Tres jóvenes hispanos cuentan cómo buscaron consejo para elegir carrera universitaria

Tatiana Patiño: “A mis profesores les pregunté todo lo que necesitaba saber para ser como ellos”
Tatiana Patiño nació en Cali, Colombia, pero a los 4 años llegó a Estados Unidos con sus padres y hermano mayor. Desde esa edad recuerda que jugaba con sus muñecas a ser maestra en su casa en Georgia, Atlanta, sin saber que aquella forma inocente de entretenerse era una señal de lo que más adelante sería su vida.
Patiño, de 19 años, menciona que cuando comenzó la secundaria no estaba clara sobre lo que deseaba estudiar en la universidad, pero luego de que tomó una clase de Sociología –en décimo grado– le empezó a interesar la Educación. No obstante, contó, fueron sus consejeros y profesores quienes la ayudaron a tomar la decisión final.
Cuando uno de sus maestros la nominó al Governor's Honors Program comenzó a descubrir parte de sus fortalezas y habilidades. Aprendió de Literatura, Poesía, Análisis de películas, y empezó a escribir sobre estos temas. “El programa me dio seguridad en mí misma. Estar allí me aclaró las ideas y me hizo descubrir que la literatura es mi fuerte”.
Con sus profesores despejó las dudas que tenía sobre lo que implica ser maestra. “Ellos me motivaron, me informaron todo lo que significa ser docente, me contaron de lo que se trata el trabajo realmente, lo que es bueno (y lo que no tanto) y me brindaron consejos muy específicos. A ellos les pregunté todo lo que necesitaba saber para ser como ellos”, destacó.
La estudiante comentó que aunque entró a Harvard segura de la decisión de su carrera, le ha costado convencer a su familia de que está en el camino correcto. “Existe una idea de que hay unas carreras como la medicina y el derecho que son más prestigiosas o más importantes que otras. Ser maestra no suele ser una de esas profesiones, pero mis experiencias me han demostrado que los profesores juegan un papel crucial en el progreso de nuestra sociedad. No basé la decisión de mi carrera en la cantidad de dinero que voy a ganar sino en el impacto que quiero tener en mi comunidad”.
Luis Otero: “Seré un abogado que ayude a inmigrantes indocumentados y hablar en español será la ventaja competitiva de mi negocio”
Luis Otero tiene 19 años, nació en Guanajuato, México, y no tiene ninguna duda de que por haber trabajado desde los 12 años de edad –cuando estaba en sexto grado– y por ser un beneficiario de DACA lo suyo son los negocios y las leyes.
No recuerda un año de toda su vida como estudiante en el que no se haya esforzado por ser el primero de su clase, pero redobló sus esfuerzos cuando comenzó la secundaria y cayó en cuenta de que por ser indocumentado no le sería fácil recibir ayuda económica para estudiar en la universidad. Se concentró aún más en ser un excelente estudiante y no renunció a los dos trabajos que tenía para ayudar a sus padres: en un restaurante mexicano, y otro en Ethicon, una empresa del grupo Johnson & Jonhson, en la que se desempeñó como asistente administrativo..
“Dormía diariamente entre cuatro y tres horas, porque después del trabajo llegaba a mi casa a estudiar. Pero no tenía tiempo para desviarme, de lo contrario no me darían una beca. Tomé clases avanzadas y estudié tres veces más que mis compañeros nacidos acá. Tuve que demostrarle al sistema que valía la pena que confiaran en mí”, indicó a Univision Noticias el estudiante de Negocios Internacionales, y Economía y Política en The George Washington University.
Aunque nunca tuvo dudas sobre lo que quería estudiar, Otero recurrió a la guía de consejeros para sentirse plenamente seguro de su decisión y para saber a cuál universidad podría ir en virtud de su condición migratoria.
“Crecí en Habersham County, Georgia, un pueblo muy conservador y quizá un poco racista. Entonces no sentía confianza para hablar como indocumentado con mis compañeros o los directivos del colegio. En noveno grado conocí a los consejeros de la organización Hope y me brindaron mucho apoyo, además de que creyeron en mi potencial. Como no podría aplicar a las universidades más prestigiosas de Georgia porque por ser DACA no me admitirían, ellos me mostraron otros caminos”. Dado el buen promedio de Otero, David Araya y Angela Hurtado, los directivos de Hope, lo nominaron a la beca Posse, que apoya a jóvenes que han desarrollado el liderazgo. Así obtuvo una beca completa que le cubrirá los cuatro años de estudio que cursa en The George Washington University, y que serán el escalón previo a la carrera de Derecho.
“Seré un abogado que ayude a inmigrantes indocumentados y hablar en español será la ventaja competitiva de mi negocio. En mi pueblo no hay muchos abogados que sepan este idioma y eso los limita. Quiero abogar por mi comunidad y para eso destinaré parte del dinero de mi negocio a organizaciones que ayudan a hispanos”, afirmó el joven, que llegó al país a los 2 años de edad.
Armando Cendejas: “Todo lo que hablé con mi fisioterapeuta me impulsó a tomar esta decisión”
Armando Cendejas estaba tan enamorado del beisbol cuando estudiaba high school que jamás pensaba que su destino podría estar lejos del campo. Pero una lesión inesperada lo sacó definitivamente del terreno de juego y lo acercó a lo que se convertiría en su nueva pasión: la Fisioterapia.
“Yo no tenía idea de lo que quería estudiar porque lo que más me interesaba era jugar beisbol. Pero cuando me lesioné tuve que visitar tanto a una fisioterapeuta que empecé a considerar su profesión como algo que podría interesarme”, relató a Univisión Noticias el joven de 21 años, estadounidense con raíces mexicanas.
“Un día, cuando estaba en undécimo grado, fui a la oficina de la fisioterapeuta y le pregunté todo lo que me interesaba de su trabajo. Definitivamente, todo lo que había visto de este oficio más todo lo que hablé con ella me impulsó a tomar esta decisión”, expresó el estudiante del segundo año de Fisioterapia en el Indian River State College, que está ubicado en Fort Pierce, Florida.
Para estar seguro de la decisión que tomaría, Cendejas visitó a los consejeros de su escuela y ellos le explicaron que, si bien la carrera que escogió no es de las más sencillas de estudiar, con mucho trabajo y dedicación podría graduarse.
“También visité muchas páginas de Internet. Pasé horas leyendo sobre todo lo que hacen estos profesionales para saber si de verdad podría estudiarlo y si me gustaría trabajar en eso”, recalcó. Al graduarse su idea es poder atender a niños deportistas que se hayan lesionado.
Aunque el padre de Cendejas preferiría que su hijo fuera odontólogo o abogado porque piensa que hay más campo de trabajo en esas profesiones, ha respetado su decisión. “A él le gustaría verme en algo superformal, pero un trabajo en el que tenga que ponerme una corbata todo el día no es para mí”, enfatizó.