo lo envió a predicar a Europa, lo explotó y lo abandonó allá

Este exfiel de la iglesia contó a Univision Noticias que lleva varios meses durmiendo en un albergue en otro continente y pasa hambre porque los dirigentes de la iglesia lo dejaron a su suerte. Además, vive como indocumentado porque la iglesia le retiró la residencia legal.
7 Jul 2021 – 06:37 PM EDT
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Un joven que fue misionero de la iglesia La Luz del Mundo dijo a Univision Noticias que lleva más de un año varado en Europa, sin dinero para regresar a México. En ese continente trabajó tres años como campesino, albañil y reparador de bicicletas, pero asegura que un ministro se quedaba con todo su salario y cuando pidió que lo devolvieran a su país la congregación le dio la espalda.

“Desde que me salí de la casa donde vivía mi situación económica es deplorable… Apenas si me alcanza para comer”, afirmó en una conversación telefónica con este medio. El muchacho pidió ocultar su identidad y el país donde se encuentra temiendo represalias de La Luz del Mundo. Asegura que sus padres no han podido comprarle el pasaje de vuelta porque son pobres y, además, quieren que él siga predicando allá.

En sus peores días, relata, ha tenido que pedir comida en las redes sociales a inmigrantes hispanos en ese país. Los últimos siete meses ha dormido en un albergue. Vive como indocumentado porque la iglesia le retiró la residencia legal, que le permitía trabajar legalmente, al echarlo de aquella vivienda, dice.

El joven narra que hace unos meses fue a la Embajada de México en ese país para pedir que le ayudaran a volver con su familia, pero dice que le indicaron que la institución que lo llevó a Europa debía regresarlo. Él prefirió no presentar una queja. Este medio se comunicó con esa sede diplomática y un representante indicó que no podían hablar de ningún caso en particular sin la autorización de la Cancillería. Hasta la publicación de esta nota la Cancillería no otorgó el permiso. El funcionario sí reveló que a la fecha no han recibido ninguna denuncia contra La Luz del Mundo en aquella nación.

La iglesia se negó a contestar preguntas sobre lo que catalogaron como “afirmaciones anónimas”, pero en un comunicado afirmaron: "Nos extraña este tipo de afirmaciones, pues La Luz del Mundo ha abierto bancos de alimentos en todo el mundo durante la pandemia y se ha asegurado de que todos en sus comunidades, miembros y no miembros, no pasen hambre”.

El relato del muchacho varado en Europa es similar a las denuncias de exfieles que alegan que la iglesia ha tenido un ambicioso plan para extenderse en todo el mundo a expensas del sufrimiento de los predicadores.

La congregación señala que tiene cinco millones de fieles en casi 60 países y que sigue creciendo a pesar del arresto de su líder Naasón Joaquín García, quien desde hace dos años se encuentra preso en California por varios cargos de abuso sexual de menores. Él se ha declarado no culpable. El comienzo de su juicio se programó para el próximo 27 de septiembre.

“A estas personas simplemente las están usando para sacar más ganancias para ellos (los líderes de la iglesia). Es el caso de este muchacho”, dijo un exfiel de La Luz del Mundo que ha estado apoyando económicamente al exmisionero que está lejos de su país. “Naasón quería en poco tiempo expandir su imperio de manera exponencial, sin importarle el sufrimiento de estos muchachos”, reclamó.

“Naasón quería que hubiera un grupo de jóvenes en todas partes del mundo, sobre todo en Europa, en todos los estados de Estados Unidos, Australia, Centro y Sudamérica”, agregó.

“No había qué comer”

Según el testimonio de este joven varado en Europa, la iglesia compró su pasaje de avión y los primeros meses pagó la renta de la casa donde vivían él, otros 29 misioneros y la familia de un ministro local, quien estaba a cargo del grupo. “Después se nos dijo: ‘Ahora van a tener que trabajar y pagar el alquiler, que era carísimo”, narró.

Se empleó como campesino, albañil, repartidor de publicidad y reparando bicicletas. Las mujeres del grupo, dice, se dedicaban a limpiar residencias lujosas. Al final de la semana laboral todos entregaban el sueldo al pastor, quien lo administraba para pagar la renta, comprar comida, tomaba el diezmo (el 10% del salario que exige la iglesia) y el resto lo usaba para gastos personales y del templo. “De ese dinero no nos quedábamos ni con un centavo”, detalló.

Estima que del ingreso de todos los evangelizadores sobraban unos 400,000 pesos (20,000 dólares) cada mes, que supuestamente iban a una caja de ahorro. “Pero nunca supimos a dónde se iba ese dinero. Cuando veíamos ya no sobraba nada. El ministro llegaba con facturas: ‘Hice estas compras y ahí está la factura’… Decía que compraba sillas nuevas, a veces sí, pero sabíamos que no costaban eso. A veces eran gastos personales del ministro o médicos. O compraba adornos y flores para el templo y llegaba con esas facturas y decía: ‘Me tienen que pagar este dinero’”, relata.

Sumando un sueldo semanal equivalente a 5,000 pesos (250 dólares), este muchacho cree que llegó a ganar alrededor de 780,000 pesos (39,000 dólares) en tres años, de los cuales casi ni tocó. “Una vez vi algo de dinero cuando unos jóvenes pasaban necesidades, se enteró el ministro que no teníamos dinero para comprar desodorantes, champú y pasta de dientes. Nos dijo que nos quedáramos con (el equivalente a) 1,000 pesos (50 dólares). Es la única vez que recuerdo que nos dio algo”, afirmó.

Eran los padres de este joven los que se encargaban de cubrir sus gastos personales en Europa. Le mandaban cada que podían unos 50 dólares. “A veces ni para un pantalón me alcanzaba”, cuenta.

Les exigían trabajar tantas horas que el objetivo de su viaje, predicar la palabra de Dios, dejó de ser una prioridad, aseguró. “Trabajábamos desde que salía el sol hasta que se metía, y a veces no había qué comer… Nos íbamos a trabajar sin desayunar”.

“Yo quiero regresarme a mi país”

Además, los familiares del ministro, que vivían en la casa que ellos arrendaban, les exigían encargarse de la limpieza. “Nos trataban como esclavos. Nos daban órdenes ensañándose de nosotros. Incluso sus hijos nos tronaban los dedos cuando querían que hiciéramos algo”, afirmó.

El día que este exmisionero se cansó del maltrato, se presentó ante el pastor y le dijo que se quería regresar a México. Nunca esperó su reacción: retirarle la residencia y darle tres días para salir de la casa. “Me dijo: ‘Te regresas a México, no sé cómo le hagas. Se te agradece el tiempo en la obra (así le dice la iglesia a predicar fuera de una comunidad) y que Dios te ayude a prosperar’”.

“Yo quiero regresarme a mi país”, implora este muchacho que dejó de creer en Dios por lo que, según él, ha sufrido en Europa.

Un ministro centroamericano, quien aceptó hablar con Univision Noticias bajo la condición de que no se publique su nombre, dice que durante la cuarentena por el coronavirus le tocó alimentar a decenas de jóvenes evangelizadores que fueron “abandonados” por la iglesia.

Los predicadores pidieron ayuda económica a quien maneja las finanzas en ese país, pero este no quiso ayudarlos, dijo el pastor. “Les estuvimos llevando alimentos… Uno de mis amigos murió haciendo ese trabajo, porque le dio Covid. No lo superó porque ya era mayor, tenía 65 años”, lamentó.

Este medio también le preguntó a la iglesia sobre las denuncias de este pastor, pero esta no se pronunció al respecto.

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